Cartas destacadas de la semana: Turbinas eólicas y aves
El mayor uso de Energías Renovables no Convencionales parece empezar a ser una realidad en el mundo y en nuestro país. En Chile proyectos de energía eólica han sido aprobados en el último tiempo y aunque algunos lo celebran por tratarse de energía limpia, también están los que se oponen a la instalación de molinos de viento.
Esta semana se publicó en La Tercera una serie de cartas que se refieren a esta problemática. Fueron publicadas respectivamente los días 8, 10 y 11 de Agosto. Los autores son Nicolás Huidobro y Pablo Astudillo Besnier.
Señor director:
Un importante grupo de conservación ha hecho un llamado a TransAlta Corp. para apagar periódicamente las turbinas de su granja eólica Wolfe Island, ubicada en Ontario, Canadá, con el fin de reducir el número de aves y murciélagos que han resultado muertos por las máquinas.
De hecho, Nature Canada reveló que las 86 turbinas del proyecto se encuentran entre las más destructivas de la vida silvestre en Norteamérica. Los ambientalistas plantean que TransAlta debería apagar parte de la granja eólica, una de las más grandes del país, durante los períodos de alto riesgo al final del verano y a comienzos de otoño, cuando las golondrinas se congregan en la región y los murciélagos emigran.
Cuando en Chile se debate en torno a proyectos hidroeléctricos como HidroAysén no reparamos que la controversia en relación con la muerte de las aves es sólo uno de los desafíos que está enfrentando la industria eólica de Canadá, la que ha tenido que luchar contra los ruidosos oponentes que dicen que las turbinas son feas, que causan problemas de salud y que no contribuyen a la reducción de emisiones de carbono.
Nicolás Huidobro
Ingeniero civil industrial
Señor director:
Respecto de la interesante carta enviada por Nicolás Huidobro titulada “Turbinas eólicas y aves”, hay que señalar que un estudio patrocinado por la Academia Nacional de Ciencias (NAS) de Estados Unidos, en el año 2007, determinó que las muertes de aves causadas por turbinas eólicas corresponden a sólo el 0,003% de las muertes por causas humanas.
El estudio señala incluso que mueren más aves anualmente por choques con edificios, antenas de radiotransmisión, por la contaminación atmosférica o incluso en manos de felinos, y se identifican las especies afectadas con más frecuencia por las turbinas eólicas. El estudio tampoco indica que el tema del ruido sea relevante, aunque entrega una lista de “buenas prácticas”, mientras que en el tema de la reducción de las emisiones de carbono, los estudios son contundentes respecto de los beneficios de este tipo de generación eléctrica.
Los impactos de las turbinas eólicas, desde el punto de vista ecológico, son incomparables a los causados por otros tipos de generación eléctrica, los cuales poseen perjuicios ecológicos más evidentes y peligrosos, sustentados por evidencia científica sólida que a veces es convenientemente ignorada en el debate nacional. No debemos caer en la costumbre de crear y creer en mitos en torno a las energías renovables no convencionales, que no poseen el sustento ni la evidencia científica necesaria para debatir con altura de miras.
Pablo Astudillo Besnier
Señor director:
En su carta publicada ayer en este diario, Pablo Astudillo Besnier aportaba un estudio de 2007 para contrarrestar una reciente publicación de Nature Canada, que reveló que las turbinas eólicas en Ontario se encuentran entre las más destructivas de la vida silvestre en Norteamérica.
Más allá del caso, lo interesante es que nos permite entrar en un debate necesario y urgente para Chile sobre lo que son y significan las energías renovables no convencionales (ERNC), como la solar y la eólica.
Comparto el llamado de Astudillo a no crear mitos en torno a las ERNC. Y en esa misma lógica, el primer mito que hoy la sociedad chilena parece haber aceptado, pese a toda la experiencia internacional y la investigación, es que las ERNC son la gran solución a la demanda energética que tenemos, en circunstancias que no son el sustento de ninguna matriz energética del mundo, sino sólo un complemento.
Algunos ejemplos: Alemania genera cerca del 12% con ERNC, sin embargo, 46% es a carbón; EEUU genera cerca de un 12% con ERNC y un 49% en base a carbón, y Brasil genera cerca del 4% con ERNC y un 80% con energía hidroeléctrica.
En el mundo son sólo tres las energías que dan el piso a cualquier matriz energética: la nuclear, la térmica (quema de carbón, gas o petróleo) y la hídrica. A ellas se pueden sumar o complementar las ERNC. De ahí la importancia para Chile, por ejemplo, de proyectos como HidroAysén.
Y lo segundo, en el supuesto de que algunas de ellas pudieran igualar el aporte en generación y transmisión de energía que las térmicas o hídricas sí realizan, su impacto en el entorno sería aun mayor, así como sus costos para el país.
Nicolás Huidobro
Ingeniero civil industrial