Industria del gas natural arremete para abastecer con combustible al transporte público de Santiago
El sector difundió datos que apuntan a que la mejora en la calidad del aire podría disminuir en más de US$ 200 millones el gasto anual en atenciones de salud.
Jéssica Esturillo O.
(El Mercurio – 16/06/2011)
Con la imagen de los últimos episodios críticos de contaminación del aire en la mente, la industria del gas natural está desplegando un nuevo esfuerzo para que el Gobierno incorpore este combustible en el transporte público de la capital, actualmente dominado por el diésel.
En un documento, que hicieron circular entre senadores, diputados y numerosos líderes de opinión, la Asociación de Distribuidores de Gas Natural (AGN Chile) difundió el resultado de distintos estudios, que dan cuenta del peso que el transporte -o las denominadas fuentes móviles- tienen en las emisiones de gases.
A ello se suma una proyección del impacto en la reducción de emisiones y, por ende, menor gasto en salud por parte del Estado, que produciría la incorporación del gas vehicular como combustible en este segmento.
En el documento, el gremio indica que el 37% de las emisiones de material particulado 10 (MP10) proviene de fuentes móviles, mientras que este grupo produce el 73% de las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx), que es el precursor de la lluvia ácida. También genera el 89% del monóxido de carbono (CO).
“Estudios de la autoridad ambiental revelan que en Chile los grandes generadores de MP10 son los vehículos diésel y, particularmente, los buses y camiones antiguos, los que constituyen la principal fuente de partículas con efectos negativos sobre la salud de la población”, explicó el secretario ejecutivo de AGN Chile, Carlos Cortés.
A continuación, el gremio cita un estudio de la Universidad Andrés Bello que determina que, por ejemplo, el transporte público diésel actualmente genera efectos a la salud valorizados en más US$ 200 millones.
El proceso de licitación de recorridos alimentadores del Transantiago, que estaba fijado para octubre próximo, abrió la opción de que el Gobierno promoviera el uso de combustibles más limpios que el diésel.
Sin embargo, la reingeniería al sistema de transporte que anunció la autoridad podría anular la licitación, porque los recorridos involucrados en este proceso podrían ser distribuidos entre los actuales operadores.
Esto no afecta los planes de las distribuidoras de gas vehicular, pues con licitación o sin ella, los anuncios del Gobierno para mejorar la calidad del aire en Santiago incluyen una importante renovación de flota de buses en Santiago.
En el sector público han indicado que uno de los inconvenientes en esta materia es que los buses a gas son más caros que las máquinas convencionales a diésel, lo que obligaría al Estado a entregar subsidios.
En su documento AGN Chile rebate esta visión, señalando que se requieren otro tipo de incentivos. Entre ellos, mencionan igualar el impuesto específico que pagan estos combustible con el del diésel, porque este último es un 22% menor.
A ello pueden sumarse, por ejemplo, medidas como la transacción de emisiones para que el sector industrial (fuentes fijas) pueda compensar las suyas a través del transporte o bien que la vida útil de estos buses sea mayor que la de los convencionales. Esto último, ayudaría a amortizar la mayor inversión que supone un bus a gas, desembolso que los operadores actuales del Transantiago estarían dispuestos a hacer.
110
muertes anuales podrían evitarse al usar gas vehicular en el transporte, estima la U. Andrés Bello.
13 mills.
de vehículos usan gas natural en el mundo y hay más de 18 mil estaciones de servicio dedicadas.
50%
o más de las emisiones de MP10 y CO se reducirían al usar gas natural vehicular en la RM.