Ciudades pensadas para crecer
Por Consuelo Roldán. Estudiante de arquitectura UC
Chile actualmente tiene tres ciudades metropolitanas, es decir, tres ciudades que tienen más de 300 mil habitantes: estas ciudades son Valparaíso, Concepción y Santiago. Según el censo del 2002, éramos 15.116.435 chilenos. Hoy por hoy somos casi 17 millones.
Pese a que la tecnología avanza día a día, y que cada vez necesitamos estar menos juntos físicamente, pero más “conectados”; las tendencias demográficas de Chile y el mundo muestran cómo igual migramos en masa a las ciudades, porque es en éstas donde encontramos las oportunidades.
Parece ser que sólo por el hecho de vivir en una urbe con mucha gente, estamos más conectados con la gran ciudad del mundo. Esto ha causado, según datos del INE, que el 73% de la población chilena viva en la zona centro, y que sólo el 6% viva en las dos primeras regiones de Chile. Dato que no tiene nada que ver con economía ya que, si bien las tres regiones de Chile con mayor PIB concuerdan con las tres áreas metropolitanas que tenemos, la cuarta región con el índice más alto, es la Segunda Región de Antofagasta. Si se considera que aquí es donde se encuentra el principal sector económico del país -la minería- con un PIB per cápita que casi dobla al del país. Son US$27.000 de la región versus los US$26.000 per cápita que esperamos tener a nivel nacional para 2020, según el Fondo Monetario Mundial. Sí, Chile tiene un PIB per cápita de país desarrollado, aunque la distribución de este sea el problema.
En La Tercera del día domingo, apareció un dato muy interesante de análisis. En una entrevista hecha al arquitecto Alejandro Aravena, quién está desarrollando el plan regulador Calama PLUS, se afirmaba que en Chile hay 46 ciudades que tienen más de 100.000 habitantes. Esto quiere decir que tenemos 46 ciudades clasificadas como “intermedias mayores”; el rango que antecede al de “ciudad metropolitana”. Dado esto, Santiago tiene dos opciones: o sigue expandiéndose y densificándose, o comenzamos a pensar no sólo en una descentralización política sino tambien poblacional.
¿Queremos más metrópolis?
Una metrópolis no se define necesariamente por densidad de población o extensión territorial, sino mas bien por las dinámicas que existen dentro de esta, y que hacen que funcione como una red urbana con un centro definido. Es por esto que pese a que más de la mitad de las comunas de Santiago tienen más de 100.000 habitantes, en su conjunto funcionan como una sola área metropolitana.
Pero ya sabemos lo que esto significa: tacos, ruido, inseguridad, smog. Asociamos todas estas cosas a Santiago, pero ¿Son realmente una constante en las metrópolis o será un problema de planificación?
En el ranking elaborado en el 2010 por Mercer Quality of Living Survey se escogieron las mejores ciudades para vivir tomando criterios de transporte, delincuencia, educación, clima, medioambiente, etc. En el ranking aparecieron tres ciudades de Suiza. Este país, de sólo 7 millones de habitantes, tiene nada menos que cinco áreas metropolitanas, siendo la más grande Zürich, con 1 millón de habitantes aproximadamente, según el mismo estudio. Santiago tiene 6 millones. Se podría pensar que ellos tienen menos de la mitad de nuestra población, pero tenemos casi 20 veces su superficie.
Por lo tanto, sería positivo tener más metrópolis menos densas y más seguras a lo largo de nuestro país. Esto se puede hacer con diversas herramientas como son las ordenanzas, los planos reguladores, y sobre todo, con los ciudadanos.
Pidamos, pero también hagamos
Un referéndum suizo publicado por EFE y aparecido en La Tercera en marzo del 2012, mostró que el 66,5% de la población del país rechazaba el aumento de las vacaciones a seis semanas, ya que era para las pymes, que constituyen la mayoría de las empresas del país. ¿Qué quiere decir esto? Que se decidió democráticamente qué era lo mejor para el país, aunque costara un sacrificio. Claro está que los suizos no llegaron hasta donde están en un año.
A nosotros aún nos falta, está claro, pero vamos por el camino correcto. Los plebiscitos por la ciudad son cada vez más comunes y las personas cada vez estan más consientes de que son parte fundamental del destino de estas, por lo que cada vez las aprovechan más intensamente. Pero es necesario que estemos informados acerca de las consecuencias de nuestras decisiones, que no sólo puedan afectar a nuestro presente, sino también a nuestro futuro. Así como votamos conscientemente y cumplimos con nuestros deberes, también debemos exijir nuestros derechos y no permitir que el país se construya en base exclusiva a tendencias y dinámicas de mercado. Con esto no quiero decir que no sea un factor determinante, pero tampoco es exclusivo. La verdad es que depende de nosotros, de la mentalidad que tenemos, de si somos conformistas o emprendedores, de cuanto nos informemos, de cuanto exijamos y de cuanto hagamos, y también de cuanto cuidemos lo que ya se ha hecho y pensemos a futuro.
Finalmente, están los planificadores. Hay que planificar estratégicamente para no repetir los errores de Santiago y pensar cómo vamos a replicar lo bueno de la capital a lo largo de Chile para hacer cada lugar más interesante y potenciar el incremento de la calidad de vida en regiones, para hacer sus ciudades más atractivas, y fomentar la migración hacia éstas o que sus habitantes decidan quedarse. Esto traerá estabilidad al país y permitirá explotar mejor sus recursos, desde los turísticos hasta los naturales.
La descentralización de la población en crucial para tener un Chile con mejor calidad de vida, con más acceso a oportunidades para todos, con mejores ciudades, y como aún no están expandidas todas ellas, tenemos una gran oportunidad para pensar las cosas desde antes y no tener que terminar cada proyecto urbano con obras de mitigación. Debemos planificar desde ya cómo hacer ciudades pensadas para crecer.