El cañonazo de las 12 se resiste a desaparecer: en febrero volverá a sonar
La tradición del centro de Santiago, que ya cumplió 180 años, lleva 15 meses silenciada, desde el terremoto del 27 de febrero.
por D. Zambra y C. Palacios
(La Tercera – 25/05/2011)
Dos relojes y dos cartuchos de pólvora. Fermín Muñoz trabajó 20 años haciendo sonar el desaparecido cañonazo de las 12 del cerro Santa Lucía, una década como asistente y la otra como el artillero. Desde su casa en la comuna de El Bosque, salía con dos relojes, uno en cada mano. “Por si me fallaba uno”, cuenta Fermín. Lo mismo el cartucho de pólvora extra. Si uno no detonaba, tenía el otro de repuesto.
Muñoz estuvo en ese cargo hasta 2007, año en que se jubiló como funcionario de la Municipalidad de Santiago. Igualmente precavido deberá ser Miguel Flores, quien realizará esa misma labor desde el próximo 12 de febrero.
Ese día, además de celebrarse un nuevo aniversario de la fundación de la ciudad, se retomará la centenaria tradición de anunciar el mediodía en el centro de la ciudad con un cañonazo. No tronaba desde el 27 de febrero del año pasado, luego de que el terremoto dañara el torreón donde se emplaza el cañón.
En esa época, el municipio tomó la decisión de suspenderlo de forma indefinida. “La estructura había quedado dañada. Entonces, cualquier tipo de vibración podría haber generado desprendimientos”, justifica el alcalde Pablo Zalaquett. Sin embargo, después de 15 meses silenciado, el municipio anunció que el cañonazo volverá a sonar.
Tras el terremoto, la prioridad la tuvieron los colegios, consultorios y viviendas de la comuna. Pero la recuperación de seguros permitió a la municipalidad conseguir los $ 400 millones que requiere la reparación del torreón. Estas obras comenzarán durante el segundo semestre de este año. El cañón alemán marca Krupp, fabricado en 1910, también necesitaba ser reparado. Es por eso que desde hace un par de meses se encuentra en el Regimiento de Infantería de Limache. Ya está restaurado y sólo falta que regrese al lugar donde sonó por más de 180 años.
“El cañonazo de las 12 es una tradición que identifica a Santiago. Es como el cambio de guardia del Palacio de La Moneda. Hay mucha gente que iba al cerro Santa Lucía sólo para escucharlo. Ahora, cuando se retome, será uno más de los atractivos que están revitalizando el centro”, asegura el alcalde Zalaquett.
El investigador de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Diego Portales, Miguel Laborde, sostiene que el cañonazo mantiene el espíritu que Benjamín Vicuña Mackenna le quiso otorgar a Santiago. “Su idea era que el Santa Lucía fuera el referente de la ciudad. Antes, el centro visual era la Plaza de Armas, pero él hace todos los esfuerzos para que el cerro ocupara ese rol”, explica.
El reloj suizo
Los preparativos para el próximo 12 de febrero incluyen, además de la reparación del torreón y el cañón, la capacitación del funcionario que se hará cargo de hacerlo sonar. En este caso, se trata de un empleado del área de jardinería del municipio, quien recibirá clases impartidas por funcionarios del Ejército.
Fermín Muñoz, el ex artillero, también dio el mismo paso. Llegó a trabajar al cerro Santa Lucía como jardinero, labor que ya llevaba varios años desempeñando en distintos parques y áreas verdes de la comuna de Santiago. Paralelamente a estas funciones, comenzó a ayudar al entonces artillero del cañonazo de las 12 de la época, Ramiro Bustos. Hasta que en 1996 él jubiló y Fermín se hizo cargo de una tarea que, según él, requiere de “esfuerzo y puntualidad”. Por eso, los dos relojes y los dos cartuchos de pólvora. Hombre precavido vale por dos.
Y no se equivocaba. Una vez le falló el reloj suizo y lo salvó el chino que llevaba de repuesto. Una vez, también, el cartucho que colocó en el cañón no explotó y debió meter el segundo. Ese día, el cañonazo sonó tres minutos después de las 12.00. “Nadie se dio cuenta, porque justo esa mañana había una marcha pública en la Alameda”, cuenta el hombre, quien al igual que su antecesor, jubiló en 2007 como funcionario municipal.
Para mantener sincronizados sus dos relojes, todas las mañanas llamaba al observatorio del cerro Calán. “Luego, hacía lo mismo en el Instituto Oceanográfico de la Armada”, dice Fermín, quien a eso de las 10.30 partía desde la Dirección de Jardines de Santiago hacia el cerro. A las 11 comenzaba a abrir los candados de la torre, que más de alguna vez encontró tapados con palitos de fósforos, por lo que debía alterar su rutina cronometrada.
Muñoz conoce a fondo la historia del cañón. “Es el mismo que ha sonado desde 1916, cuando el anterior fue reemplazado luego de un accidente”, cuenta. Era el Año Nuevo de 1916 y, para celebrar la ocasión, Juan Bautista Larenas cargó la máquina con el doble de pólvora para que sonara fuerte en medio de los festejos. Sin embargo, esta idea le costó la vida, ya que el cañón no resistió y explotó junto al artillero.
El cañón en silencio
Ruidos molestos
En 1996, el alcalde Jaime Ravinet suspendió el disparo del cañón, ya que vecinos habían reclamado por ruidos molestos. Sin embargo, en junio de ese año volvió a sonar. Ya no todos los días, sino que sólo de lunes a viernes.
Posterremoto
Un día antes del 27 de febrero, el cañón sonó por última vez. Luego del terremoto de 2010, dejó de tronar para evitar posibles desprendimientos en la estructura del cerro. Al mismo tiempo, la pieza de artillería fue enviada al Regimiento de Limache.