El rol de los subsidios habitacionales en la sociedad actual ¿Son las soluciones de fondo para el problema habitacional?
Escrito por: Álvaro Felipe Espejo León, Arquitecto Oficina de Vivienda, Departamento de Estratificación y Subsidios, DIDECO, I. Municipalidad de San Bernardo
Desde 1906 que se viene experimentando con una experiencia habitacional institucional pública, luego en 1978 se instaura la primera generación de políticas habitacionales en donde surge el Laboratorio de Políticas Neoliberales –nombre aun mas experimental- en donde se intenta ejercer la labor arquitectónica públicamente otorgando hábitat a la población chilena.
No describiré la historia de la política habitacional, pero si quiero dar cuenta de algunas características que hicieron de esta política transformaciones durante el tiempo. La década de los ’90 en Chile se constituyó como un periodo de profundos cambios sociales y urbanos. Producto de las políticas habitacionales implantadas en esa época, en nuestras ciudades comenzó un proceso de transformación y expansión que modificó el paisaje de nuestras periferias, mediante la construcción masiva de conjuntos de viviendas de interés social.
La labor del arquitecto es garantizar soluciones habitacionales y urbanas de calidad, dignas y que respeten la ciudad. En la línea de tiempo se logro llegar a esa meta y entregar soluciones acordes a estos desarrollos experimentales.
Nace la pregunta: ¿Cómo, desde un modelo tan exitoso teóricamente, surge algo tan nefasto para el hábitat de nuestras ciudades en la práctica?
No es tan simple responder esta pregunta como se piensa, lamentablemente desde el origen gubernamental de legislar sobre el hábitat en donde viviremos ya se cometen varios errores que lo único que fomentan es a un Estado (no Gobierno) cobijante, amparador y subsidiador. Un Estado que implementa subsidios para enmendar los errores de planificaciones urbanas nefastas, que lo que generaron es impulsar un mercado inmobiliario segregado.
Este avanzar desmedido y esta construcción masiva, que privilegió la cantidad por sobre la calidad; este éxito, desencadenó en la aparición de nuevas expresiones en las ciudades, potenciando procesos sociales de exclusión y fragmentación; factores que generaron la nueva pobreza urbana que hoy vemos en nuestras ciudades.
Esto es fácil de entender y no solamente se refleja en las políticas habitacionales, sino que lo vemos a diario en las protestas educacionales que actualmente en Chile se han transformado en la prioridad nacional, en donde se pide que el Estado se haga cargo del derecho de una educación de calidad. Si homologamos lo anterior a los subsidios, pasa algo similar. No es mi afán estigmatizar que las políticas habitacionales no hayan sido útiles, lo fueron –tiempo pasado- y de muy buena manera, con soluciones arquitectónicas de calidad y diseños urbanos de algunos barrios simplemente notables (Villa Portales, Villa Olímpica, entre muchos otros) pero no pasa lo mismo en la mayoría de los casos. Actualmente se legisla para fomentar el estancamiento, la segregación, la baja participación ciudadana y por ende el poco interés de cambiar una política habitacional que no responde a las necesidades imperantes actuales de la gente. No es posible que se piense como solución habitacional en naves con 24 blocks de 35 mts2 cada uno por ejemplo, con espacios públicos nefastos, hacinamiento, pasajes, muros ciegos y pasadizos que solo fomentan la delincuencia y la drogadicción, en definitiva soluciones arquitectónicas para familias que al momento de colocar en la balanza seguir viviendo en campamento y vivir en este tipo de vivienda, claramente se inclinara hacia una vivienda nueva.
Ese es el problema, las familias al final se resignan a soluciones precarias, obras gruesas habitables, con ampliaciones propuestas en sectores marginales pertenecientes a ciudades no planificadas. Soluciones que son adornadas con la palabras gratuidad y nueva, sólida y calidad de vida. Si, estamos de acuerdo que se realiza un esfuerzo de años (promedio 5 años) para alcanzar ese anhelado sueño. Pero volvemos a caer en esa falacia de complejidades, si desde la base del origen de los decretos que impulsan los subsidios, ya comienza a surgir la burocracia que filtra el interés de las personas en postular a subsidios. Actualmente se diseña de otra manera las viviendas sociales, es el deber de los Arquitectos dar solución de calidad, pero no condicionado a los costos, especificaciones e itemizados de materiales.
Existen muchos subsidios que fomentan el mejoramiento y ampliación de las viviendas, el mejoramiento de bienes comunes y entorno, pavimentación participativa, entre muchos, en donde se delegan las verdaderas responsabilidades y deberes de quienes debieran garantizar aquellas soluciones arquitectónicas y urbanas de calidad. Subsidios como aquellos hacen una buena labor, logran su objetivo, pero debemos tener claro que esa responsabilidad no recae en los Comités de Adelanto que postulan, sino en el Estado y que se han transformado en la base de la actual política habitacional, subsidios que reparan en parte el mal actuar de gestiones anteriores.
Si, también estamos de acuerdo que existen soluciones habitacionales que responden a las demandas colectivas de un alto porcentaje de la población, por ejemplo el anterior Fondo Solidario y el actual Nuevo Subsidio D.S. N° 1 que cubre las necesidades imperantes de vivienda de cierta población.
Tenemos que tener claro que la cantidad de beneficiados no es lo importante, sino que la calidad de la solución determinará la real felicidad de la familia. La Política Habitacional de los ’90 fomentó exactamente aquello. Actualmente debemos retomar el concepto de calidad de nuestro rubro y traspasarlo a las soluciones que se ofrezcan. ¿Pero qué sacamos con ejercer nuestro trabajo si el problema es de fondo? Hay que actualizar las Políticas Habitacionales y estandarizarlas hacia el futuro, no seguir con mediocridades que impulsan a una sociedad mezquina y conformista que espera conjuntamente a que se postule a un subsidio de ampliación para mejorar la solución habitacional original.
Estamos intentando edificar en hormigón sobre una fundación de adobe. La idea es cambiar la fundación y ojalá el sobrecimiento para que la construcción de hormigón pueda sostenerse por muchas décadas más, pero ese cambio debemos hacerlo pronto, si esperamos más tiempo el hormigón se desplomará por culpa del adobe. Actualmente el adobe se define como la Política Habitacional y el hormigón los subsidios y soluciones actuales, intentemos cambiar la política para que se proyecten mejores soluciones, ese es el fin.