[OPINIÓN] Rancagua: Más población, más recursos, peor calidad de vida
Por Gabriel Dintrans
Para algunos es un misterio total que Rancagua ha tenido un crecimiento explosivo durante las últimas 4 décadas, incluso para sus mismos habitantes que poco y nada saben de la historia de esta curiosa ciudad. Si nos remontamos a la década del 50, la población apenas rozaba los 60.000 habitantes, ahora la conurbación Rancagua-Machalí posee una población de más de 275.000 habitantes, que sube a más de 300.000 si se consideran las comunas aledañas que dependen fuertemente de ésta, hecho que se refleja en que apenas una de cada cinco personas que viva en ésta nació en la misma.
Todo empezó con la construcción de la Carretera del Cobre en el año 1969 que, como dato anecdótico, iba a ser trazada originalmente mas al norte por Graneros, ciudad que en la época era del mismo orden en tamaño que la capital regional, pero cuya comunidad se negó fuertemente en el momento por temor a los daños que ésta podía traer sobre los cultivos. Desde entonces, gracias al auge de la minería del cobre y a la instalación de potencias agroalimentarias, aquella pequeña y aún pueblerina ciudad tuvo un crecimiento explosivo.
La cobertura de agua potable pasó de las calles céntricas del damero a cubrir la ciudad entera en los años 60. Ésta fuerte expansión terminó por convertirla en una ciudad de primer nivel, con todos sus servicios primarios cubiertos y con una fuerte presencia de sector terciario. Gracias a la nacionalización del cobre y, actualmente, los buenos precios del metal rojo en los mercados internacionales, hace que la ciudad posea flujos constantes de dinero fresco que los trabajadores mineros no dudan un segundo en gastar.
Además, actualmente la comuna Aledaña de Machalí ha duplicado su población en 10 años, de 15.000 a 30.000 habitantes, debido a la creación de barrios de conurbación para gente de clase media-alta, así como de exclusivos condominios residenciales para el segmento alto. También se empieza a dar el fenómeno de la renovación urbana, con un tercer edificio de más de 20 pisos (Los dos anteriores datan de los años 70), junto con varios supermercados y edificios en condominio.
Hay numerosos casos de gente que, por huir de una saturada y contaminada capital, decide vivir en Rancagua, donde por 1.500 UF tienes una casa de mas de 100 metros cuadrados construidos, en más de 200 metros cuadrados de terreno, en un barrio de clase media-alta a 10 minutos en auto del centro de la ciudad. Centro que queda a menos de 1 hora de Santiago Centro por autopista.
Sin embargo, este crecimiento desmesurado ha repercutido que actualmente es una ciudad sin identidad, sin cultura. Por dar algunos ejemplos:
* La mayoría de los ciudadanos no tiene idea acerca de la historia de la misma.
* No posee teatro municipal.
* No posee un museo de la historia del cobre, ignorando la intima relación de la capital regional con la faena minera.
* No posee lugares de entretención nocturna de calidad.
* Perdió la oportunidad de tener un Casino de Juegos, frente a la opción de San Francisco de Mostazal.
* Tiene un sistema de transporte de pasajeros de baja calidad, al punto de que algunos recorridos dejan de pasar cuando llueve, y que no ofrece recorridos nocturnos.
* No posee una universidad de calidad que haga carreras completas, siendo que el nivel de sus colegios está muy por sobre el promedio nacional (15 puntajes nacionales el años pasado, 2 de una corporación municipal).
Aún peor, con el crecimiento desmesurado llegan los problemas de ciudad grande (atochamientos vehiculares, delincuencia de alto impacto social, aumento del costo de la vida) que hacen que pierda los pocos atractivos que tiene. Si queremos que la ciudad se potencie más allá de una mera ciudad dormitorio o comuna del Gran Santiago, se debe hacerla avanzar en todos los aspectos, no simplemente ensanchar calles y agrandar cada vez más el plano regulador.
Se debe potenciar la cultura, la entretención, la educación como una planificación de aquí a varios años más. Ya es hora que las decenas de proyectos en carpeta (Áreas verdes, Teatro municipal) se ejecuten y que otros tantos (Transporte público de calidad, Museo del Cobre) se empiecen a plantear. Hay que aprovechar la fuerte inversión privada que trae recursos a los municipios y hacer que la inversión pública siga el camino a formar una ciudad con identidad, que recupera y potencia su historia a través del turismo y la cultura ciudadana, para así ofrecerle a sus habitantes razones para quedarse en ella y, de pasada, quitarle el auto-proclamado título de la ciudad mas aburrida de Chile.