Borde costero: reconstrucción que se retrasa
Cuando estuvieron listos, les contamos en Plataforma de qué se trataban los Planes de Reconstrucción del Borde Costero de las regiones afectadas por el terremoto del año pasado. La mayoría de ellos planteaban el proyecto de implementar parques inundables, bosques de mitigación, muros de contención y avenidas costaneras con infraestructura recreacional y para deportes.
La idea era implementar este espacio público con elementos que pudieran ser recuperables a la hora de enfrentar un eventual tsunami, y evitar en lo posible la pérdida de vidas y de hogares, como ocurrió en febrero de 2010. Sin embargo, quienes han habitado y trabajado toda su vida al borde de las playas, se oponen a dejar los sitios y ser trasladados.
Los estudios elaborados por el MINVU y casas universitarias definían, para cada una de las localidades afectadas por el terremoto, desde la región de Valparaíso a la Araucanía, incluían evaluaciones de riesgo, modelaciones de tsunami y 25 Planes Maestros.
En base a esos estudios se definieron para la costa Zonas de Restricción, en las que las infraestructura que podía construirse estaba bien delimitada. Aunque no especificaban cómo ni de qué características debían ser las obras, los planos entregados por el MINVU el año pasado indicaban que las zonas costeras de más riesgo se destinarían a infraestructura recreativa y obras de mitigación. Estaba excluida la construcción de viviendas y centros de servicios, como consultorios y comisarías.
En los casos en que se permitía infraestructura comercial, esta debía cumplir con cualidades anti-tsunami.
Dieciocho comunidades costeras, entre las regiones de O’Higgins y Bío-Bío, tenían estos estudios de riesgo, y se definía para ellas el tipo de infraestructura que debían albergar en las costas. El gobierno esperaba empezar el primer semestre de este año con las obras, pero se ha encontrado con la oposición de las comunidades que han vivido por generaciones a la orilla del mar.
Esta negación de los vecinos a las expropiaciones necesarias para construir las obras de mitigación, está entrampando el proceso, y pese a que ya existen y están aprobados los planes para rediseñar el borde costero, su concreción se ve, por el momento, lejana. Aunque la Ministra de Vivienda, Magdalena Matte, ha asegurado que la infraestructura costera sería pública, y las expropiaciones serían en sólo tres ciudades (Constitución, Dichato y Talcahuano), los vecinos argumentan que incluso están dispuestos a financiar estudios propios, para proporcionar soluciones alternativas a la reubicación de las comunidades.
Al ser una zona con gran demanda turística, la costa de estas regiones siempre ha gozado de una dinámica actividad comercial. Restaurantes, tiendas, ferias artesanales y caletas pesqueras forman parte de su morfología. Es por esto que se ha hecho difícil para quienes trabajan y viven al borde del mar, aceptar los planes de reconstrucción del gobierno. La regulación de esta codiciada franja costera, por lo tanto es tal vez un tema más macro, que este caso específico en que se necesita reconstruir, con sustentabilidad y seguridad anti-tsunamis.