Gran deterioro muestran estatuas de la Alameda por el vandalismo
Recorrido por Avenida Libertador Bernardo O’Higgins, entre Portugal y Cumming:
Cerca de 30 obras se contabilizan en el sector, muchas de las cuales han sufrido rayados y robos, pero los recursos para restaurarlas no alcanzan.
Bernardita Álvarez (El Mercurio)
Sentado en un sillón con su mano derecha apoyada en un pasamano y la otra alzada como en un gesto de oratoria, se encuentra representado desde hace 76 años, en la esquina poniente de la Biblioteca Nacional, el historiador Diego Barros Arana.
Pero desde hace algunos meses, un lazo celeste -símbolo del movimiento estudiantil- se encuentra pegado al torso de la escultura de bronce y un símbolo mapuche fue dibujado con spray amarillo en su base.
En un recorrido realizado por las cerca de 30 obras escultóricas del sector de la Alameda, entre Portugal y Cumming, varios son los monolitos que presentan un evidente deterioro. Daños que, según el alcalde de la Municipalidad de Santiago, Pablo Zalaquett -quien está a cargo de la mantención de las estatuas-, se han acentuado este año, producto del vandalismo tras las sucesivas marchas estudiantiles.
“Es muy complicado para nosotros, porque no tenemos presupuesto. El patrimonio se ha deteriorado especialmente este año producto de los encapuchados, porque muchos están rayados”, afirma.
El monumento a Crescente Errázuriz, ubicado en el frontis de la Casa Central de la Universidad Católica, es otra de las obras que han sido rayadas con frases alusivas a las demandas de los estudiantes. También la representación de Andrés Bello en la Universidad de Chile y la estatua del general Manuel Bulnes en el bandejón central de la Alameda, a la altura de Morandé.
En la municipalidad reconocen que este último monumento necesita una urgente restauración. La diferencia es notoria con el monolito al general San Martín, que fue intervenido este año por el Ministerio de Defensa y el municipio, así como los del Libertador Bernardo O’Higgins y el general José Miguel Carrera, restaurados gracias a la construcción de la Plaza de la Ciudadanía.
El robo de piezas, como el medallón de bronce del monolito al general Juan Mackenna o la escuadra de Fermín Vivaceta, es otro problema que enfrenta al patrimonio de Santiago. También el extravío de las placas que identifican a cada obra, como las abundantes manos de pintura que se aplican sobre las bases de las esculturas para borrar los rayados, y que terminan difuminando las inscripciones bajo relieve. Cuestión que el escultor y profesor del Instituto de Estética de la UC, Gaspar Galaz, considera grave. “Hay que hacer una revisión como se ha hecho en Europa, donde también ha habido vandalismo, pero hicieron el restauro y la reposición de las placas”, sentencia.