Los defensores del Humedal de Batuco
Dos vecinos de la comuna de Lampa se propusieron resguardar el refugio de aves más grande de la Región Metropolitana. Por medio de las agrupaciones que dirigen, independientes de toda ONG, organismos estatales o partidos políticos, se movilizan informando a la comunidad y haciendo frente a todo tipo de depredadores, principalmente al hombre.
por Cristián Labarca B. La Tercera
En 1980, la laguna de Batuco poseía una extensión de 482 hectáreas, de las cuales para el año 2005 sólo se conservaban 209
DUARDO Acuña (39) es ingeniero ambiental y microbiólogo. Tiene dos hijos y hasta 2005 vivía en Maipú, pero se mudó a Batuco en busca de “un entorno natural”. Recién llegado, se enteró que su terreno y el de sus vecinos, estaba entrampado en un juicio entre el Consejo de Defensa del Estado y el otrora dueño de los sitios, “por no cumplir con una serie de acuerdos ambientales al lotear dentro de una zona ecológica”.
Eso fue lo que lo llevó a formar, en 2010, Batuco Sustentable y pasar de ser un residente de la zona a uno que participa activamente en la defensa del Humedal de Batuco. Conoció a Leandro Moya (41) -también ingeniero y habitante del sector desde 1999- y unieron fuerzas. Desde 2006, Moya dirige, además, el sitio web humedaldebatuco.cl.
Ubicado a media hora al norte de la capital, Batuco -en mapudungún “agua de la totora”- es una localidad de Lampa, cuyas principales atracciones son un club de alas delta y una estación ferroviaria abandonada. Eso y el humedal, un terreno de 14.788 hectáreas que se extiende hasta el sur de la comuna de Tiltil y al extremo norte de Quilicura. Inmenso, aunque muy disminuido. Según los lugareños, sus proporciones originales fueron una de las barreras naturales más complejas de sortear por los conquistadores españoles.
Dentro del humedal, en un terreno privado de Batuco, existe una laguna que es el refugio de miles de aves migratorias, como la gaviota de Franklin, la garza cuca y el cisne de cuello negro.
Cristián Romero, docente de la Universidad Mayor y director de CSW Consultores Ambientales, explica que “humedales como Batuco están entre los ecosistemas más importantes del planeta: 25% de la productividad económica del hombre depende de ellos, juegan un rol primordial en el mantenimiento y regulación de las cuencas hidrográficas, estuarios y aguas costeras y proveen de hábitat para el refugio y reproducción de fauna, por lo que son considerados reservorios de biodiversidad amenazada”.
Es el caso del guayacá, el algarrobo y de la rana chilena, el cisne coscoroba y la becacina pintada, todas categorizadas en peligro de extinción. “El foco de conservación más importante en el Humedal de Batuco es su fauna: “Se han registrado 148 especies de vertebrados”, cuenta Romero.
Pese a todos los beneficios que tiene este sitio en Santiago, Moya lamenta que no tenga carácter de reserva ecológica: “Sólo es considerado sitio prioritario de conservación de la Región Metropolitana, por la Conama; cuerpo lacustre, por la DGA, y zona de interés turístico, por Sernatur”.
A diferencia de Río Cruces, al norte de Isla Teja (XIV Región) o El Yali, en Santo Domingo (V Región), el Humedal de Batuco no se encuentra protegido por la convención de Ramsar, acuerdo internacional que vela por la supervivencia de esta clase de ecosistemas a nivel mundial y próxima meta para Batuco Sustentable. Y eso enoja a Moya y Acuña: “No hay políticas ambientales serias. Por eso comenzamos a vigilarlo y a reclamar, a quien corresponda, cualquier tipo de hecho que fuera en contra de la sustentabilidad de la zona”, acusa Acuña.
Así, la dupla de vecinos pelea en distintos frentes: al suroriente de la laguna hay una fábrica de ladrillos y cerámicas que socava sus bordes al extraer la tierra que necesita su negocio, mientras que la Planta de Tratamiento de Aguas Servidas La Cadellada recibe los lodos domiciliarios de los usuarios de la comuna de Colina y descarga en la laguna.
Batuco Sustentable cuestiona su vigencia y adhiere a su reconversión tecnológica, proyecto actualmente en estado de calificación. “En 2010, la Municipalidad de Lampa intentó instalar una nueva planta (de descarga de desechos), sin el Estudio de Impacto Ambiental correspondiente. Nos movilizamos con protestas y caravanas y el municipio bajó el proyecto. Hoy trabajamos para que tanto privados, la comunidad y el gobierno puedan dar soluciones”.
Cada año, basurales y la caza furtiva quitan el sueño a esta dupla. También las variantes climáticas, pues en verano es común que el nivel de la laguna decaiga. Pero el mayor problema para ellos, “es la construcción de pozos y canales destinados a habilitar tierras para viviendas y uso industrial”. Según Romero, en 1980, la laguna de Batuco medía 482 hectáreas, de las cuales 209 se conservaban en 2005, “porque 192 fueron destinadas a la urbanización y la extensión de la agricultura”.
En el Ministerio del Medio Ambiente señalan que hace cinco años mantienen una mesa en Batuco, “pero las soluciones no son resorte únicamente de este ministerio, sino de aquellos que mantienen propiedad y actividades en el área directa y de influencia. Es relevante que en marzo se constituya un equipo de profesionales y especialistas para evaluar el daño, y concluir alternativas para la mantención y rehabilitación de este sistema”.