Cartas destacadas de la Semana
Esta semana seleccionamos dos cartas que desde dos motivos distintos se refieren a un mismo tema, ¿Cómo planificamos y construimos nuestra ciudad? La primera titulada Plan Regulador Metropolitano fue escrita por el arquitecto Fernando Castillo Velasco y se publicó en el diario La Tercera el domingo 11 de septiembre. La segunda llamada Epidemia Inmobiliaria fue escrita por el arquitecto Christian de Groote y se publicó en el diario El Mercurio el jueves 15 de septiembre.
Plan Regulador Metropolitano
Señor director:
La decisión de la Contraloría General de la República de rechazar el proyecto para aumentar en diez mil hectáreas la superficie urbana del Gran Santiago, me lleva a agradecer a dicha institución por la correcta decisión que tiende a salvar esta ciudad del aumento de la población urbana, sobrepasada de lo que le corresponde en relación con todo el país y a su misión de ciudad capital.
Los urbanistas actuales son fatalistas. Aceptan sin chistar que Santiago, con grave perjuicio para todos, aumente su tamaño y población en forma desmedida, cubriendo todo el valle central.
Las predicciones sobre el aumento de la población de Santiago nos indican que no sabemos conducir la ciudad con políticas urbanas que fomenten un aumento armónico y controlado en las áreas urbanas de todas las ciudades chilenas, pensando también, en la necesaria creación de nuevas ciudades donde se requieran.
Se cree que por existir el automóvil, la ciudad debe bajar su densidad de habitantes y expandir su superficie hasta extremos inaceptables que dañan su relación con el campo, el clima y el medioambiente.
En Chile, no existe la idea de que el país debe desarrollarse en su totalidad, y se da prioridades a Santiago en cuanto a fomento de inversiones.
Esta errada política se agrava al constatar que no se construyen los equipamientos y servicios esenciales que la ciudad requiere para generar un lugar habitable con calidad y belleza.
Fernando Castillo Velasco
Arquitecto
Epidemia Inmobiliaria
Señor Director:
El Club de Golf Los Leones -el más rancio y antiguo de la capital- acaba de cumplir 100 años de existencia y 75 en su actual ubicación. Con su cancha de golf trazada por Agustín Edwards Budge y que compite mano a mano con las mejores del mundo; con su parque diseñado por don Óscar Praeguer, y su club house, levantado al más puro estilo Bauhaus, al cabo de siete décadas, el Club se ha convertido en un verdadero pulmón verde, no sólo excepcionalmente hermoso y maduro sino que indispensable para nuestra capital.
Pues bien, el gambito jugado por el Club Deportivo de la Universidad Católica con sus terrenos a orillas del Mapocho, destinados a áreas verdes ribereñas, que le habían sido cedidas gratuitamente para una actividad acorde con su destino natural y que de la noche a la mañana fueron convertidos en terrenos aptos para desarrollar un proyecto inmobiliario de tres torres de oficinas, debe haber abierto el apetito a más de algún director del Club de Golf Los Leones, como también a más de alguno de los socios.
Y así, para la ladera nororiente del cerro San Luis, en 3,8 ha que son parte integral de los terrenos del Club, se ha ideado la estratagema de entregarlas en arrendamiento a cien años plazo con el objeto de que el arrendatario construya y opere un hotel de lujo y una decena de edificios de departamentos llamados eufemísticamente “apart-hotel”, de forma de torcerle la nariz a la norma que prohíbe construir viviendas en un área verde. Además, el acceso a este despropósito se haría directamente desde la rotonda Pérez Zujovic, cosa a todas luces imposible.
Dicen que la necesidad tiene cara de hereje; pero, ¿es realmente la necesidad o es que nuestra sociedad ha ido perdiendo, paso a paso, los niveles de cultura y la preocupación por el bien común que algunos estratos tuvieron?
Christian de Groote
Arquitecto