Transantiago tendrá nuevo nombre ¿Cómo le pondrías tú?
Hace ya varios días escuchamos un tema que no podíamos dejar pasar; Transantiago cambiará de nombre por el de Transporte Público de Santiago en 2011.
Leyendo un poco sobre el asunto me enteré que éste era sólo uno de los cambios, que se nos informará posteriormente, y que tendrán su eje central en la relicitación de las alimentadoras. Uno de los objetivos principales del gobierno es eliminar el aporte fijo del Estado a las empresas, y espera realizarlo exclusivamente de acuerdo con la cantidad de pasajeros transportados. Para esto quiere producir una suerte de competencia por los pasajeros, incorporando dos firmas distintas en la misma zona, pero circulando por distintas arterias. Es decir, el gobierno quiere generar una competencia entre las empresas, que traería beneficios para los pasajeros.
Personalmente no me convence mucho esto de la competencia. De hecho, uno de las situaciones que quería erradicar el Transantiago eran las eternas carreras que se producían entre las micros amarillas. Y bueno, para qué vamos hablar de la tecnología de punta que nunca llegó a tiempo y del beneficio medio ambiental que el nuevo transporte traería.
Al parecer hay varios cambios en marcha y quizás algunos muy profundos, pero hoy sólo quiero referirme en el asunto del cambio nombre. Se puede ver como un hecho muy puntual y superficial, pero creo que es bastante millonario como para no hablar de él.
De partida si se cambia el nombre, debería cambiarse la línea gráfica, los letreros, los paraderos, el vestuario de los monitores y una serie de elementos que consumirían varios miles de dólares. ¿Pero es realmente éste el cambio qué necesitamos? A mi juicio un cambio de imagen no borra las ingratas experiencias que hemos vividos los pasajeros. El sistema es el que debe cambiar, y para mejor! Parece que a veces se olvida que este es un servicio público (Ok, sabemos que es licitado por privados) y no un producto. Aquí no se trata de cambiar el nombre o cambiar la imagen del envoltorio, como un marca de pañales o un producto lácteo, mientras no se haga un cambio sustantivo en la calidad del servicio, y por ende en la calidad de vida de los pasajeros, la imagen del Transantiago no va ser buena, ni tanpoco se va a blanquear.
Ojalá exista conciencia que esto no se trata de hacerle creer a la gente que tiene un buen servicio, sino que ellos vivan realmente una buena experiencia en el trasporte público. Un trato digno para los usuarios y los trabajadores, para no tener que ver otro reportaje sobre las quejas de los chóferes por no tener baños, o por tener que usar pañales cuando los recorridos son muy largos. Creo que antes de hacer un cambio de imagen, es prioritario y esencial entregar un buen servicio y regular un trato humano para los conductores de los microbuses.
Y finalmente, ¿Qué nombre le pondrías tu?