Aeropuertos “fantasma”, el símbolo de la debacle económica española
CIUDAD REAL Proyectos ambiciosos costeados por el contribuyente son sinónimo de despilfarro.
(El Mercurio – 27/07/11)
Por Ciaran Giles Associated Press
Los relucientes edificios se elevan en la árida llanura central de España. Si te acercas, notas algo extraño en el Aeropuerto Central de Ciudad Real. No hay aviones a la vista. De hecho, no hay nadie. Se trata de uno de los “aeropuertos fantasma” de España, proyectos ambiciosos costeados por los contribuyentes que ayudaron a generar un boom económico y que ahora simbolizan el despilfarro que ayudó a la debacle.
Fue pensado como un aeropuerto auxiliar para Madrid y tiene una de las pistas más largas de Europa. Sin embargo, casi no hay marcas de neumáticos en ella, ya que recibe sólo un puñado de vuelos por semana.
El derrumbe de la economía española marcó la suerte del Central, pero hay quienes dicen que era un proyecto condenado al fracaso, pues se encuentra lejos de la capital.
España lucha ahora por superar la crisis, que generó un desempleo del 21%, derivada sobre todo del desmoronamiento de la industria de la construcción. El Central es un ejemplo de lo que sucede cuando las cosas no se hacen bien. Sin embargo, abundan los indicios de que España no aprendió de la crisis.
Hace poco se anunció la construcción de un tren de alta velocidad en Galicia, en el noroeste de España, en una región no muy poblada. Algunos economistas creen que el proyecto es una extravagancia. Pero siguen proyectándose puentes y carreteras, a pesar de que no hay dinero para esas iniciativas.
España tiene un largo historial de proyectos dudosos. Los aeropuertos y otras iniciativas ilustran cómo los gobiernos regionales e instituciones de ahorro vinculadas con el gobierno contrajeron deudas que tomará años saldar.
Problema regional
Los analistas dicen que las deudas regionales es uno de los factores que más afecta las posibilidades de España de reducir su déficit, que en el 2009 representó el 11,2% del producto bruto. La UE dispuso que para el 2013 no puede superar el 3%.
El Central es un aeropuerto ajetreado comparado con el Huesca, construido hace dos años en el norte de España y cuyos 30 empleados no verán un vuelo por seis meses. Su restaurante funciona, pero sirviendo a personas de la zona atraídas por su buena comida.
También está el Castellón, construido en una zona donde abundan los aeropuertos. Costó 150 millones de euros, fue inaugurado en marzo y todavía no ha recibido un solo vuelo.
Probablemente no lo haga por bastante tiempo, ya que aún debe conseguir una licencia para operar. Castellón fue construido porque supuestamente se iba a instalar un parque temático en la región, proyecto cuyo futuro no es promisorio.
León, la ciudad del Presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, le está dando uso comercial a un aeropuerto militar, pero llegan apenas unos pocos vuelos por semana. La ciudad de 200 mil habitantes cuenta con carreteras modernas y por allí pasará el tren bala que será construido en Galicia.
Murcia, en el sur, cuenta hoy con un segundo aeropuerto a media hora del primero, que bastaba y sobraba. Ahora se habla de que también se construirá uno en Toledo, a una hora de Ciudad Real. Buena parte del problema deriva del hecho de que España tiene 17 regiones semiautónomas.
“Este es un país de feudos”
“Este es un país de feudos, como en la Edad Media. Todos quieren su aeropuerto, su centro de convenciones y su tren rápido”, declaró Stephen Matlin, director ejecutivo de la inversora Matlin Associates en Madrid.
“Uno o dos aeropuertos no son un problema. El problema surge cuando tienes cientos de miles de proyectos y comprometes miles de millones de dólares aquí y allá”, señaló.
Los dos principales partidos políticos de España se acusan mutuamente por los excesos. Ambos aducen que cuando se elaboraron los proyectos más cuestionables, nadie avizoró la crisis que se venía encima.