Los pescadores del Biobío se instalarán en modernos palafitos que resistirán maremotos
Viviendas inspiradas en la tradición chilota se levantan en caletas afectadas por el tsunami del 27-F. Sobre un nivel no inundable se emplazará una casa de dos pisos.
por El Mercurio
Los pescadores que viven en las caletas que el maremoto del 27-F arrasó en la Región del Biobío reconocen que los tildaron de irresponsables por no querer vivir lejos del mar, que les arrebató sus casas y botes. “Después del terremoto, se vio la posibilidad de erradicar a la gente del borde costero, pero ninguno de los pescadores aceptó”, afirma Sara Garrido, dirigente de Coliumo.
La mujer, quien entre otras actividades se dedica a la recolección de algas, entiende el fuerte arraigo de la gente de mar. Ella misma no quiere alejarse de la costa, su fuente de trabajo.
La solución que permite conciliar esta necesidad con la seguridad de quienes se quedaron en zonas inundables por un maremoto llegó inspirada en la típica vivienda chilota: el tradicional y popular palafito.
Por ello, se construirán casas de dos pisos sobre pilares de concreto, que permitirá a los pescadores sortear los constantes cambios en el nivel del mar, producto de las mareas.
Actualmente, se levantan 156 casas de estas características en localidades del borde costero en el Biobío, y más allá de resistir mareas, están pensadas para soportar un eventual maremoto en la zona costera.
El primer piso del palafito será de hormigón y sus pilares se construirán para enfrentarse en forma perpendicular a las olas. Esto permite disminuir la fuerza que el agua ejerce sobre la estructura y aumenta la probabilidad de que la vivienda resista la fuerza del tsunami .
La parte baja del palafito, de dos metros de alto, servirá como bodega para aperos de pesca, y contempla espacio para guardar una embarcación.
Según Sergio Jara, director del Serviu en la Región del Biobío, la idea es que después de un maremoto “las familias puedan volver, limpiar y reparar, para así continuar viviendo en su casa junto al mar”.
“G rosso modo se trata de ‘levantar’ la casa a una altura suficiente, permitiendo que el agua fluya libremente por debajo” dice Jara, quien se apresura en afirmar que, a pesar de ello, los habitantes de los palafitos no están eximidos de evacuar la costa ante una emergencia. “Estas viviendas no garantizan la vida de las personas” sostiene Jara.
La solidez del material del primer piso permite cumplir también con criterios sísmicos. Como se espera que un maremoto arrastre parte del suelo donde se emplaza la vivienda, este nivel se construirá sobre fundaciones de 1,5 metros. Esto, dependiendo del tipo de suelo y la profundidad con que se calculó el arrastre de la inundación.
156
modernos palafitos se construirán en el borde costero de la Región del Biobío.
1.280
Unidades de Fomento cuesta en promedio cada vivienda.
2 m
de altura tiene el primer piso, que cuenta con pilares de hormigón.