El centro comercial en Castro y la falacia de la creación de empleo
La siguiente columna fue escrita por Javier Ruiz Tagle, Estudiante de Doctorado en Planificación y Políticas Urbanas, Universidad de Illinois en Chicago y Académico del Departamento de Urbanismo UCH. Fue enviada por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile (FAU).
Respecto de aspectos patrimoniales, arquitectónicos y urbanísticos, creo que se han dado suficientes argumentos como para rebatir la presencia del nuevo centro comercial en Castro, en la Isla de Chiloé. Claramente, aquí han pesado más los argumentos económicos que los patrimoniales. Se dice que los centros comerciales traen progreso y fuentes de trabajo para las regiones. Se dice que las ciudades pequeñas necesitan reactivar sus economías, tener acceso a nuevos puestos de trabajo, bienes y servicios. ¿Quién podría estar en contra de eso? Pareciera ser sólo una acusación egoísta que no piensa en las necesidades de la gente. En esa misma línea, el 2 de Marzo el arquitecto Pablo Allard dijo a la Tercera: “nadie niega los beneficios de un mall en términos de empleo y comercio. Ante tamaña afirmación de implícito respaldo, creo que es responsable decir lo contrario: ¡varios niegan los supuestos beneficios que generan los centros comerciales en términos de empleo!
Dado que en Estados Unidos la promoción neoliberal de los centros comerciales y grandes supermercados también enfatiza la idea de la supuesta creación de empleos, prestigiosos estudios de ese mismo país han logrado demostrar lo inverso. Basker (2005)1 , desarrolla un estudio que analiza la expansión del empleo minorista producto del efecto de los supermercados Wal-Mart a nivel de condados. Dicho autor ha señalado que si bien se observa un aumento del empleo de 100 puestos en el primer año, la mitad de la ganancia desaparece luego de cinco años producto de la contracción y cierre de otros establecimientos. A su vez, Basker (2005)2 observa que el empleo mayorista disminuye en 20 puestos debido a la integración vertical de Wal-Mart, y que no hay efectos de chorreo en sectores minoristas en los que Wal-Mart no compite. En resumen, un gran supermercado como Wal-Mart no genera economías de aglomeración en el mercado minorista.
Un segundo estudio, de Goetz y Swaminathan (2006)3 , analiza el efecto de los supermercados Wal-Mart en los niveles de pobreza. Luego de controlar varios otros factores determinantes de cambio, los autores observan que los condados donde hubo mayor instalación de supermercados Wal-Mart tuvieron mayores incrementos en sus niveles de pobreza durante el boom económico de la década de los 90 en Estados Unidos. Esto significa que grandes tiendas como ésta generan tanto beneficios como costos en los lugares donde se instalan. Un tercer estudio, de Neumark, Zhang y Ciccarella (2007)4 , también analiza posibles incrementos de empleo por efecto de supermercados Wal-Mart. En el caso de este estudio, los autores observan que la apertura de un supermercado Wal-Mart reduce el empleo a nivel de condado en 150 trabajadores. Esto es, que cada empleado de Wal-Mart reemplaza aproximadamente 1,4 trabajadores del mercado minorista, en una reducción de 2,7% en el empleo minorista promedio. A su vez, los autores observan que la apertura de un supermercado Wal-Mart lleva a un descenso en las ganancias del mercado minorista en 1.4 millones de dólares, o un 1.5%. El aprendizaje aquí, es que la instalación de una gran empresa puede reducir tanto empleos como ganancias en el mercado minorista en el que se instala.
Un cuarto estudio, de Davis et al (2009)5 , hizo un análisis del mercado minorista en un radio de 6,4 kilómetros alrededor de un supermercado Wal-Mart en Chicago. El principal hallazgo de este estudio es que la probabilidad de tener que cerrar un negocio es significativamente alta para los establecimientos cercanos al Wal-Mart (bajando en 3,7% por cada kilometro de lejanía). Dicho supermercado generó una pérdida de 300 empleos a su alrededor entre 2006 y 2009, lo que equivale a los mismos empleos que generó Wal-Mart en dicho período. Además, el equipo de Davis et al (2009)6 , observó que no hubo un incremento en las ventas del sector minorista producto de la instalación del Wal-Mart, lo que implica a su vez que no hubo mayores impuestos recolectados por el municipio. En resumen, la evidencia mostró que la apertura de este gran supermercado provocó un desplazamiento de pequeños negocios y que no hubo un mejoramiento en la actividad económica ni del empleo en el área circundante.
Vale la pena reconocer dos beneficios básicos que ofrece la instalación de un gran centro comercial para la población local: una disminución generalizada en los precios en el mercado minorista local, y una expansión del consumo vía crédito. Sin embargo, ambos beneficios traen también aparejados algunos problemas. Primero, la disminución de precios afecta significativamente a los pequeños comerciantes, quienes no pueden competir con las economías de escala de las grandes tiendas. Segundo, estas mismas economías de escala de los centros comerciales contribuyen a la concentración de la riqueza. Y tercero, la mayor capacidad de consumo al que accederían los habitantes producto de los sistemas crediticios, a su vez contribuye negativamente a sus niveles de endeudamiento.
¿Quiénes ganan con estas grandes tiendas entonces? Primero que nada, ganan las grandes empresas dueñas de estos establecimientos. Y supuestamente ganan también los municipios que reciben los permisos, patentes e impuestos, y que luego pueden reinvertir dichos fondos para un mayor desarrollo de su comuna. Pero muchas veces los municipios de escasos recursos prefieren “abrir paso a la inversión”, ofreciendo rebajas en estos impuestos para, teóricamente, ofrecer más empleo a sus constituyentes. Sin embargo, y pese a las diferencias de contextos, lo que la comentada evidencia nos muestra es que no existe tal panacea del centro comercial o gran tienda como incuestionable generador de empleo. De este modo, además de tomar en cuenta aspectos patrimoniales, arquitectónicos y urbanísticos cuando se discute la instalación de un nuevo centro comercial o gran tienda, se debiera también considerar que ciertas “recetas aprendidas” sobre estas estructuras urbanas, no son tan evidentes como parecieran ser. Entonces, en vez de apoyar ciegamente la instalación de estas grandes empresas, los gobiernos locales debieran preocuparse de apoyar directamente a sus pequeños comerciantes, lo cual genera empleo y aumenta la recaudación de impuestos.
Otras referencias
Valencia, M. & Guzmán, F. (2012, 2 de Marzo) Municipio de Castro Pide Eliminar Tres Pisos de Mall para Aminorar Impacto Patrimonial. La Tercera, obtenido el 2 de Marzo de 2012, desde: www.latercera.cl
- Job Creation or Destruction? Labor Market Effects of Wal-Mart Expansion, The Review of Economics and Statistics, 87(1), pp. 174-183. [↩]
- Job Creation or Destruction? Labor Market Effects of Wal-Mart Expansion, The Review of Economics and Statistics, 87(1), pp. 174-183. [↩]
- Wal-Mart and County-Wide Poverty, Social Science Quarterly, 87(2), pp. 211-226. [↩]
- The Effects of Wal-Mart on Local Labor Markets, Journal of Urban Economics, 63(2), pp. 405-430. [↩]
- The Impact of an Urban Wal-Mart Store on Area Businesses: An Evaluation of One Chicago Neighborhood’s Experience. Research report prepared and published by the Center for Urban Research and Learning (CURL), Loyola University Chicago. [↩]
- The Impact of an Urban Wal-Mart Store on Area Businesses: An Evaluation of One Chicago Neighborhood’s Experience. Research report prepared and published by the Center for Urban Research and Learning (CURL), Loyola University Chicago. [↩]