Política Habitacional: ¿Avances o retrocesos?
Escrito por: Luis Eduardo Bresciani Lecannelier. Arquitecto PUC, MAUD Harvard, Director Magister en Proyectos Urbanos UC.
El Subsecretario de Vivienda, Andrés Iacobelli, presentó recientemente varios perfeccionamientos a la Política Habitacional. Según sus palabras, el gobierno concluyó que el actual sistema tiene problemas de focalización y de costos, que ameritan introducir más competencia y “poder” de elección a las familias.
El propósito de las reformas es perfeccionar la Política Habitacional, poniendo el foco en la calidad de vida de las familias más vulnerables, lo que comparto. Sin embargo, temo que muchos de los cambios pueden ir exactamente en la dirección contraria: se premia sólo a las familias con mayor capacidad de ahorro, en desmedro de las más vulnerables; se somete a las reglas de la competencia de mercado la calidad del diseño habitacional en lugar de privilegiar la sustentabilidad social y urbana de los nuevos barrios. Y, finalmente, se eliminan o reducen drásticamente, los incentivos a la integración urbana y social.
La decisión del gobierno de premiar la capacidad de ahorro de las familias como forma de acceso a mayores subsidios, por sobre los niveles de pobreza, puede ser un incentivo a la desfocalización si no se acompaña de otros incentivos. Entregar más subsidio solamente a quienes tienen mayor capacidad de ahorro Individual, castiga a los más pobres dentro de los pobres.
Si hoy en Santiago y otras capitales regionales, una familia vulnerable puede acceder a un subsidio a la vivienda por hasta 580 UF si ahorra 10 UF, luego de los cambios, con el mismo ahorro tendrá sólo derecho a 480 UF para una casa. Si una familia que vive en condiciones de pobreza aspiraba a recibir la misma cantidad de subsidio que recibe hoy, tendrá, en muchos casos, que ahorrar seis veces más retrasando su decisión de compra.
Se plantea que la competencia y la libre elección de los usuarios por si solos elevarán la calidad de la vivienda y bajarán sus costos. Esta premisa puede ser correcta en otros mercados. Pero, para una familia vulnerable, el solo “poder de elección individual”, sin ningún premio por mayor vulnerabilidad o por participación colectiva en el diseño y construcción de su barrio, la convierte en mero consumidor, disminuyendo el peso de sus decisiones.
Por último, las medidas anunciadas reducen los incentivos económicos para tener barrios más integrados y mejor localizados dentro de la ciudad. Las medidas anunciadas por el Minvu disminuyen, en vez de perfeccionar, los subsidios existentes a la mejor localización. El subsidio a barrios integrados, en la práctica, se reduce un 50% y el subsidio a proyectos mejor localizados prácticamente desaparece. En reemplazo, lamentablemente, no se propone ningún mecanismo para resolver y reducir la segregación que caracteriza a nuestras ciudades.
Si la equidad consiste en dar más a los que tienen menos, en definitiva, dar oportunidades-, las medidas del Minvu son a lo menos revisables. El Minvu está a tiempo de hacer ajustes, logrando hacer compatible la eficiencia en el gasto público y libertad de elección como el MINVU postula, con el objetivo social de elevar la calidad de vida, la participación e integración social de los sectores más necesitados.
Esta columna fue publicada en el diario La Tercera