¿De quién es la ciudad?
El lunes recién pasado apareció una carta al director que no puedo dejar de comentar. En ella, el señor Jorge Biggs expresa su profundo malestar por la corrida solidaria del Hogar de Cristo, realizada el domingo 25 de septiembre, ya que, por motivo de ésta, él no pudo circular tranquilamente por un sector de Las Condes.
Señala que, rayando en lo inconstitucional, un grupo de entusiastas trotadores se tomaron las calles de Santiago. No me queda claro qué puede tener de anticonstitucional una corrida permitida por la Intendencia de la Región Metropolitana, previamente coordinanda por la Municipalidad de Las Condes junto a Carabineros. Por lo tanto, menos correcto me parece el término “tomaron” las calles de Santiago.
Continúa el señor Biggs, diciendo: “No tengo nada en contra de quienes quieren agotarse en una actividad que puede ser hasta legítima, pero no hay derecho; simplemente no lo hay, que ello ocurra apropiándose de calles e impidiendo el normal desplazamiento en una cuidad como Santiago. O cualquier otra. Hay estadios, están la cuesta Barriga, la del Melón, la Zapata; en fin, una enormidad de caminos que casi no son utilizados o que tienen rutas alternativas; pero no. Hay que hacer esta carrerita en Manquehue con Kennedy, en Apoquindo, en Bilbao, en calles que pueden ser un Edén en un día domingo cuando la falta de un cortejo de autos cuyos dueños se han quedado en camita leyendo este diario o comentando el apagón (que una vez más vino a opacar la noticia de primera página de la Camila), cuando esas calles nos permiten a los pocos conductores sonreír y pensar en lo afortunados que somos de vivir en Santiago du Chili, las calles son taponeadas de velocistas que, con una arrogancia que es incluso protegida por Carabineros, nos sonríen con sarcasmo”
A ver, pienso que en las primeras frases de la cita de Biggs, expuesta en el párrafo anterior, se encuentra el meollo del asunto. El señor Biggs dice, “no hay derecho; simplemente no lo hay, que ello ocurra apropiándose de calles e impidiendo el normal desplazamiento en una cuidad como Santiago”. Con todo respeto, pero ¿De qué derecho estamos hablando? ¿El derecho de los automovilistas en la ciudad? ¿No es acaso el mismo derecho que tienen los peatones, los ciclistas y los deportistas?
Yo me pregunto ¿Por qué hay personas que creen que la ciudad está hecha para vivirla dentro de un auto? Es verdad que el desarrollo de autopistas y distintas obras viales favorece y mejora la experiencia de los automovilistas, pero no porque esto sea frecuente o mayor en número, respecto de los ciclistas, por ejemplo, significa que sea “lo normal”. No olvidemos que los frecuente no siempre es lo normal.
Para ser justa, creo que automovilistas, peatones (deportistas) y ciclistas, cuentan con los mismos derechos respecto de la ciudad, aunque lamentablemente los beneficios están hechos con un especial énfasis, en los automovilistas, como si éstos pagaran algún servicio especial para obtener más m2 en la ciudad, o por último como si estuvieran haciendo una contribución, por sobre el resto de las personas, al pasearse en auto por la ciudad. O sea, como el sr. Biggs tiene derecho a circular en automóvil por su comuna, los peatones tiene el mismo derecho y ambos deben respetarse entre sí, lo importante es que la gestión municipal y la gestión de las corridas o maratones informen con anterioridad a la comunidad.