Ateroma Urbano
Escrito Por: Francisco Ramón Vázquez Licea, Arquitecto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)1
Seguramente muchas veces hemos recapacitado sobre las grandes semejanzas que existen entre la ciudad y el cuerpo humano, inicialmente podemos decir que ambas son máquinas con una gran complejidad, y poseen estructuras funcionales similares, es por ello que son posibles numerosas analogías, y de ahí que surja la idea de retomar el término de “ateroma” para explicar y estudiar un fenómeno urbano que se está presentando de forma cada vez más intensa en las ciudades.
Pero habría que partir del hecho mencionar que si bien al escuchar el término “ateroma” quizás nos parezca extraño o incluso desconocido, debemos aclarar que este concepto resulta ser de uso común dentro del lenguaje del campo de la ciencia médica, especialmente en los últimos años en que ha cobrado cada vez mayor relevancia, ya que por definición la placa de ateroma es una lesión en las paredes de las venas producto del colesterol , y como bien sabemos el colesterol es un problema que es cada vez más frecuente entre la población mundial, como resultado de nuestros hábitos diarios de alimentación, y el ritmo de vida que llevamos.
Pero entonces, ¿de qué trata el término “Ateroma Urbano”?
Hace algunos años mientras efectuaba una investigación sobre flujos urbanos, me detuve a observar y analizar un fenómeno que resulta ser tan común y cotidiano que pocas veces le prestamos atención, pero que a la vez nos afecta a diario, dicho fenómeno se compone por una serie de eventos que afectan directamente los flujos urbanos, ocasionando un caos y muchas veces el colapso de dichos sistemas. El ateroma urbano es un fenómeno universal, que afecta lo mismo a las grandes ciudades, que a las más pequeñas, sin distinción entre zonas residenciales, y comerciales, y que definitivamente no excluye entre las grandes vialidades y las más pequeñas callejuelas.
Como ya habíamos mencionado, resulta interesante el hecho de que de la misma manera en que la sangre recorre el cuerpo, los flujos urbanos en este caso vehiculares y peatonales transitan las diferentes vías que componen a la ciudad y de la misma manera que ocurre en nuestro organismo con la placa de ateroma. Vemos como en la ciudad los flujos urbanos responden ante los obstáculos que conforman el ateroma urbano de la misma manera que lo haría la sangre en nuestro organismo, por lo que podemos precisar una serie de equivalencias con el colesterol que se presentan en la ciudad:
– Creación de una capa que obstruye y reduce el libre tránsito.
– Reducción en la velocidad de transito del flujo.
– A largo plazo la creación de trombos que al desprenderse derivan en infartos.
Ahora bien este es un problema que radica en cada uno de nosotros, en nuestra conciencia urbana. Como peatones, ¿cuántas veces hemos recorrido las calles de nuestras ciudades y nos hemos visto obligados a descender de la acera, al arroyo vehicular a causa de obstáculos insorteables? Ejemplos tenemos muchos, desde el caso de autos estacionados sobre la acera, pasando por el caso del cascajo y material de las obras situado sobre la banqueta, las largas filas de vendedores informales formando una densa placa que impide caminar sobre la acera, la invasión de la acera por los tapiales de las construcciones, la acumulación de basura bajo los postes o un árbol, o incluso la imposibilidad de transitar como consecuencia del estado de las mismas aceras, lo que hace imposible el caminar, y esto tan solo por mencionar algunos elementos que pueden conformar la placa de ateroma urbano.
Pero este factor no solo se aplica a peatones, pues dicho problema se refleja en el flujo vehicular que ve disminuida su velocidad de transito exactamente de la misma manera que la sangre de nuestro cuerpo cuando se ve afectada por el colesterol. De esta forma los automovilistas se enfrentan a las complicaciones producto de autos estacionados en doble y triple fila, vendedores informales que ofrecen sus productos mientras caminan entre los mismos autos en circulación, e incluso casos donde los vendedores informales ubican sus puestos de venta invadiendo uno, dos o todos los carriles del arroyo vehicular, y claro esta también se encuentra el caso de peatones circulando sobre el arroyo vehicular muchas veces a consecuencia de la invasión de las mismas aceras, también ese encuentra el caso de las marchas ciudadanas que pueden colapsar vialidades completas, o el caso de autos en contrasentido, y la lista puede seguir y seguir.
En su conjunto todos estos factores por separado y en conjunto provocan el colapso del sistema circulatorio de las ciudades y de una u otra forma, esta enorme placa de ateroma urbano formada desde la callejuela más insignificante hasta la avenida más amplia de la ciudad, son responsables de los constantes paros cardiacos que sufren nuestras urbes por todo el mundo y que como secuela se ven reflejadas en nosotros que las sufrimos día a día como habitantes de las mismas.
Le Corbusier sentencio que “Una casa es una máquina para vivir”, y por homologación la Ciudad también es una máquina y también es para vivir y para muchas otras cosas más, por tal debemos de recordar que como toda máquina, es necesario brindarle constantemente el mantenimiento que demanda y sobre todo el hecho de recordar seguir las instrucciones de funcionamiento al pie de la letra. Si bien es imperante que las autoridades tomen cartas en el asunto, también es cierto que está en nosotros, los habitantes de cada ciudad el que hagamos el cambio con pequeñas acciones tan simples como le hecho de que comencemos a actuar como ciudadanos responsables y conscientes, ya sea detrás del volante de un vehículo o bien como peatones, pues será en la medida que adoptemos y hagamos que otros adopten buenos hábitos urbanos, cultivaremos una cultura de respeto y de convivencia sana, con la cual lograremos que nuestras ciudades sean un mejor lugar para vivir.
- Francisco Ramón Vázquez tiene estudios de licenciatura y maestría en arquitectura por la Facultad de Arquitectura de la UNAM, donde fue fundador de la editorial digital de la Facultad de arquitectura de la UNAM. Ha realizado numerosas investigaciones sobre diseño urbano-arquitectónico y filosofía contemporánea. Desde 2006 forma parte del equipo de diseño de Picciotto Arquitectos, reconocida firma mexicana de arquitectura sustentable, así mismo ha sido conferencista invitado en las principales universidades de México y en diversos foros de gran importancia enfocados en el diseño sustentable. [↩]