Terremoto en Japón podría moderar alzas de combustibles e impulsar las energías limpias
El consejo del Banco Central, y los ministros de Hacienda y Economía, ayer acudieron hasta La Moneda para evaluar el impacto de la catástrofe japonesa en la economía local. El consenso es que habrá efectos acotados.
M. Vélez y L. Castañeda
(El Mercurio – 15/03/2011)
Al igual como ha ocurrido en otras catástrofes, incluyendo el terremoto vivido por Chile el año pasado, el impacto económico de la tragedia en Japón tendrá dos etapas.
La mayoría de los analistas anticipa un escenario complejo en el corto plazo, que daría paso a un repunte de la economía japonesa. A pesar de que Moody’s admitió ayer que el gobierno japonés, cuya deuda pública bordea el 200% del PIB, tendrá un escenario de estrechez, descartó una crisis fiscal.
Mohamed El-Erian, presidente ejecutivo de PIMCO, es optimista. No sólo cree que la reconstrucción ayudará a dinamizar la economía japonesa, sino que podría generar la unidad política que no ha habido en los últimos años para reactivar la economía de forma sustentable.
Interrupción en industria mundial
Aunque se espera que sea sólo por unas “pocas semanas” como afirman las firmas japonesas, el cierre de las fábricas en la zona afectada por el terremoto y el maremoto podrían interrumpir la actividad industrial a nivel mundial. No se espera sólo una interrupción en la oferta de autos como Toyota, Nissan y Honda, sino en otras áreas.
Con el cierre de las ocho fábricas de Canon, por ejemplo, no sólo se podría reducir la oferta de cámaras digitales, sino de tintas de impresoras. Y la paralización de Toshiba pone en aprietos la producción de un chip utilizado por la estadounidense Apple para sus iPhone y iPads.
La industria electrónica podría ser una de las más afectadas; hay al menos una decena de fábricas elaboradoras de chips y semiconductores cerradas, debido a la crisis energética y a los daños estructurales.
Sin embargo, Global Insight y PIMCO estiman que la interrupción en la cadena de producción durará sólo un breve período. Sin embargo, aún no hay claridad de cuándo las firmas japonesas regresarán a la normalidad.
Acciones ganadoras
Las productoras brasileñas de acero estuvieron entre las ganadoras de la jornada bursátil de ayer; empresas como Gerdau y Usiminas subieron entre 2% y 3% ante las expectativas de que se beneficiarán de la reconstrucción de Japón.
En otros mercados, empresas vinculadas a las energías limpias se vieron beneficiadas del temor generado a nivel mundial sobre la seguridad de la energía nuclear. Por ejemplo, las acciones de la firma estadounidense MEMC, que produce un componente de celdas solares, subieron ayer 14%. Según el banco de inversión Jefferies, la crisis del reactor de Fukushima encarecerá económica y políticamente los proyectos de energía nuclear alrededor del mundo e impulsará proyectos basados en energía solar y eólica.
Pelea por el gas natural licuado
El precio del gas natural licuado (GNL) para entrega en junio subió 3% por segunda jornada consecutiva. Se prevé que si la crisis nuclear continúa, Japón recurrirá a este combustible para completar su matriz energética. Según Barclays Capital, Japón podría aumentar desde las próximas semanas en un 10% sus importaciones de GNL, lo que se traduciría en una verdadera pelea en el mercado. Aunque Qatar anunció que está listo para aumentar la oferta, Société Générale estimó que el aumento del consumo japonés afectará las entregas a Inglaterra y a otros países europeos y presionará al alza los precios a nivel mundial.
En el corto plazo, con grandes fábricas cerradas y una menor producción industrial, se prevé que Japón demandará menos petróleo. Esta idea ha ayudado a moderar el precio del combustible, que ayer llegó a caer hasta los US$ 99, aunque cerró en US$ 101,19. Sin embargo, si la crisis nuclear se agrava, Japón también podría aumentar sus compras de petróleo para el sector industrial.
Ayuda para los emergentes
Los principales bancos de inversión prevén una baja del petróleo en el corto plazo, lo que podría ayudar a moderar las presiones alcistas generadas por el conflicto armado en Libia. El precio de los combustibles es uno de los principales impulsores de la inflación en los países emergentes. Además, se espera que el yen se debilite y el dólar se fortalezca, reduciendo la presión sobre las monedas emergentes.
Semanas llenas de volatilidad
El índice que mide la volatilidad bursátil en Estados Unidos (VIX) saltó ayer un 5,2% y su par europeo subió 8,2%. Según Goldman Sachs, los contratos de opciones muestran que los inversionistas han triplicado sus apuestas de una caída de 10% del S&P 500 en abril. Para los analistas, la volatilidad continuará en la medida en que no se disipe la incertidumbre sobre el impacto económico del terremoto en Japón. A lo que se suma a la crisis en Libia, que continúa y amenaza con extenderse al resto del Medio Oriente (ayer hubo protestas en Bahrein).
Pero la mayor volatilidad podría estar dada en el mercado cambiario. Según Mellon Capital Management, habrá una fuga de capitales japoneses desde mercados como Estados Unidos y Brasil para financiar la reconstrucción. Esto podría fortalecer el yen contra el dólar, pero analistas de Morgan Stanley afirmaron a Wall Street Journal que si eso sucede el gobierno de ese país intervendrá para evitar una mayor apreciación de la moneda que pueda perjudicar las exportaciones.
Efectos acotados y de corto plazo que se esperan en Chile: caída en precios de cobre y petróleo y alza del dólar
La situación de Japón y su impacto en la economía chilena fue tema de preocupación en el almuerzo de trabajo en La Moneda que sostuvo el Consejo del Banco Central, que preside José De Gregorio, con el Presidente de la República, Sebastián Piñera, y miembros del gabinete.
No es usual que el Consejo celebre reuniones a cuatro días de realizar su sesión de política monetaria para resolver el curso de la tasa de interés. La agenda del Mandatario es bastante compleja para adaptarse. Por sus viajes y otras obligaciones de los consejeros, costó encontrar una fecha, precisó De Gregorio.
En el encuentro analizaron la coyuntura económica internacional y local y las perspectivas. En el corto plazo, la situación de Japón puede tener impacto sobre exportaciones chilenas, dijo el ministro de Hacienda, Felipe Larraín: “Vemos un efecto acotado, que no debiera ser significativo en materia de nuestra potencialidad y posibilidad de crecimiento”, comentó.
Japón es un consumidor de commodities, por lo que la primera reacción de los mercados ha sido una leve caída en los precios de materias primas, incluyendo los combustibles. No obstante, De Gregorio señaló que en el mediano plazo la situación tenderá a revertirse con los esfuerzos de reconstrucción, tal como ocurrió en Chile.
En las primeras semanas hay dificultades, pero en principio -agregó- las exportaciones y el comercio de Chile con Japón no debieran tener un cambio muy significativo: “nuestro sector exportador en general tiene capacidad de redirigir con bastante flexibilidad y ha demostrado ser muy eficiente, de manera que efectos significativos para la economía chilena no se debieran observar”. Las estimaciones de consenso para la economía japonesa en 2011 arrojaban un crecimiento en torno a 1,5%, y ahora se está hablando de un 1%, acotó De Gregorio.
Las exportaciones chilenas de cobre y celulosa son las que más se verán afectadas en los próximos dos o tres meses, según Matías Madrid, economista jefe del Banco Penta. Pero luego, con el aumento de la demanda nipona por efecto de la reconstrucción, la situación tendería a revertirse.
En tanto, el economista jefe del BBVA, Alejandro Puente, dice que la baja inicial que ha tenido el precio del petróleo tenderá pronto a corregirse, porque Japón demandará más petróleo para cubrir el déficit de energía causado por el colapso de las plantas de energía nuclear.
Con una caída en el precio del cobre, el dólar en Chile tiende a subir, lo cual despeja una de las preocupaciones del Central en el proceso de alza de la tasa de interés. Pero si el precio del petróleo sube por la mayor demanda y el cobre no se recupera, eso tendría un efecto inflacionario. Este escenario llevaría al Central a subir la tasa de interés desde 3,5 a 4% en la reunión de este jueves, señala Puente.