Gobierno y privados iniciaron un plan para recuperar el lago Rapel
Se crearon cuatro mesas de trabajo que abordarán las áreas más problemáticas. Sus resultados se verán en los próximos meses.
(El Mercurio – 02/08/11)
Por Jorge Molina
El trabajo para transformar al embalse Rapel en un lago sustentable, tanto en el aspecto medioambiental como en la recuperación de su economía ligada al turismo, tuvo ayer un primer avance. En la biblioteca municipal de Las Cabras, representantes del gobierno, de empresas del sector y de organizaciones vecinales y de dueños de casas de veraneo acordaron cuatro mesas de trabajo para revertir la situación crítica en que está hoy.
Según un estudio realizado por el centro Eula de la U. de Concepción, el embalse construido en 1968 sufre un grave proceso de eutrificación (deterioro de la calidad del agua causado por las aguas servidas, la agroindustria y la agricultura) y problemas de acumulación de sedimentos. Esto ha traído como consecuencia la presencia masiva de algas y de malos olores que alejan a turistas y veraneantes.
Varios frentes
Para revertirlo, el seremi de Medio Ambiente de O’Higgins, Juan Prieto, propuso ayer la creación cuatro mesas para gestionar soluciones, en las que participaran organismos estatales, privados y empresas de la zona.
La primera es un plan de alerta temprana que avise a turistas y usuarios del lago cuando existan floraciones masivas de microalgas, que en algunos casos podrían ser tóxicas, para minimizar su impacto.
En segundo término, se buscará rehabilitar sus aguas y controlar la eutroficación. Allí se estudiarán medidas como la construcción de un humedal en el estero Alhué, que permitiría “filtrar” las aguas contaminadas, y atacar las microalgas con ultrasonido para destruirlas a nivel celular.
Otra de las mesas de trabajo se dedicará a elaborar un plan de educación ambiental. Entre las ideas que se trabajan se incluye crear ordenanzas en las comunas aledañas al lago para reglamentar la disposición de basuras y regular los vertimientos de aguas servidas al lago por parte de casas de veraneo y campings, entre otros.
Por último, un cuarto grupo se dedicará a orientar la gestión del turismo en el lago. Allí, una de las aspiraciones del Consejo de Desarrollo y Protección del Lago Rapel (Codepra), que agrupa a vecinos y veraneantes, es transformar el lugar en una zona de interés turístico.
En paralelo, y por una cuerda separada, se avanzará en una de las principales peticiones del Codepra: que Endesa, propietaria del embalse, garantice que mantendrá la cota alta en verano para favorecer el turismo. “Qué sacamos con descontaminarlo si después no tenemos agua. Ese tema hay que solucionarlo”, dice Óscar Anwandter, presidente del organismo.
Para ello, se acordó solicitar una reunión con ejecutivos de la empresa. “Esto requiere de una negociación en la que estamos más que abiertos a participar, porque entendemos que no sólo es una necesidad de quienes viven o veranean en Rapel, también hay un factor ambiental”, dijo Prieto.
Junto con ello, se fortalecerá la fiscalización de las actividades agroindustriales -criaderos de aves y cerdos-, agrícolas y mineras ya instaladas en la zona y que afectan la calidad de las aguas.
“El primer paso ya se dio, y lo positivo es que está la conciencia en todos los actores de que hay que buscar una solución al problema. Ni el gobierno, ni los privados ni las empresas con instalaciones en la zona podemos seguir mirando cómo el lago se está yendo al diablo”, dijo Anwandter.