Sobre la ciudad que es necesario incluir en el mapa
Escrito por Jorge Mario Jáuregui, Arquitecto de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina y Arquitecto Urbanista de la Universidad Federal de Rio de Janeiro. Autor del programa Favela Barrio de Río de Janeiro
El tema de la omisión de grandes zonas urbanas llamadas “informales”, necesariamente demanda un cruzamiento de miradas y enfoques, capaz de lanzar nueva luz sobre los problemas colocados y exigir otras formas de aproximación.
En la sociedad latinoamericana actual, atravesada por conflictos de no-reconocimiento entre sus diversas partes componentes, una primer tarea consiste en la reunión de las diferencias en torno de una mesa de explicitación de posiciones y eso en sí mismo constituye una gran contribución para la búsqueda de soluciones.
Muchas ciudades en América Latina, por sus condiciones geográfico-topográficas presentan en toda su área urbana un tejido que se en- cuentra mezclado entre la ciudad formal y la informal (si bien normalmente la mayor parte de los asentamientos irregulares se dan en la periferia).
La creciente ocupación del territorio es un pro- ceso de larga data, cuyo efecto multiplicador se torna evidente aún al más desatento observador.
La cuestión no es tanto de “inclusión”, pues ellos ya “son” parte de la ciudad, se los reconozca o no. El problema consiste precisamente en reconocerles el derecho de participar de todos los beneficios de la urbanidad como el resto de los ciudadanos. Lo que exige transformar estas áreas incorporándoles calidad urbanística y arquitectónica, con todos sus servicios complementarios, obviamente. Es decir, exige “construir ciudad, para todos”, inclusive para los que están “fuera del mapa”.
Este “espacio otro”, de existencia marginal, posee una lógica particular de ser, de movimiento y expresión. Como organismo urbano, la esfera privada es la que establece los vectores de las transformaciones y su configuración espacial marcadamente laberíntica. La esfera pública se resume a un espacio conectivo que simplemente acontece en los intersticios de los espacios privados, en las numerosas callejuelas siempre en transformación por el agregado de construcciones privadas.
Los asentamientos informales son una suma de lugares y atravesamientos de flujos en un contexto de intervenciones fragmentarias y contradictorias.
El concepto dualista operado por el par informal-formal, tiende a perder significado. Una disputa de medidas cuantitativas y de análisis cualitativa de densidades y correlaciones, impide el ejercicio de una función social comunicativa propia del agenciamiento técnico-político del proyecto. Es de todo el estado y de todo el territorio que habla esta parte de la ciudad que solo es escuchada como problema.
Mapificar realidades móviles como la de las áreas informales, exige identificar los factores estratégicos capaces de posibilitar evoluciones e interacciones.
El arquitecto trabaja en la ciudad informal por curvas y parábolas, por lógicas de desvío, por conexiones más móviles y en espacios a veces impenetrables. La interpretación de la estruc- tura del lugar también incluye espacios vacios, zonas de silencio, espacios de conflicto en tanto territorios ocupados clandestinamente.
El trabajo en la ciudad informal implica el establecimiento de lineamientos generales para intervenciones por etapas tiene un carácter de planeamiento estratégico y prospectivo, bus- cando articular un conjunto de intervenciones modificando la concepción más restringida de diseño urbano.
Se trata de la elaboración de múltiples mapas disciplinarios que, a partir de su sobreposición, determinaran una serie de conexiones reales y potenciales, e invisibles a simple vista. Es el proceso de mapeamiento que va tornando visibles las opacidades e invisibilidades de la trama de los lugares que definen la dinámica de esta te- rritorialidad. Por eso debemos hablar de escala territorial de unidad compleja.
Así, en lugar de un urbanismo de Máster Plan y de Normativa, lo que debemos buscar al pen- sar y actuar en la ciudad informal, con sentido de oportunidad, son alternativas guiadas por la lectura atenta de las condiciones locales y por la escucha de las demandas.
Es necesario identificar cuáles son los puntos de inflexión o piezas que debemos conectar para permitir devenir ciudad a estas partes hoy excluidas de los beneficios de la urbanidad.