Los “okupas” del terremoto: familias se toman edificios declarados inhabitables
Inmuebles con riesgo de derrumbe en las regiones de O’Higgins, del Maule y del Biobío
Pese a que viven de manera ilegal, no han sido desalojados. No le temen al riesgo y se ayudan para evitar la acción de delincuentes.
E. Leiva, F. Álvarez y S. Bustos (El Mercurio)
Los patios están sucios, los muros llenos de grietas y el frontis casi todo rayado. Después del terremoto del 27-F, el Ejército dio 10 días de plazo para que los vecinos del condominio Manuel Larraín, de Talca, dejaran sus viviendas. Había sido declarado inhabitable y tendría que ser demolido.
La mayoría de los habitantes se fueron. Sin embargo, cinco departamentos aún son ocupados de manera ilegal por algunas familias y por otras que llegaron a vivir en los sitios vacíos.
Las tomas de los departamentos se extienden a O’Higgins y Biobío. En Chiguayante, el punto de encuentro de quienes no tenían casa fue la Villa Futuro. Allí son doce las familias que viven sin agua ni gas, porque el Serviu se los cortó.
“No sé qué le ven de malo, acá no hay ninguna grieta”, dice Geraldine Lepe, quien lleva tres meses viviendo con su pareja y su hija de nueve meses. “Sé que vamos a tener que irnos cuando empiecen a demoler; pero antes de que pase eso, queremos cambiarnos a otro departamento de un edificio que van a echar abajo más tarde”, agrega.
Poco les preocupan las réplicas y el daño estructural de los edificios. Según cuentan, es más fuerte la angustia de saber que no tienen otro lugar donde vivir. “Mi marido está postrado en cama hace un año, producto de un accidente cardiovascular, y vivimos con una pensión de $78 mil. Con eso nadie puede vivir ni menos pagar arriendo”, comenta Margarita Cortés, dueña de su vivienda en la Villa Cordillera de Rancagua, otro de los edificios declarados inhabitables y que tiene a 200 familias viviendo ilegalmente.
También propietarios
En la Villa Cordillera también hay, además de los propietarios que se quedaron y que siguen pagando sus cuentas de luz y agua, otro grupo de personas que llegaron a tomarse algunas viviendas. “Están colgados de la luz y van a buscar agua a otros lugares”, dice Ruth Riquelme.
En Talca, Sonia Hormazábal, quien vive en un departamento propio, cuenta que en el primer piso hay un vecino que tiene tomada una vivienda y que por eso le llena agua en bidones. “Somos tan pocos, que nos ayudamos entre todos. También para evitar robos y vandalismo”, explica.
En las noches, los edificios vacíos y sin iluminación han sido blanco de delitos, de personas que ingresan a sacar cañerías, ventanas y otras piezas que les puedan servir para la venta posterior.
Pese a todo, los vecinos intentan llevar una vida lo más normal posible, y algunos incluso se han preocupado de arreglar sus casas. Así lo muestra Natali Betancourt, quien pintó las paredes de su casa. Mientras, su hermana Elizabeth levantó una tabiquería para separar ambientes en un departamento cercano del cual se apoderó.
“Estamos colgados a la luz, porque el Serviu la cortó. Aunque vivamos así, estamos mejor que antes, porque estábamos de allegados”.Natali Betancourt,Vecina de Villa Futuro, en Chiguayante.
“Acá no hay nadie; estoy yo no más, y la gente viene a sacar todas las cosas que lesirve para los departamentos”.Luis Arrué,Habitante de Villa Cordillera, Rancagua.
“Somos pocos y nos ayudamos entre todos, también para evitar robos, porque esto en la noche es una boca de lobo”.Sonia Hormazábal,Vecina del condominio Manuel Larraín, en Talca.
Demoliciones obligarán a desalojos
“Lo hacen por la falta de un lugar donde llegar y no tienen otra opción, aún sabiendo que los inmuebles no están en condiciones de ser habitados”, dice el coordinador de reconstrucción del Serviu en Villa Cordillera, Mauricio Alarcón. Al igual que él, en Maule y Bíobío las autoridades explican que pese a la ilegalidad, no se han realizado desalojos para no dejar a las familias sin casa de un momento a otro.
En Talca, el alcalde Juan Castro explica que la orden la deben dar los propietarios.
Lo que sí se ha hecho es cortar los suministros básicos de los departamentos. En Bíobío además se toman nuevas medidas para que no aumenten las ocupaciones, como sacar las puertas y ventanas.