Patrimonio: La pugna por el centenario convento del barrio Matta
Fue erigido en 1898 por el arquitecto Eugenio Joannon en hormigón armado. Hoy, la sede de las Hermanitas de los Pobres está envuelta en una polémica, porque las monjas quieren demolerlo. Aquí la historia.
por Carlos Palacios (La Tercera)
POCOS saben que durante más de un siglo, en la esquina de calle Carmen con Ventura Lavalle, en el barrio Matta, funcionó un convento de monjas y asilo de ancianos bajo la tutela de la congregación de Las Hermanitas de los Pobres. Lo hizo en un añoso edificio levantado en 1898 y obra del arquitecto francés Eugenio Joannon, declarado inmueble de Conservación Histórica en 1990.
Luego del terremoto de febrero del año pasado, la propiedad de 8.796 mts2 construidos y emplazada en un terreno de casi media hectárea, sufrió daños y debió ser desalojada. Desde entonces, el edificio se ha convertido en un dolor de cabeza no sólo para las religiosas de la congregación, sino también para la Dirección de Obras de la Municipalidad de Santiago. Ambas partes están envueltas en una disputa por el destino del convento.
Por un lado, 15 religiosas quieren demoler el edificio para construir un nuevo asilo, más moderno, cómodo y seguro. En la vereda opuesta, la Dirección de Obras intenta impedirlo a toda costa. Para eso, entre otras medidas, elevó una solicitud al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) para otorgarle a la construcción la categoría de Monumento Histórico, con lo que quedaría descartado cualquier intento de demolerlo.
¿Por qué quieren las religiosas echar abajo el que fuera su hogar por más de 100 años? Sor Fabiola, madre superiora de las Hermanitas de los Pobres, dice que el lugar es inhabitable. “Tras el sismo, realizamos estudios que constataron daños estructurales muy severos. No hay ninguna garantía de que el edificio pueda resistir otro terremoto. Aunque nuestro deseo hubiera sido rescatar el lugar, no podemos permitir que los ancianos vuelvan ahí”, explica.
En mayo de 2010, el Idiem de la Universidad de Chile emitió un informe sobre el estado del convento. “El diagnóstico fue que presentaba daños estructurales graves”, asegura Juan Carlos Pino, abogado representante de las Hermanitas de los Pobres. Según él, un estudio de ingeniería estructural Valladares Pagliotti & Asociados ratificó las mismas conclusiones.
“Con esta información la congregación decidió demoler el edificio y construir un nuevo convento. El 27 de mayo de 2011 solicitamos a la Dirección de Obras de la Municipalidad de Santiago el permiso de demolición, pero lo rechazó”, asegura el abogado.
Esa respuesta llegó el de 10 junio de 2011. La Dirección de Obras objetó la solicitud de demoler el edificio -según señala un informe- luego de considerar una visita al convento efectuada por funcionarios del Departamento de Ejecución de Obras de esta dirección municipal, en marzo de 2010. El documento indica que los daños que presenta el edificio son moderados y que su “situación es absolutamente recuperable desde el punto de vista estructural”.
El arquitecto a cargo de la unidad de patrimonio de la Dirección de Obras del Municipio, Gustavo Carrasco, explica que se busca conservar este edificio “de valor arquitectónico único y que está protegido desde hace 20 años”.
“En su época, a fines del siglo XIX, fue un edificio innovador al incorporar el hormigón armado en su construcción. Queremos protegerlo”, agrega.
El arquitecto va más allá: “Esta construcción es de gran valor cultural, pero también económico, ya que no hay ninguna obra nueva que pueda igualarla en precio, debido a su carga histórica y simbólica. Debemos velar por el interés común y buscar una solución que acomode a los propietarios”.
El municipio solicitó al CMN que declare al convento como Monumento Histórico y así quede descartada por completo una eventual demolición. En enero de este año, el CMN envió una carta a la congregación de monjas, luego que funcionarios de la entidad inspeccionaran el lugar. “Contactamos a los propietarios, como corresponde cuando se quiere otorgar la categoría de monumento a un edificio”, explica Karina Aliaga, encargada de arquitectura del CMN.
En la carta queda clara la postura de este organismo: “…su situación es absolutamente recuperable desde el punto de vista estructural… este inmueble posee todos los valores que ameritan su declaración como Monumento Histórico”. Además, ofrecen a la congregación asesoría de profesionales para orientar a los arquitectos del nuevo proyecto del asilo y así “compatibilizar la mayor parte de las instalaciones existentes con el proyecto de obra nueva”.
Hace poco, las religiosas manifestaron su “más absoluto rechazo a la pretensión” del CMN. En una carta enviada el 7 de noviembre, sor Fabiola explica sus razones. Por una parte, alude a la existencia de litigios legales pendientes sobre la propiedad, lo que inhabilita al CMN a emitir un fallo. Pero, sobre todo, explica que el fin principal del convento -atender a ancianos de escasos recursos- sería complicado de ejecutar al interior de un Monumento Histórico al que no se le pueden realizar modificaciones sin consultar al CMN.
Y está el factor económico. “¿Cómo una congregación mendicante (que se sostiene de la caridad) como las Hermanitas de los Pobres podrá mantener una propiedad que es Monumento Histórico?”, dice la misiva firmada por la madre superiora.
Durante diciembre se sabrá el futuro del convento, una vez que se presente el caso en la sesión plena del CMN. “Entonces se decidirá si declararlo o no Monumento Nacional”, remata Karina Aliaga.