Las casas-ruca, la nueva apuesta de Huechuraba
Hace dos semanas, 25 familias mapuches están habitando las viviendas sociales adaptadas a sus costumbres en un cerro de la comuna.
(La Tercera – 12/08/11)
Por Loreto Aravena
De la ventana de la segunda casa cuelga una bandera azul, verde y rojo. Es la única bandera mapuche ahí, pero es la que da la bienvenida al conjunto de 25 viviendas sociales que el conocido arquitecto Cristián Undurraga proyectó en 2010 en uno de los cerros que rodean la comuna de Huechuraba.
No son como cualquiera de las otras. Estas están diseñadas de acuerdo a los ritos y costumbres que siguen los mapuches desde sus orígenes. Se nota a simple vista, pero también si se les mira de cerca. Su fachada, por ejemplo, está cubierta de coligües, todos apostados en forma horizontal. Al medio, un tronco cruza en diagonal la fachada: “Es por el rehue, que según nuestra cosmovisión, simboliza la conexión de la tierra con el universo”, dice Iris Llafquén, una de las habitantes que suele estar por las tardes en Vista Hermosa, el conjunto de viviendas de 68 m2 que se empezó a construir el año pasado y que ya están habitando cerca de 150 mapuches. Un porcentaje mínimo del total que hay en Huechuraba, que suman alrededor de 7.000.
No es la comuna con mayor cantidad de miembros de la etnia (Puente Alto es la que lidera en cantidad, según el Programa Indígena Urbano), pero la alcaldesa Carolina Plaza quiso ser la pionera en la construcción de casas para allegados mapuches. Cuando fue a presentar el proyecto al Ministerio de Vivienda, dice que la ministra Poblete la miró “raro”. “Pero yo quería resguardar una tradición cultural”, asegura la edil.
Al lado de los huincas
Transitar por La Pincoya hace 15 años no era un paseo atractivo. Un taxista que solía trabajar ahí en esos tiempos cuenta que la lluvia de piedras estaba asegurada con sólo asomar la punta del auto por cualquiera de las calles de esta población.
Hoy, Av. Recoleta -desde donde se accede a las viviendas sociales mapuches- es más ancha, tiene más postes de luz y una municipalidad “trendy”. También la hizo Undurraga, el creador de la nueva Plaza de la Constitución y el Centro Cultural La Moneda, quien en 2005 recibió el encargo de la alcaldesa. Ella quería erradicar los campamentos de su comuna y él, asumir un proyecto social. “Siempre he tenido empatía con los mapuches, por eso acepté el encargo. Me reuní varias veces con ellos; yo iba para su ruca, me contaban sus penas y anotaba sus requerimientos”, cuenta el arquitecto.
La tradición mapuche indica que el baño y la cocina deben estar muy bien separados. “Como en el sur, que el baño está lejos de la ruca”, dice Erminia Tranolao, otra de las vecinas de las 25 casas. Por eso es que al proyectar el espacio, Undurraga puso el baño en el segundo piso y la cocina, en el primero. Además, tuvo que diseñar las habitaciones de tal manera que el respaldo de las camas mirara hacia el norte. “Si están hacia el poniente, llega la muerte”, explica Patricio Vejar, el marido de Iris, quien antes era huinca, pero al casarse con ella recibió su certificado mapuche.
Quizás el más llamativo de los encargos fue el de la puerta de acceso. Esta debía dar hacia el oriente, hacia donde sale el sol. Por eso es que la entrada no está por el frontis de la casa, sino en la parte posterior. Y aunque ésta tiene un cerro al frente, “el sol llega una hora después de que sale”, explican los vecinos. La luz llega filtrada gracias a los coligües y eso hace que la iluminación se asemeje a la de una ruca”, aclara Patricio. Trabaja en construcción y, por lo mismo, está dedicado a arreglar su casa. Entre cada palmeta que pega en el piso de su living, le echa un vistazo al partido de fútbol en el plasma que está en el comedor. Pero más le interesa la entrevista, mostrar su nueva casa. “Aquí sí que estamos bien”, asegura mientras abre la puerta que da hacia el baño.
-Mire-, dice. -Desde aquí veo cerro Renca y pa’l Año Nuevo se ven los fuegos artificiales de la Torre Entel… ¡Y también los de Vitacura!- cuenta Patricio, sin poder disimular la sonrisa.