Corporación La Esperanza cumple 15 años y proyecta fuerte expansión a regiones

A los cinco centros de rehabilitación que actualmente posee, sumará este año uno en Arica, y en 2011, otro en Valparaíso. La meta es abrir un recinto por año.

Carolina Ubilla Bornand
(El Mercurio – 20/10/2010)

Con una ceremonia en el Teatro Municipal de Las Condes, la Corporación La Esperanza festejó el cumplimiento de quince años en la tarea de rehabilitar a personas de bajos recursos con problemas de drogadicción.

La institución, presidida por el senador Jaime Orpis (UDI), cuenta con cinco centros y prepara un ambicioso proceso de expansión que tiene como meta llegar a todas las regiones del país, abriendo un centro de rehabilitación por año.

El próximo mes se concretará la apertura del sexto recinto a cargo de la corporación, el que se levantará en Arica. En 2011, en tanto, será el turno de Valparaíso.

Ana Luisa Jouanne, directora de la institución y esposa del senador Orpis, asegura que la demanda en regiones es amplia. Sin embargo, debido al alto costo de los tratamientos, para expandirse no basta con las donaciones de privados, por lo que el apoyo estatal se vuelve fundamental.

“Tenemos alta demanda en el Maule y el Biobío; también en Magallanes, pero es complejo, porque los programas de rehabilitación tienen alto costo, aproximadamente $4,2 millones por persona al año. Entonces, para el crecimiento que viene, le hemos planteado al Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (Conace) que estamos dispuestos a seguir creciendo, pero ahora vamos a requerir que el 50% sea aporte de ellos y nosotros nos comprometemos a levantar en la región el otro 50%. Queremos que cada región se haga cargo de su centro”, dice.

Financiamiento

En la actualidad, sólo el 10% de los recursos percibidos por la organización proviene del sector público. El otro 90% se compone de las donaciones que realizan las empresas y, en menor medida, las personas naturales. También está la autogeneración de fondos, a través de la prestación de servicios, generalmente capacitaciones preventivas.

Orpis explica que el financiamiento de la corporación no puede depender de los aportes del Estado, pues éstos son anuales, mientras que los tratamientos se extienden hasta por tres años. De ahí la importancia de motivar el aporte privado.

Jouanne agrega que la principal dificultad a la hora de reunir recursos es que las empresas no están dispuestas a ser vinculadas con temas relacionados con la droga. “El tema de la droga es difícil de asumir en cualquier departamento de marketing ; por lo tanto, no hay empresas que quieran ser nuestros aliados o tenernos como imagen corporativa. Incluso, algunas nos piden que se mantenga en reserva que nos donan. Eso es un tema que hay que trabajar”, señala.

Además, añade que “la droga está en el mundo del trabajo; entonces, la apuesta que deberían hacer los empresarios no es sólo colaborar con una institución de beneficencia que aborde este tema, sino también como un tema propio”.

Buenas señales

El senador Orpis cree que pese a que las políticas públicas para prevenir y rehabilitar el consumo de drogas no son suficientes, el Gobierno ha dado señales positivas. “Estamos trabajando una propuesta para establecer un sistema de mayor control en las fronteras. En el tema rehabilitación, se asumió que se necesitaba mayor cobertura, y de aquí a cuatro años se quiere llegar a 42 mil cupos. Donde falta un empujón fuerte es en aprobar el proyecto de ley que establezca obligatoriamente materias vinculadas a la prevención en los colegios”.

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“Hoy en día tenemos muy poco aporte del Estado; pero para seguir creciendo, necesitamos aumentarlo, porque hemos llegado al tope de nuestra capacidad de pedir”, dice Ana Luisa Jouanne.

RECURSOS

El 10% de recursos percibidos por la organización proviene del sector público.

La historia de la institución y su crecimiento

La Corporación La Esperanza es una organización privada sin fines de lucro que comenzó a operar en la comuna de San Joaquín en 1995. Según su fundador, Jaime Orpis, el proyecto se inició cuando él representaba en la Cámara de Diputados a las comunas de San Joaquín, Macul y La Granja, período en el que pudo observar de cerca el problema de la drogadicción.

Ése fue el puntapié inicial de un proceso de búsqueda de recursos para abrir el primer recinto de rehabilitación.

Cuatro años más tarde, la corporación decidió abrir el único centro que hasta ahora opera en regiones, en Iquique.

Luego vinieron nuevos proyectos en Santiago, destinados a diferentes grupos de personas adictas a las drogas.

Así, en 2002 se creó un servicio vespertino en Providencia, orientado a usuarios que durante el día realizan sus trabajos o estudios y cuyos tratamientos se adaptan a la jornada de las personas.

Esta opción también otorga la posibilidad a las empresas que habiendo detectado el problema en algún empleado, le otorguen la posibilidad de combatirlo sin alterar su vida laboral.

También existe un centro dedicado sólo a mujeres. Se trata del recinto “Madre Teresa de Calcuta”, en Huechuraba, el cual acoge a personas de distintas comunas con problemas de adicción.

El quinto recinto en funcionamiento se emplaza en la comuna de Recoleta, y se dedica al tratamiento de adolescentes. No sólo se trata a jóvenes con problemas de drogadicción, sino tambien a menores de edad que cometen delitos y que, además de consumir drogas, consumen alcohol o tienen otros trastornos.