Cómo hacer ciudad: Oslo Ciudad Fiordo
El valor del paisaje en Oslo, fuertemente vinculado al fiordo que lo rodea y encabeza, ha establecido las líneas de desarrollo de la ciudad. Del mismo modo, el crecimiento de ésta ha ejercido nuevas presiones sobre su frente de agua, dibujando una línea potencial para rescatar la integración del paisaje en la ciudad.
Oslo ha formulado su plan Ciudad Fiordo, idea que no es nueva considerando que desde los ’80 se generaron iniciativas para regenerar su waterfront a partir del exitoso proyecto de Aker Brygge, que se ha posicionado por su capacidad de transformar un distrito completo y generar espacio público de calidad.
Actualmente, proyectos aparentemente aislados como la icónica Opera de Oslo, el conjunto de uso mixto Tjuvholmen y el City Hall Square, empiezan a entretejerse con la proyección de infraestructura como el tranvía y el túnel de Bjorvika. El nuevo plan estratégico para convertir a Oslo en una ciudad fiordo se transforma en un proyecto de espacio público, de movilidad y habitabilidad, atravesando desde la escala barrial hasta llegar a ser parte de una red internacional de ciudades con rol marítimo de innovación. En el nuevo plan, la ciudad reinventa el fiordo y esta le da un nuevo significado a Oslo.
La ciudad es la única en Noruega que posee dimensiones y una composición conmensurable con otras regiones metropolitanas dentro de Europa. La compleja y diferenciada economía que ha alcanzado, junto con su conectividad expedita respecto a su hinterland, le ha permitido proyectarse en un plano regional, considerando los desafíos que implica esta escala para el liderazgo de su cuerpo político. A pesar de aparentar un gesto limitado al frente de agua de la ciudad, proyecta sobre la complejidad de su tejido, considerando factores de integración, reducir los tiempos de movilidad y aumentar la calidad de vida más allá de los límites donde se interviene. Por su capacidad de trascender la escala del proyecto, Oslo pertenece al colectivo Waterfront Communities Project, que configura una red de 9 ciudades que a través de distintas metodologías buscan volver a conectarse con el mar.
Red de 9 ciudades de waterfront
El Plan Ciudad Fiordo se proyecta en distintas etapas pero con lineamientos de acción a largo plazo. El medioambiente (Oslo Verde), las relaciones humanas (Oslo Red) y su densidad y diversidad (Oslo Grande) son los tres ejercicios de visión que buscan dirigir las nuevas pautas de transformación. Estos escenarios convergen en la idea de la capital verde europea, la ciudad como un espacio accesible y de encuentro, construyendo vínculos relacionales a través de un potente eje de movilidad extendido por el fiordo.
El tranvía y el túnel resuelven los conflictos de movilidad en el puerto, riesgo que constituye el principal tapón para la integración y el contacto social. Los estudios de movilidad, que analizan los tramos de origen y destino de distintos habitantes en el interior de la ciudad, permiten desarrollar estrategias de conectividad y de uso de suelo, entendiendo que ambos inciden directamente en la fluidez y atractivo del tejido.
El plan, que en apariencia se traza lineal, tiene una serie de focos de diseño que se han convertido en piezas de desarrollo urbano a gran escala. Es así como el sector de Filipstad compendia usos mixtos residenciales, comerciales, parques y zonas de recreación, extendiendo el atractivo del centro de Oslo. El nuevo diseño no excluye su anterior participación en la operativa del ferry, consolidándose como terminal y atractivo puerto de entrada al barrio.
Oslo ha acelerado su proceso de transformación al reconocer su rol metropolitano y la escala de visión e intervención que esto supone. Los distintos sectores de desarrollo en la extensión del fiordo han postulado innovadores ejercicios de regeneración e integración social en espacios valorizados. Con el tiempo toda obra arquitectónica que ahí radica alimenta la relación simbiótica entre el fiordo y la ciudad, sentenciando de que ambos son necesariamente una escenografía de cultura urbana.
La famosa ópera de Oslo en Bjørvika no tiene sentido sin su expresión del fiordo desde el sur y las islas inmediatas. Esto determina la necesidad de reformular el tránsito vehicular pesado inmediato a través de un túnel, mientras se intenciona la peatonalidad de su borde. Es así como los distintos proyectos evidencian un tejido coherente en el espacio, donde cada intervención ilumina nuevas posibilidades de mejorar el enotrno.
Los arquitectos de la firma Snøhetta buscan en la obra plasmar tejido urbano a través del pliegue accesible de las cubiertas y es así como la ciudad se beneficia realmente de la Ópera de Oslo. Del mismo modo el éxito de la Ciudad Fordo se dará en la medida en que sus distintas zonas de gestión y diseño sigan manifestando su rol dentro de la metrópolis, pero sin dejar de hacerse cargo de la relación inmediata con el paisaje y su escala de encuentro social.
Fuente imagen: archdaily