Buin Zoo aspira a convertirse en primer bioparque del país
Dentro del zoológico se encontraron restos óseos de más de 2.000 años.
por Silvana Fuentealba La Tercera
Fue en la jaula de los lobos. Los cuerpos dormían hace más de 2.000 años y ni los cuidadores ni los ciervos que antes habitaban el lugar, habían dejado al descubierto la familia que descansaba bajo la tierra.
Personal de Buin Zoo excavaba con el fin de construir una pileta, cuando notaron la presencia de restos óseos. Florence Constantinescu, arqueóloga de Poch Ambiental S.A., quien formó parte del levantamiento de tres de los esqueletos encontrados, explica que se hallaron restos humanos prehispánicos, pertenecientes a la Tradición Bato.
Ignacio Idalsoaga, director de Buin Zoo, agrega que la investigación reveló que sería un cementerio familiar, en el que hay al menos tres o cuatro cuerpos más.
Los hechos ocurrieron hace más de cuatro años, sin embargo, sus consecuencias podrían verse recién ahora, cuando Buin Zoo se apresta a reunir los requisitos para convertirse en uno de los pocos bioparques que existen en el mundo.
“Un parque biológico debe abarcar la naturaleza en todas sus interrelaciones: animales, plantas, seres humanos”, explica Eduardo Francisco, gerente científico del bioparque Temaikén, de Buenos Aires.
Si bien no existe una entidad que agrupe a estos parques, hay un consenso entre los zoológicos respecto de las características que deben tener. Esto es que, además de dedicarse a la conservación de la fauna, incluyan aristas botánicas, arqueológicas y educativas.
“Buin Zoo es el aula al aire libre más importante del país, estamos recibiendo alrededor de 130 mil niños al año a través de nuestros programas educativos”, afirma Idalsoaga, quien explica que el aspecto pedagógico ya está incorporado en el trabajo del parque.
Igualmente, ya cuentan con señalética que identifica la flora del sector y esperan traer especies endémicas de distintos continentes e incluirlas en los recorridos de zoológico.
Ahora, cuando ya poseen el aporte arqueológico, el parque espera reunir los recursos para retomar la investigación y levantar los restos que pudieran seguir sepultados, ya que tras el descubrimiento el pequeño cementerio fue nuevamente cubierto de tierra.
“Han faltado recursos. No es barato contratar arqueólogos para hacer un levantamiento perfecto”, advierte Idalsoaga, quien estima en 12 millones los costos de la investigación.
El director agrega que, de conseguir auspiciadores, Buin Zoo podría tener buenas noticias antes de fin se año y convertirse así en el primer bioparque del país. Mientras tanto, la jaula de los lobos ya se está ajustando, a fin de dejar el espacio suficiente para cuando los arqueólogos retomen su tarea.