Villa O’Higgins mira al sur y apuesta al turismo en integración con Argentina

Último poblado de la Carretera Austral aprovecha alta afluencia a El Chaltén, argentino, para potenciar negocios:

Decisión trasandina de hacer camino entre Lago del Desierto y frontera con Chile quintuplicará visitantes, aseguran. Tienen carencias, como caminos y salud, pero invierten para atraer más visitantes.

SOLEDAD NEIRA FARÍAS (El Mercurio)

Fundada con fines puramente de soberanía, la pequeña Villa O’Higgins, en el extremo sur de la Región de Aysén, a más de 2.500 kilómetros de Santiago, intenta soltarse de su historia como cría fiscal y apostar por el turismo para salir del aislamiento.

Para el 80% de sus cerca de 600 habitantes, el principal ingreso viene de trabajos fiscales: Municipalidad, Carabineros, Armada, entre otros.

Ahora sus habitantes quieren soltar amarras, y cansados de depender del norte miran al sur, siguiendo el ejemplo de sus vecinos argentinos de El Chaltén, para apostar al turismo.

Atractivos naturales les sobran. Un lago inmenso, navegable, el O’Higgins, compartido con Argentina, donde se llama General San Martín, es el centro de una incipiente ruta turística que suma unos 1.500 visitantes por temporada en verano.

Ahora en Villa O’Higgins están felices con la decisión de Argentina de iniciar este verano un camino entre Lago del Desierto y la frontera con Chile.

“Van a invertir US$ 80 millones”, dice contento el alcalde de Villa O’higgins, José Fica, y agrega que además van a poner un puente para conectarnos por el norte, por Entrada Mayer.

“Con eso vamos a quintuplicar el cruce de turistas hacia y desde El Chaltén”, asegura Hans Silva, presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Villa O’Higgins.

Tres veces más que su población, “imagínese cuando llegue toda esa cantidad de gente”, comenta optimista el alcalde.

La villa no ha perdido sus características de los ’90, cuando recibió a personalidades del Tribunal Arbitral por Laguna del Desierto y no había camino al norte. Sigue siendo un pueblo, casi sin delincuencia, tan pequeño que se recorre caminando y donde todos se conocen.

Y aunque subsisten en esas latitudes con carencias, como caminos seguros o un hospital, miran la vida con optimismo.

Hospedajes, cabañas, restaurantes, arriendo de botes, kayak, excursiones de pesca o cabalgatas están convirtiendo a oficinistas, campesinos, ganaderos o leñadores en microempresarios.

“El Gordo José” Gómez, en el Hospedaje Patagonia, tiene 6 meses en el negocio, “soy un campesino, pero nos esmeramos en sacar esto adelante”, dice bien ataviado en su traje de chef.

El alcalde Fica reconoce que por ahora la villa es “de paso” para turistas que van a El Chaltén, “pero queremos que se queden un par de días aquí”.

1.649 son los km entre Santiago y Coyhaique. De allí hay 600 km más hasta Villa O’Higgins. Por tierra este tramo requiere dos días con cruce del fiordo Mitchell.

1.500 visitantes pasan al año por Villa O’Higgins. Hay 180 camas en hospedajes, hostales y lodges .

463 habitantes tiene Villa O’Higgins de acuerdo al último Censo en 2002. Pero su alcalde dice que se acercan a los 600.

100 alumnos entre prekínder y 8° básico tiene la escuela. La enseñanza media deben cursarla en Cochrane o Coyhaique, apoyados por el municipio. Hay 40 jóvenes en universidades o institutos.

Teléfono e internet, pero sin salud

El pueblo está “iluminado”, tenemos internet para todos, “gracias al tío Andrónico (Luksic), dueño de un proyecto de conservación. Hasta ofreció pagar un médico por 3 años, pero Salud de Coyhaique “aún no se pronuncia porque hay trabas administrativas”, dice el edil, José Fica. Que es una necesidad urgente, lo tiene claro Katherine Cárdenas, que tuvo que pagar $1,6 millones a una línea aérea para ser evacuada a Coyhaique porq