Mapa agravado de carencias del hábitat / Asincronías socioterritoriales en la Buenos Aires Metropolitana
Escrito por: Artemio Pedro Abba, Coordinador General del Observatorio Urbano Local – Buenos Aires Metropolitana (OUL-BAM), CIHaM/FADU/UBA
La reciente difusión de los datos de un relevamiento de la ONG Un Techo Para Mi País de la Argentina (UTPMPA) sobre las familias viviendo en Villas y Asentamientos (VyAs) en los Municipios del aglomerado metropolitano develó que la situación en el transcurso de la primera década del Siglo XXI arrojaba un crecimiento del 16,7 % de las VyAs, y un aumento de mas de un 55,6 % de las familias residiendo en ellos (UTPMPA, 2011). Esta circunstancia llamó la atención porque la reactivación económica y baja significativa de la tasa de desempleo, políticas de inclusión social y una importante inversión del sector público en vivienda social hacían presumir una mejora en las condiciones de habitabilidad de la población y los resultados del mencionado relevamiento muestran una inesperada asincronía.
Analizando desde una perspectiva temporal y socioterritorial la nueva información aportada por la organización UPTMPA muestra en la última década cambios significativos en la Zona Metropolitana de Buenos Aires (ZMBA) que se insertan en las tendencias visibles desde mediados de los ’70 de segregación social del territorio y la emergencia de una red de movilidad selectiva que establece relaciones diferenciales de la población con los centros de empleo y de consumo colectivo de bienes y servicios. Este rumbo de construcción socioterritorial fragmentada de la Buenos Aires Metropolitana se ha profundizado en la última década mostrando inercias metropolitanas noventistas en el marco de las señaladas pulsiones de una primavera productiva y social (ABBA, A. P., 2011).
La reactivación de la industria ligada a la sustitución de importaciones y la demanda de empleo derivada, provocaron cambios en las tendencias migratorias que, sin entrar en la discusión sobre macrocefalias, a reposicionado a la ZMBA en el período 2001-2010, a la cabeza de la captación de población en el sistema urbano nacional después de el comportamiento declinante que arrojaba desde los ’70. El redireccionamiento de los flujos migratorios en la última década multiplica la demanda de suelo y espacio construido residencial por parte de los nuevos habitantes mayoritariamente de bajos recursos que llegan en busca de un destino laboral.
La modalidad casi excluyente de la de la población inmigrante ha sido el establecimiento en tierras públicas o privadas en condiciones de extrema precariedad habitacional, carencia de infraestructura de servicios y condiciones ambientales del entorno poco propicias y generalmente en situación de riesgo. Se hace evidente en este proceso una clara asociación, analizando jurisdicción por jurisdicción, entre las mayores tasas de crecimiento poblacional en el período 2001-2010 con el porcentaje de familias residiendo en Villas y Asentamientos (VyAs)1 y el porcentaje del tipo Asentamiento sobre el total de barrios precarios.
Si bien esos son los rasgos generales del fenómeno es relevante analizar como se comportan los diferentes estratos metropolitanos frente a esta nueva realidad demográfica. Pareciera ser que las situaciones más críticas de segregación social se evidencian en el núcleo central metropolitano (CABA) y en la periferia, por la baja capacidad para integrar en el tejido urbano regular a los nuevos residentes.
En la CABA si bien se registra la mas baja tasa de crecimiento anual medio de la metrópolis (4,52 TCAM por mil habitantes) en el período 2001-2010 la población en villas miseria aumentó más del 50 % (pasando de 107 a 163 mil habitantes) confirmando las tendencias de deterioro central observadas por el investigador Horacio Torres en los períodos 1980-1991 y 1991-2001 (TORRES, H., 1993). El resultado es el incremento de la diferenciación entre el Norte y el Sur de la Ciudad (mas precisamente entre NO y SE) concentrándose ese crecimiento de la población en VyAs en las Comunas 8, 4 y 1 (con 32,9, 16,3 y 14,3 % respectivamente de la población de la Comuna viviendo en villas miseria).
En las áreas centrales el suelo es un recurso extremadamente escaso originándose un mercado informal al interior de las villas existentes con un crecimiento en vertical de la oferta de espacio construido para la población que privilegia la accesibilidad a la mayor diversidad de oferta de empleos y consumo de bienes y servicios. Esta tendencia, y los valores abusivos de los alquileres pagados por un espacio construido sumamente precario, fue una de las principales causas de los estallidos que reclamaban una solución habitacional con tomas de tierras públicas.
En el suburbio si bien se observa un comportamiento demográfico heterogéneo (4,1 y 22,61 de TCMA respectivamente en la 1ra. y 2da. Corona) el crecimiento total absoluto en el período es elevado (equivalente la población de la el Gran Córdoba2 , mas de 1,2 millones de habitantes) sin embargo la proporción de familias residiendo en VyAs es de alrededor del 15 % solo 3 puntos por encima del promedio metropolitano. El tejido abierto predominante, las políticas de regularización dominial y mejoramiento barrial sumado a los mecanismos espontáneos de mejoramiento y completamiento progresivo de las viviendas mostró una alta capacidad de captación de la nueva población. El territorio suburbano muestra que aun tiene posibilidades de densificación sin alterar su patrón de tejido urbano y por otra parte tiene una continuidad que permite la extensión de las redes de servicios y el mejoramiento progresivo de la movilidad y accesibilidad resultando más permeable al asentamiento de nueva población.
En la periferia (3ra. Corona) se observa una situación que, con un patrón distinto al de la ciudad central, muestra la misma baja capacidad de integración de la población inmigrante al tejido urbano regular. Con un crecimiento de 26,08 de TCMA, no mucho mayor que la observada en la 2da. Corona, presenta sin embargo un 43 % de familias viviendo en VyAs cuadruplicando el promedio metropolitano.
En este territorio alejado del la ciudad central se instalan aquellas familias que priorizan la posibilidad de, con el tiempo, acceder a la propiedad del suelo, aceptando instalarse en situaciones de alta precariedad del hábitat y baja accesibilidad a los centros de empleo y de oferta de bienes y servicios limitando fuertemente la movilidad social ascendente de la población. Los asentamientos se localizan en los intersticios de los ejes de urbanización de la población de altos ingresos conviviendo en un entorno socioterritorial altamente fragmentado física y socialmente de la periferia donde se yuxtaponen con bajo grado de integración las urbanizaciones cerradas, antiguos cascos urbanos y los nuevos asentamiento precarios.
Este análisis por Municipio de la valiosa información aportada por UTPMPA deja algunos interrogantes que solo podrán ser contestados cuando se disponga de los datos completos del Censo 2010 anunciados para fines del presente año. En la 2da. Corona sorprende el bajo porcentaje de familias en VyAs que le asigna el reciente relevamiento a Municipios como José C. Paz, Florencio Varela o Moreno que en el Censo 2001 estaban entre los más afectados por la presencia de hogares residiendo en aquellos tipos de vivienda considerados precarios3 (43,56, 44,38 o 40,33 % respectivamente). Por el contrario en la 3ra. Corona lo novedoso es el fuerte incremento de las familias en VyAs como Pilar, Escobar o General Rodríguez que en el 2001 registraban valores muy inferiores de viviendas precarias (36,74, 31,72 y 33,31 % respectivamente).
Sin embargo en grandes líneas puede concluirse que esta nueva situación territorial acentúa la puja por el suelo urbano y pone en evidencia la incapacidad del Estado (Ciudad, Provincia y Nación) para anticiparse con políticas públicas de mediano y largo plazo para la producción de áreas de recepción de migrantes. Tales conflictos se agudizan y estallan en períodos de alta inmigración como el presente, que tuvo en la ocupación del Parque Indoamericano3 el caso emblemático, situación que pareciera que se prolongará en la década que comienza.
El resultado de este proceso irregular de acceso a la tierra mediante la toma de predios subutilizados origina en la mayoría de los casos la construcción de un hábitat en condiciones ambientales de riesgo, además de carentes de redes de infraestructura de servicios básicos y con bajos niveles de accesibilidad. Lo grave de esta tendencia es que la superposición de factores de riesgo potencian el impacto sobre la población expuesta, visible en zonas intersticiales de la periferia externa y en las periferias internas de las áreas centrales y pericentrales (ABBA, A. P., 2009).
Dado que luego el propio Estado debe hacerse cargo de regularizar la situación dominial, realizar obras de saneamiento y extensión de las redes de infraestructura y mejorar las condiciones de accesibilidad, los costos afrontados resultan más elevados que la adopción de políticas públicas anticipatorias para la creación de suelo apto. Este nuevo enfoque alienta el Programa de Lotes con Servicio en ejecución por parte de la Provincia de Buenos Aires que incluye la generación de 1.500 parcelas para el año 2010 y 5.000 lotes anuales en los ejercicios siguientes (Ministerio de Infraestructura, 2010).
Pareciera que la política de lotes con servicio de la Provincia de Buenos Aires resulta una línea de trabajo central que debiera incrementarse, aunque es previsible la emergencia de un cuello de botella: la obtención de tierras en cantidad y calidad suficiente. Este insumo fundamental para la producción de suelo apto para la recepción de migrantes requiere de normativas específicas, además de la iniciativa de Promoción del Hábitat Popular ya elevada por el Ejecutivo Provincial a la Legislatura (Ministerio de Infraestructura, 2011), para que todo fraccionamiento que transforma tierra rural en urbana, paso clave de la cadena de valor de la producción del hábitat, destine una adecuada proporción del suelo a dar cabida al creciente número de familias que como revela el relevamiento de UTPMPA día a día ensanchan las Villas y Asentamientos metropolitanos.
- Las definiciones adoptadas en el trabajo de UTPMPA son las siguientes: “Las villas y los asentamientos se configuran como distintas prácticas habitacionales protagonizadas por los sectores populares.
Ambas modalidades conforman diversas estrategias de ocupación del suelo.
En cuanto a su configuración espacial las villas se caracterizan por ser un conjunto altamente hacinado de viviendas muy precarias distribuidas en el terreno casi unas sobre otras a las cuales se llega por medio de pasillos estrechos. A diferencia de las tradicionales “villas” los asentamientos se caracterizan por ser ocupaciones que intentan mantener la trama urbana, donde los terrenos ocupados se hayan subdivididos en lotes y manzanas y donde se respeta el trazado de las calles y espacios destinados para distintas actividades o servicios (cancha de fútbol, salita médica, escuela, entre otros).” [↩]
- Segunda localidad del país por su importancia poblacional [↩]
- En referencia al hecho Wikipedia lo sintetiza de la manera siguiente: “En diciembre de 2010, unas 1.500 familias (Alrededor de 13.500 personas) provenientes de asentamientos informales de la zona, ocuparon el predio improvisando precarias construcciones, en reclamo de viviendas. Además de argentinos, gran parte de los ocupantes eran procedentes de Bolivia y Paraguay. Se produjeron enfrentamientos con los vecinos de Villa Soldati y Villa Lugano que querían recuperar su parque, con un saldo de 3 muertos. Los incidentes se produjeron en medio de una pelea política entre el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quien aducía no contar con las fuerzas de policía necesarias para calmar la situación, y el Gobierno Nacional, que no estaba dispuesto a enviar la Policía Federal, porque aducía no ser un conflicto que fuera de su responsabilidad.” [↩]
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