Primera falla de tarjetas bip! afecta a 40 mil usuarios e indigna al ministro de Transportes
Operador del sistema anunció opciones para que el público recupere sus saldos, pero el Sernac pide que además se entreguen compensaciones.
IVÁN MARTINIC y RODRIGO CERDA
(El Mercurio – 02/03/2011)
“Llega a dar vergüenza tener tarjeta, porque uno la carga, se sube y (el validador) marca rojo. Y los choferes nos miran y creen que una no la cargó”.
Sonia, una capitalina que ayer no pudo subir a los buses del Transantiago, pese a que poco antes había abonado 4 mil pesos a su tarjeta bip!, resume así la indignación que embargó a los 40 mil usuarios víctimas de una falla del Administrador Financiero del Transantiago (AFT), que literalmente “borró” el dinero que habían cargado en sus plásticos.
El error en el software que la empresa Sonda provee al AFT no sólo hizo perder tiempo y dinero a los pasajeros. También dio un duro golpe a la campaña con que el Gobierno intenta reducir la evasión, una herida abierta en el corazón del Transantiago y que mes a mes abulta un millonario déficit y espolea consecutivas alzas de tarifas. Ayer, ni los que habían pagado podían subirse.
Los 40 mil afectados representan el 1,6% de los 2,5 millones de personas que a diario recargan sus tarjetas bip!
Las soluciones
“Tarjeta no válida” o “tarjeta sin contrato válido” leyeron los viajeros al pasar sus tarjetas en los validadores. Los de Metro tuvieron que regresar a las cajas; los de buses, simplemente bajarse. O si el conductor lo permitía, subir como evasores, arriesgando multas de $55 mil.
La falla se focalizó en la red de cargadores bip! de pequeños locales comerciales y en una tienda Falabella de Maipú.
Estos locales dejaron de atender a los usuarios del Transantiago y reabrirán hoy. Enrique Méndez, gerente general del AFT, lamentó el problema, ofreció disculpas y anunció alternativas de reembolso.
Quienes conserven la boleta con la suma “desaparecida” pueden ir a cualquier punto de carga bip!, donde se les abonará el saldo pendiente. Los que no tengan ese respaldo deben acudir a los centros de atención de usuarios (ver en www.tarjetabip.cl) o esperar hasta el viernes, cuando el AFT termine de auditar sus registros, identifique a cada afectado y les haga reembolsos. “Nadie va a perder la plata”, recalcó Méndez.
La solución no gustó en el Servicio Nacional del Consumidor. Su director, Juan Antonio Peribonio, envió un oficio al AFT pidiendo que además los usuarios sean compensados por las molestias sufridas.
La noticia del error llegó por teléfono al ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, cuando éste revisaba la construcción de una vía expresa para buses entre Peñalolén y el centro de Santiago. La obra, de $11.700 millones y 15 kilómetros, comenzará a funcionar a fines de año. El secretario de Estado llamó de inmediato a Méndez para pedirle explicaciones.
“Indignado”, “gravísimo”, “absolutamente dolido” y “no lo voy a aceptar” fueron sus reacciones. Para Errázuriz, el incidente no sólo daña la imagen del Transantiago. Peor, pone en jaque la credibilidad de la única herramienta que en los cuatro tumultuosos años del sistema ha sido bien valorada por la gente.
Por ello, el ministro ordenó una investigación externa al AFT y esbozó sanciones que “van desde una multa -cuyo monto declinó adelantar- hasta la caducidad de la concesión”.
¿Volverá a fallar la recarga? Enrique Méndez espera que no: “Seríamos bastante brutos si volviera a pasar”.
2,5
millones de usuarios
del Transantiago
cargan diariamente
una tarjeta bip!
cinco
millones de capitalinos, en promedio, portan
una bip!
El error de origen que aún pena en el negocio
Para encontrar una falla similar a la de ayer hay que remontarse a febrero de 2007, cuando el Transantiago hacía su caótico estreno en las calles.
Esa vez, los usuarios fueron víctimas de dobles cobros en los validadores al hacer transbordos entre un bus y otro, o entre un bus y el Metro, pese a estar dentro de la ventana de gratuidad.
El error fue tal que las autoridades se vieron obligadas a suspender el cobro de la tarifa por varios días. Según coinciden expertos, allí surgió el germen de la evasión, un problema que cuatro años después, con una tasa cercana al 20% de los usuarios, le sigue penando al sistema.
Como sanción, el ministro de Transportes de la época, Sergio Espejo, cobró dos de las diez boletas de garantía fijadas en las bases de licitación, por 152 mil UF, en esos días unos US$ 5,1 millones.
Otra falla tecnológica que alteró el estreno del Transantiago complicó a los operadores de buses. El informe diario de las validaciones no les llegaba completo. Así, recibían algunas de esas transacciones con semanas y hasta meses de retraso.
La tarjeta bip! operó desde un comienzo sin problemas, salvo casos puntuales en los que el dinero desaparecía. Los afectados podían recuperar el monto al exhibir la boleta de carga.