Anfiteatro del cerro San Cristóbal albergará conciertos y obras teatrales desde abril
En el lugar caben mil personas de pie. Fue creado por Humberto Eliash y Carlos Martner, arquitecto de las piscinas Tupahue y Antilén.
por La Tercera
A fines de 2010, en el sector Los Gemelos del cerro San Cristóbal se inauguró un anfiteatro que tiene una vista privilegiada de la zona nororiente de la ciudad. Desde ahí se puede observar con claridad la cordillera de los Andes, el Club de Golf Los Leones y el Hotel Hyatt.
La idea era que se convirtiera en el nuevo epicentro cultural del Parque Metropolitano, con una programación permanente de eventos como conciertos y obras de teatro. Desde su apertura ahí se desarrollaron algunas actividades, entre ellas, la inauguración del Congreso Latinoamericano de Parques, Zoológicos y Acuarios y algunos lanzamientos de empresas privadas, como Lan y Redbull.
Sin embargo, nunca se aprovechó todo su potencial. Como no existía una vía de acceso a este sector, había que pasar por un camino de tierra, lo que era incómodo para visitantes y productores. “El camino se erosionaba con mucha facilidad y no permitía el acceso de vehículos para traer los elementos mínimos de producción”, explica el director del Parque Metropolitano, Mauricio Fabry. Tampoco tenía agua potable y, por lo tanto, no estaban habilitados los camarines y servicios higiénicos.
En abril este anfiteatro del cerro San Cristóbal será reinaugurado con todas las comodidades que le faltaban y que son parte de la segunda etapa del proyecto. Desde ahora, a este lugar se podrá llegar a través de un camino asfaltado, que parte en la plaza Antilén. Se comenzó a construir en noviembre y actualmente se está encarpetando para quedar listo a fines de mes. A lo largo del sendero se habilitaron zonas de descanso, con mobiliario y asientos, hechos para las personas que lleguen caminando a este lugar.
Justo debajo del anfiteatro (construido con piedras de las canteras de Colina), están los camarines y servicios higiénicos. Estos ya cuentan con agua potable, por lo que quedarán habilitados.
El lugar donde está emplazado el anfiteatro es particular. A diferencia del resto del parque, no tiene árboles frondosos. En cambio, está rodeado de especies típicas de la zona central, como espinos, algarrobos y guayacanes. Por eso, al anfiteatro se le quiso dar un poco de color y se plantarán especies florales como ñipas y rosas enanas y enredaderas, que escalarán por las paredes de la construcción. Para respetar el tipo de vegetación que ya tiene, se aumentará el arbolado nativo con más quillayes y coirones.
“Es un lugar único”
La administración del parque ya está elaborando una programación permanente de actividades para darle vida a este espacio. La idea es que se realicen conciertos y obras de teatro, pero también eventos privados de empresas, como lanzamientos.
“Es un lugar único. Es al aire libre, tiene una relación particular con el entorno y una vista que permite mostrar la ciudad estando lejos de ella. La gente que ha venido ha quedado encantada”, asegura Fabry.
De hecho, incluso antes de que se reinaugure ya hay empresas interesadas en usarlo como escenarios para eventos de distinto tipo. Pero el director aclara: “más que llenarlo de marcas, queremos que los visitantes que lleguen a este sector en bicicleta o caminando se encuentren aquí con un concierto o algo parecido”.
En el anfiteatro caben 300 personas sentadas y mil de pie. Fue diseñado por los arquitectos Humberto Eliash y Carlos Martner. Este último es el autor de las piscinas Tupahue y Antilén y de la Casa de la Cultura Anahuac. “Lo que hicimos fue crear un nuevo centro de atracción cultural en un lugar del cerro San Cristóbal que estaba sin un uso especial”, cuenta Martner.
Para diseñar este recinto, los arquitectos se inspiraron en los antiguos pucarás incas. Además, a su lado hay dos miradores, desde los cuales se tiene una panorámica en 360º de la ciudad.