Huertos familiares de La Pintana: en peligro por cambios de uso de suelos
La comuna de La Pintana cuenta con una superficie territorial total de 3.032 há, de las que más de 1.800 comprenden zonas vegetales, desde huertos familiares y áreas verdes hasta terrenos protegidos para actividades silvoagropecurias.
Esto hace que a pesar de su fama de lugar peligroso para vivir, se perfile como una de las zonas con más potencial verde de la capital, si pensamos en la superficie disponible para forestar y construir parques y huertos.
Sin embargo las disposiciones contenidas en el PRMS 100, el modificado plano regulador de la capital, podrían comprometer este desarrollo.
En La Pintana existen grandes predios que son utilizados por los pobladores como suelo para cultivo. En el paradero 40 de Av. Santa Rosa, por ejemplo, se ubican los predios de la Sociedad Cooperativa de Huertos Familiares Mapuhue, que reúne a 316 dueños de terrenos.
Estas huertas familiares abastecen las ferias libres de la comuna con frutas, vegetales y plantas ornamentales. La mayoría del trabajo que se hace es familiar y en pequeña y mediana escala. Diversos programas de desarrollo social de la Municipalidad de la Pintana trabajan con la tierra, los cultivos y la capacitación de los vecinos para comenzar pequeñas empresas agrícolas.
Las modificaciones contenidas en el nuevo proyecto de Plano Regulador para Santiago afectarían específicamente las 320 hectáreas localizadas entre la Av. Santa Rosa, la calle San Francisco, la Av. Lo Blanco y la calle Paicaví, que actualmente están reservadas para intereses agropecuarios exclusivos.
La Cooperativa de Huertos Familiares Mapuhue junto con la Fundación Defendamos la Ciudad reclamaba a principios del año pasado este cambio, que afectaría a los cultivadores de la zona al hacer disponibles las tierras para construcción inmobiliaria. A sus demandas se sumaron otras organizaciones de pobladores, como la Comunidad de Aguas Villa Las Rosas y la Junta de Vecinos 4-1.
La pugna se presentó entonces entre habitantes y el gobierno, ya que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo de la anterior administración impulsaba el proyecto del PRMS 100. Patricio Herman figuró como uno de los principales defensores de estas áreas verdes de uso comunitario en La Pintana, y del desarrollo sustentable que propician.
Un informe del Fondo de Protección Ambiental, programa de gobierno que financia iniciativas verdes, que realizó un taller de capacitación en 2009 en la comuna, indica precisamente que ante el cambio climático global las medidas de mitigación y adaptación que pueden tomar las personas es conservar las masas verdes existentes y promover la plantación de nuevas.
Si se piensa que el cultivo de alimentos y árboles frutales en el hogar puede ser una forma de autosustentabilidad, que además contribuye al verdor de las ciudades, y los pintaninos estarían incluso en conversaciones con la FAO para promover los huertos urbanos, la decisión de cambiar el uso de estas tierras podría resultar perjudicial a largo plazo para la ciudad. El PRMS sí contempla la mantención de áreas verdes, pero uno de los inconvenientes que tuvo el plan al ser rechazado en junio era precisamente el modelo de financiamiento para aquellas zonas.
Además de mejorar la calidad de vida y generar programas de participación social, en una comuna habitualmente estigmatizada con la delincuencia, el desarrollo de huertas y áreas verdes sería un progreso hacia cierta igualdad urbana. Si las autoridades están preocupadas por la calidad de vida y la sustentabilidad de las actividades de sus habitantes, tanto en las comunas acomodadas como en las más débiles, aquello se convierte en un indicador de desarrollo y equidad urbana.
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