Vecinos de departamentos reclaman por invasión a la privacidad y malos olores
Administradores de edificios explican que en la mayoría de los casos no pueden hacer nada para solucionar los problemas entre vecinos. La opción de acudir a los juzgados de policía local es engorrosa y poco efectiva.
(El Mercurio – 20/09/11)
Por Nadia Cabello
Vivir en comunidad no es fácil. Bien lo saben los administradores de edificios, quienes reciben los reclamos de propietarios y arrendatarios de departamentos -algunas veces justificados, otras veces un tanto excéntricos- y que deben intentar solucionarlos para comodidad de los vecinos.
“El Mercurio” tuvo acceso a los libros de reclamos de las conserjerías de edificios en Las Condes, Vitacura, Providencia y Ñuñoa, donde los vecinos dejan sus sugerencias y reclamos a los administradores, para determinar los problemas más comunes.
En un edificio de Las Condes, en la calle Colón, entre reclamos por fallas en el ascensor y por los pagos de gastos comunes, uno escrito con letra grande y apurada llama la atención: “Administrador, me gustaría que pudiera hablar con el vecino del 806 que me tiene muy molesta y no escucha mis reclamos. Desde que llegó me di cuenta de que desde su ventana mira hacia la mía y me tiene bastante incómoda. Siempre que me siento a almorzar él está fumando y viendo todo lo que hago. Yo tengo niños y no quiero que ellos se sientan incómodos. Varias veces le he dado a conocer mi inquietud, pero sigue con esa conducta que me parece impropia”.
Los problemas de privacidad se repiten. En un edificio de Vitacura, ubicado en Alonso de Córdova, un vecino escribió: “¿Podría pedirle al vecino del departamento 1007 que cambie las cortinas? El color está dentro de lo que acordamos en el reglamento interno, pero se traslucen durante el día y la noche y los demás podemos ver fácilmente hacia el interior de su casa”.
Pero existen vecinos más exigentes, como uno de un edificio de Eliodoro Yáñez, en Providencia, que no está de acuerdo con el desodorante ambiental que usa la administración para los ambientes comunes y pide “comprar el mismo aroma que compraba la administración anterior, porque ése no era ‘hediondo’ como el de ahora”.
Los más comunes
Para Juan Carlos Latorre, el presidente del Colegio de Gestión y Administración Inmobiliaria que agrupa a los administradores de edificios, existen cuatro reclamos que son los más comunes en cualquier edificio, sin importar su ubicación, valor o tamaño. “Los ruidos molestos por las fiestas, el televisor muy fuerte o el señor martillando; el ruido y la suciedad de las mascotas; el mal uso de los estacionamientos de visitas y los olores de las comidas que inundan un piso o más”, son los reclamos más frecuentes que tenemos que tratar de resolver, asegura.
Es lo que se lee en un libro de reclamos de un edificio de Ñuñoa, en el cual se describe que la mezcla de olores de la cocina de un departamento ocupado por extranjeros pasa directamente al dormitorio de su vecino.
Latorre explica que es poco lo que un administrador puede hacer además de conversar con los vecinos. “Los propietarios y los administradores crean reglamentos, pero no hay sanciones para quienes los contravienen. En un caso extremo uno podría ir al juzgado de policía local, con el consentimiento de los copropietarios, pero eso implica un trámite larguísimo, con abogado de por medio, y que muchas veces no conduce a nada”, asevera.
Latorre cuenta que en los 25 años que lleva trabajando como administrador de edificio sólo tres veces ha denunciado a personas por ruidos molestos en el juzgado de policía local “y jamás he ganado”, reconoce. Para quienes sí pueden ser una ayuda los libros de reclamo es para quienes quieren arrendar o comprar un departamento porque leyéndolos se pueden hacer una idea de cómo es la convivencia entre los vecinos del condominio al cual llegarán a vivir.
Reglamento
Cada comunidad puede crear el suyo para normar la convivencia en los edificios.