De La Chascona al Hotel Valdivia: crean tour por el Santiago de los enamorados
La ruta se realizará el 12 de febrero e incluirá nueve hitos capitalinos de amor y desencuentro.
por Cristián Labarca La Tercera
Ni la contaminación ambiental ni el estrés capitalino son suficientes para frenar las innumerables historias de amor que Santiago alberga. Pensando en éstas, el colectivo Bicipaseos Patrimoniales convocó a una ciclorruta por nueve reconocidos rincones que han sido escenarios de amoríos legendarios.
La cita es el domingo 12 de febrero, a las 09.30 horas, en la Plaza Baquedano. Es el segundo tour gratuito que organiza este grupo de pedaleros, que a mediados de enero reunió a más de 200 ciclistas en torno a los cités que aún conserva la urbe.
La cicletada comienza en uno de los hoteles más emblemáticos de Santiago, si de pasiones ocultas se trata. A pasos de Av. Vicuña Mackenna con Irarrázaval, el Hotel Valdivia es conocido por su elegancia y la versatilidad con que son adornadas sus 48 habitaciones, cada una con una temática distinta, como una manera de que sus pasajeros puedan trasladarse a latitudes remotas, sin moverse de la capital.
Aquí, los convocantes recordarán un crimen pasional narrado en el libro Santiago bizarro, cuyos protagonistas son Eda Meli y Mario Fluhman, su amante. Eda es una dueña de casa que cumple rigurosamente con su rol. Por eso, antes de reunirse con Mario, va en busca de los víveres para el almuerzo familiar: pasado el mediodía debe servir la merienda a su marido, Emilio Saray.
Pero el destino le jugó una mala pasada a la mujer. Consumado el acto amoroso, Eda se quedó dormida en los brazos de su ocasional compañero y, para cuando despertó, ya era tarde. Desesperada, pidió a Fluhman que la matara, medida extrema que éste no dudó en ejecutar, propinándole un disparo en la cabeza. Cuando la policía llegó a la habitación que ocupaban en el Hotel Valdivia, el hombre aseguró: “Yo la maté, pero la sigo queriendo”.
Para Francisca Vargas, gestora cultural y creadora de los Bicipaseos, “el amor tiene esa duplicidad de hacerte feliz o volverte loco; esa locura muestra una cara menos agradable, pero no por ello menos válida. Es otra manera de demostrar amor: incontrolable, fuera de sí, eufórico, pero amor al fin”.
En esa línea, la ruta incluye otros dos hoteles en donde amor y muerte se cruzaron, culminando en famosos dramas pasionales. El primero, Marín 014, es tristemente recordado porque frente a sus puertas -en la calle homónima- fue hallado muerto el famoso compositor Guillermo Oddó, la madrugada del 7 de noviembre de 1991. Tres estocadas acabaron con la vida del ex miembro del grupo Quilapayún, en manos de un travesti. Dos décadas después, un halo de misterio sigue envolviendo el episodio: no hay ningún testigo del hecho y la familia rechaza esa tesis.
Del tercer hotel a visitar no quedan más que sus historias, algo muy ad hoc, considerando que sus protagonistas fueron escritoras. Se trata del Hotel Crillón (otrora en la esquina de Ahumada con Agustinas), la tarde del 21 de enero de 1941, cuando una despechada María Luisa Bombal disparó al hombre que fuera su primer amor: el aviador Eulogio Sánchez.
Tres balazos en un brazo permitieron que Sánchez sobreviviera, eximiendo a Bombal de toda culpa. Tras pasar un tiempo recluida en una casa correccional, la novelista partió a EE.UU., donde se casó y tuvo una hija.
Un final menos feliz fue el que, 14 años más tarde, se acuñó otra vez en el Crillón. Presa de los celos, otra escritora -María Carolina Geel, seudónimo de Georgina Silva Jiménez- asesinó de dos tiros a Roberto Pumarino. Asumiendo su responsabilidad, Georgina fue condenada a tres años de prisión. Gracias a la poetisa Gabriela Mistral, que solicitó su indulto al Presidente Carlos Ibáñez del Campo, la sentencia se redujo a un año y medio.
Tres conquistadores
Pero no sólo de historias sangrientas se nutre el amor. El cerro Santa Lucía es sitio predilecto de capitalinos que eligen sus jardines para declararse y prometer el cielo y la tierra. Aprovechando que la ruta se desarrolla el mismo día de un nuevo aniversario de la fundación de Santiago, los organizadores se remontarán a ese hito para recordar el vínculo extramarital entre Pedro de Valdivia e Inés de Suárez.
La casa La Chascona, a los pies del cerro San Cristóbal, también servirá de excusa para citar al vate ícono, si de temas amatorios hay que hablar: Pablo Neruda. En esta, su tercera morada, en pleno barrio Bellavista, el poeta vivió junto a Matilde Urrutia, quizá su pareja más reconocida, aunque bullados fueron también otros romances del autor de Residencia en la tierra.
Antes de culminar en el Cementerio General, donde se contarán a los visitantes algunas leyendas originadas por amantes que se negaron al tradicional “hasta que la muerte los separe”, los organizadores repasarán un hito hasta hace poco desconocido: el de calle Santiago Bueras, en el barrio Lastarria.
Se trata de la planta baja de un edificio que durante más de 20 años funcionó como refugio secreto del ex Presidente Salvador Allende, algo así como su departamento de soltero, cuando ya había dejado de serlo. Un 5 de septiembre de 1970, y tan sólo horas después de dar su discurso triunfal en el balcón de la Fech, entre sus paredes Allende concretó una de las citas más silenciosas de la historia.