“Si los ambientalistas bloquean la energía, puede que Chile no alcance el desarrollo”
En su columna “The Americas” plantea que el lobby de ONG’s de EE.UU. en el país podría debilitar el combate a la pobreza.
(El Mercurio – 12/07/11)
Mary O’Grady es una de las editorialistas más destacadas del prestigioso periódico estadounidense The Wall Street Journal.
Sus agudos comentarios y análisis se plasman cada lunes en la columna “The Americas”, que publica en el WSJ, donde aborda temas políticos, económicos y de negocios en A. Latina y Canadá.
El tema al cual se abocó ayer fue el lobby que grupos ambientalistas de EE.UU. están desplegando en Chile “para bloquear el desarrollo de la energía” y los efectos que ello podría tener en el desarrollo del país y el combate para superar la pobreza. De allí el título de su columna, “ambientalistas de EE.UU. vs. los pobres de Chile”.
O’Grady comienza planteando que “el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, dice que generando altos niveles de crecimiento, la política económica de su gobierno puede colocar al país en la senda de convertirse en una nación desarrollada dentro de una década. Esas serían excelentes noticias especialmente para los millones de chilenos que aún viven bajo la línea de la pobreza. Pero no es probable que suceda si los ambientalistas tienen éxito en el bloqueo del desarrollo de la energía chilena”.
“La última causa ecologista en Chile se refiere a una planta hidroeléctrica en la Patagonia. En mayo, el organismo regulador chileno encargado de aprobar estos proyectos dio el visto bueno para la construcción de cinco represas generadoras de energía. Inmediatamente, grupos ecologistas organizaron protestas y marchas en Santiago y amenazaron con demandas que pueden demorar el proyecto por años. Los números de Piñera también se han afectado en las encuestas por la propaganda verde que enmarca al gobierno como un destructor de la belleza natural”.
O’Grady plantea que el conflicto ambiental en Chile tiene alcances que van más alla del país: “Chile es un país pequeño, pero este caso necesita una atención especial: Es un microcosmos de una batalla más global entre las cómodas élites que han decidido que ha habido suficiente progreso, y aquellos que luchan por el crecimiento económico y la erradicación de la pobreza. Armados con billeteras bien provistas, estos grupos ‘ecologistas’ internacionales han puesto a los defensores de la pobreza a la defensiva. La izquierda dura chilena también saltó a la palestra, al ver el tema de las represas como una oportunidad para debilitar al gobierno de centro derecha”.
La articulista recuerda una visita que el ministro de Energía y Minería chileno Laurence Golborne realizó a las dependencias del WSJ en Nueva York. “Parecía realmente sorprendido por el alto nivel de oposición pública al proyecto. El país importa el 70% de su energía y las fuentes son caras y poco confiables. Si espera crecer lo suficientemente rápido para socavar los números de la pobreza, necesitará fuentes de energía más diversificadas y a precios competitivos”.
“Golborne señaló que las plantas nucleares están fuera de discusión por la actividad sísmica, pero que el agua es un recurso abundante en el sur de Chile y es una fuente de energía limpia, renovable y no contaminante”.
“De acuerdo al think tank chileno Libertad y Desarrollo (LyD), el proyecto de represas, llamado HidroAysén, promete generar más del 30% de la energía que Chile consume actualmente. Las represas de la Patagonia inundarán aproximadamente 14.604 acres de tierra y producirán 18.400 GWh. Esa es una relación suelo/energía impresionante, comparado, por ejemplo, con el proyecto de represas brasileño Belo Monte, que inundará 127.506 acres y producirá 28.000 GWh.
El área afectada por las represas tiene una población de 13 familias y no se verán desplazadas grandes comunidades. El consorcio de energía también ha prometido establecer un área de conservación de 28.417 acres, y de reforestar 11.120 acres con especies nativas”.
“Las empresas de energía detrás de HidroAysén pueden tener los hechos de su lado, pero han fallado en tomar en cuenta que los extremistas medioambientales han hecho de la derrota del proyecto una alta prioridad los últimos cuatro años. Uno de estos grupos es International Rivers Network (IRN), una organización no gubernamental con sede en Berkeley, California, que funciona alrededor del mundo en contra de la construcción de represas en ríos para la generación de energía hidroeléctrica”.
Recuerda que en 2007 IRN dijo al diario La Nación que recaudaría grandes sumas de dinero para combatir el proyecto. “Su abogado también prometió el uso de una táctica familiar, demonizando a aquellos a favor de la represa: ‘La economía chilena depende fuertemente de su imagen exterior, y creemos que la imagen de HidroAysén se asociará a una política energética primitiva y la imagen de la degradación de la Patagonia, que es un símbolo mundial de la naturaleza'”. Y, en efecto, los chilenos han usado propaganda antirrepresas que muestra torres de transmisión superpuestas en fotografías del parque nacional en la Patagonia, aunque la planta hidroeléctrica está 300 kilómetros al norte de ese parque”.
“Peter Hartmann, un ecologista que vive en Chile, reveló en enero que el esfuerzo por detener HidroAysén ha recibido ‘ayuda y financiamiento’ de IRN, Greenpeace de España, el America’s Natural Resources Defense Council (NRDC) y Tides Foundation, entre otros grupos. En 2008, Robert Kennedy Jr., abogado del NRDC, se reunió con la entonces Presidenta de la República, Michelle Bachelet, para hacer lobby contra HidroAysén. Recientemente, escribió una carta al Presidente Piñera con el mismo objetivo”.
“Los reportes de prensa indican que los ambientalistas radicales también reciben dinero del jet set que posee grandes terrenos en la Patagonia como reservas de pesca y caza. Con mucho efectivo y amplias habilidades en la lucha contra el desarrollo, las ONG’s son formidables. No está claro si Piñera está a la altura del desafío. Bajo la presión ambientalista, él ya ha cancelado la construcción de una planta eléctrica a carbón que había superado los obstáculos regulatorios”.
“Si el proyecto de las represas es derrotado, las élites medio ambientalistas mantendrán la Patagonia salvaje y los espacios despoblados como su refugio personal. Que millones de chilenos se pierdan la oportunidad de escapar de la pobreza, sin duda no les quitará el sueño”.