Ordenanzas municipales no logran aplacar generación de ruidos molestos

Las normas de cada comuna incluyen prohibiciones que muchas veces son ignoradas por la población, por lo que el nivel de denuncias todavía es bajo.

Sebastián Sottorff
(El Mercurio – 28/04/2011)

Caminar por la calle y toparse con un auto cuya alarma suena incesantemente. Avanzar un par de metros y percibir cómo una tienda promociona sus productos a través de parlantes en plena calle. Escuchar el insoportable ruido de las maquinarias en una construcción. Todas estas situaciones se han vuelto prácticamente cotidianas y representan fuentes habituales de contaminación ambiental.

La mayoría de las comunas de la capital cuentan con ordenanzas municipales que reglamentan la propagación de este tipo de contaminación, pero en la práctica muy poca gente respeta y menos todavía, denuncia estas situaciones.

Según cifras de carabineros, durante 2010 se hicieron más de 4 mil denuncias por ruidos molestos en la Región Metropolitana, lo que representa el 6% de todas las infracciones que se produjeron el año pasado sobre distintas ordenanzas municipales.

Estas regulaciones varían según la comuna e incluyen artículos casi insólitos y escasamente considerados por la población, como la prohibición del uso de parlantes en la vía pública, la prolongación de una alarma de auto por más de cinco minutos o las conversaciones en voz alta después de las 23 horas.

Esos motivos se suman a las más típicas causas por infracciones de este tipo, como las fiestas, las celebraciones hasta altas horas o el excesivo ruido generado por la producción de un recital.

“Las ordenanzas son buenas en la medida que permitan generar una mejor convivencia y paz social. Pero hay ciertos criterios lógicos, pues prohibir una conversación después de ciertas horas me parece insólito”, afirma María Eugenia Espinoza, presidenta nacional del Instituto de Jueces de Policía Local.

Son estos organismos los que a nivel comunal emiten las sanciones respectivas, pues quienes infrinjan las normas sobre contaminación ambiental podrían exponerse a multas de hasta 5 UTM.

Realidad comunal

Cada municipio, con aprobación de la alcaldía y el concejo, define sus ordenanzas basándose en la realidad comunal, por lo que algunas restricciones pueden parecer excesivas en comparación a otras. Asimismo, los condominios pueden emitir un reglamento propio que incluso puede multar a los vecinos.

En Ñuñoa, por ejemplo, se prohíbe la utilización de aparatos sonoros que amplifiquen el sonido de los motores y tubos de escape; una regulación que se contraviene con los miles de autos “enchulados” que circulan por la capital. En Providencia, al igual que en casi todas las comunas que cuentan con este tipo de ordenanzas, se reglamenta la promoción ambulante de productos a viva voz en la vía pública y se prohíben las conversaciones en voz alta frente a las casas después de las 23 horas.

Melipilla, con más de 100 mil habitantes fue la última comuna de la Región Metropolitana en aprobar este tipo de regulaciones. “Esta ordenanza es un aporte, porque en esta comuna el 90% de las denuncias por ruidos molestos no tenía fiscalización”, afirmó Mario Gebauer, alcalde de dicho municipio.

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300

denuncias ha recibido durante este año la Seremi de Salud por la generación de ruidos molestos.

$190.865

pesos puede llegar a pagar una persona multada por producir contaminación acústica.

4.000

denuncias por ruidos molestos recibió Carabineros durante el año 2010 en la Región Metropolitana.

55

decibeles es el ruido máximo que se puede aprobar en una zona residencial durante el día.

Llamado al autocuidado y a realizar denuncias

Ayer se conmemoró el “Día Internacional de la Concientización del Ruido”, una iniciativa de carácter global que promueve el cuidado del ambiente acústico y la conservación de la audición. La fecha fue aprovechada por la seremi de Salud Metropolitana, Rosa Oyarce, para formular un llamado al autocuidado de la población, especialmente a los jóvenes que escuchan música a través de los audífonos. “Mucha gente pierde el sentido del espacio cuando escucha música muy fuerte, ya que se aíslan del medio en el que se encuentran”, afirmó la autoridad, recalcando los riesgos del volumen alto.

“El ruido está considerado como un agente contaminante que produce efectos negativos en el ser humano como cefaleas, insomnio, ansiedad y fallas de concentración”, agregó, destacando que la contaminación acústica también proviene de fuentes fijas, como empresas, construcciones y fábricas, por lo que se hace necesario denunciar.

De la misma manera la autoridad anunció que el Decreto Supremo número 146/97, que protege a la población de los efectos en la salud por la exposición al ruido ambiental, se fortalecerá.

Se trata de una modificación de carácter preventivo que se está tramitando a través de un comité consultivo del Ministerio Secretaría General de la Presidencia. La idea es disminuir los decibeles aceptados según el lugar y la fuente de emisión del ruido. Por ejemplo, en una zona residencial, hoy se permite un límite de 45 decibeles durante la noche. Con la aplicación de esta modificación, sólo se aceptarán 40.