¿Qué hace de un barrio un gran lugar?
En los últimos años y a partir de desastres naturales, como la erupción del volcán Chaitén o el terremoto 27F, Chile ha tenido que reconstruirse. Pensar dónde se ubicarán ciudades que prácticamente desaparecieron, diseñarlas, convocar a sus habitantes para hacer procesos colaborativos y finalmente comenzar a construirlas. Así, literalmente.
Pero ante este desafío también son numerosas las oportunidades que se presentan, aunque básicamente todas buscan hacer de las nuevas ciudades mejores y más seguros lugares para vivir. Digo ‘seguros’, a propósito que si fueron azotados por alguna catástrofe natural no lo eran tanto. Entonces, vale la pena preguntarse ¿Qué se necesita para hacer una gran ciudad o un gran pueblo o un gran barrio?
Dejando de lado el proceso de reconstrucción, es decir, todos los diálogos con la comunidad, concursos públicos, la participación ciudadana y todos esos elementos que considero indispensables, quiero centrarme en la propuesta que hace PPS, que apunta a los elementos que debe tener todo barrio para convertirse en un gran lugar, y luego como esto se hace escalable, es decir como se convierte en una gran ciudad y quizás en una gran región.
Producto de la petición hecha por el director del Museo de Seattle en el año 2004, que buscaba entregarle vida al exterior del museo, la organización se dedicó a pensar ¿Qué es lo que hace grande a un gran lugar? ¿Cuánto sectores destacados se necesitan? ¿Qué se requiere para el éxito?
Es evidente que la respuesta es muy subjetiva, por lo que quiero dejar en claro que el planteamiento de PPS es sencillamente una visión.
Para la organización estadounidense la clave del éxito se reduce en ofrecer una variedad de cosas en un sólo lugar, es decir, hacer un lugar más que la suma de sus partes. Ellos señalan, por ejemplo, que una biblioteca en la calle es aún mejor si cuentan con narración de cuentos para niños y exposiciones sobre la historia local. Si hay un café cercano, una parada de autobús, un sendero para bicicletas y una heladería. Este es lo que la mayoría de la gente considerara un gran lugar. Luego postulan que pueden existir barrios con 10 lugares muy buenos, entonces se alcanzaría una masa crítica, donde existirían una serie de destinos para los residentes y los turistas. Así se podría llegar aún más lejos, aplicando esta idea a escala regional mediante la vinculación de los pueblos y ciudades, con grandes espacios públicos y barrios de uso mixto en beneficio de las conexiones.
PPS llama a este concepto ‘El poder de 10’ y para ellos esto podría constituir la base de un nuevo paradigma de desarrollo regional. La idea del ‘el poder de 10’ sugiere que cualquier gran lugar debe ofrecer por lo menos 10 cosas que hacer o 10 razones para estar allí. Estos podrían incluir un lugar para sentarse, zonas de juegos para disfrutar, escuchar música, lugares de comidas, entre otros. Lo ideal sería que algunas de estas actividades sean exclusivas de ese lugar en particular y que además sean lo suficientemente interesante como para que la gente regrese. Además, no hay que olvidar que los habitantes que utilizan el espacio más regularmente son la mejor fuente de ideas para identificar que elementos funcionarán mejor.
La idea fundamental es que no es suficiente tener un gran lugar en un barrio, sino que se necesita un número de ellos para crear una ciudad o pueblo verdaderamente vivo. No es suficiente tener sólo un barrio superior en una ciudad, que necesita proporcionar a todas las personas de la ciudad oportunidades de acercar a su casa el placer de la vida en el espacio público. Y no es suficiente tener una ciudad habitable o una región, sino que se necesita un conjunto de comunidades de interés. El ‘poder de 10’ ofrece un marco sencillo que motiva a los residentes y grupos de interés para revitalizar la vida urbana, y demuestra que al comenzar los esfuerzos a escala más pequeña puede lograr grandes cosas. El concepto también proporciona a la gente algo tangible a buscar y les ayuda a visualizar lo que se necesita para hacer su comunidad.
Es inevitable entonces preguntarse por nuestros propios alrededores. ¿Qué 10 cosas puedo hacer en mi barrio? ¿Qué 10 razones tengo para estar aquí? o ¿Qué 10 productos o servicios me gustaría que tenga mi entorno?