Evasión en Transantiago: ¿Mala Educación o Descontento Social?
Por Diego Ábalos, Estudiante Arquitectura UC
En el mes de febrero pasado, se registró que casi uno de cada tres usuarios no pagó su pasaje en los buses del Transantiago. Este incremento en la evasión pudiera tener relación directa con el aumento de $20 pesos en el pasaje que se dio ese mismo mes. A este problema, se le suman los conflictos por el creciente déficit en el sistema, el subsidio que pretende el gobierno y el hecho que desde marzo las diez empresas operadoras distintas se están haciendo responsables de la creciente evasión es el sistema. Cada una por su cuenta.
El tema es simple. En los dos últimos años en los cuales el pasaje de Transantiago ha aumentado un 40%, la evasión se ha incrementado notablemente. Debido a esto, los operadores se han comprometido a invertir en diversos métodos para que los usuarios paguen sus pasajes, tales como mas zonas pagas en lo paraderos o mayor presencia de fiscalizadores. Con menos de la mitad de los infractores que pagan sus multas, ya sea porque dan domicilios falsos o por el colapso en los juzgados de policía local, el sistema esta en crisis, y los usuarios no parecen dispuestos a pagar por un servicio que a todas luces se ve deficiente, menos aun con las alzas en los pasajes. ¿Se trata entonces de un fenómeno de Mala Educación o de Descontento Social?
El descontento con el sistema de transporte público en superficie en Santiago es. No hay que buscar muchos ejemplos de esto, ya que es cosa de subirse a un bus del Transantiago y ver como el servicio dista mucho de lo prometido por Zamorano a principios del 2007. Los buses seguros, limpios, puntuales y con choferes amables y educados han sido remplazados por un sistema que a veces se parece más a las antiguas micros amarillas que a un sistema de transporte público de primer nivel. Las empresas operadoras no se hacen cargo de dar un buen servicio ni a los usuarios ni a sus propios trabajadores.
En un país donde el descontento social es grande, y donde el pasaje es caro en comparación con el sueldo mínimo, no debiera impresionar la cantidad de gente que se sube a los buses sin pagar. No obstante, el no pagar el pasaje comienza s ser una practica adquirida y copiada a medida que se populariza. Pero que pasa con el “hermano grande” del Transantiago. Su símil Colombiano llamado Transmilenio posee un índice de evasión de alrededor de un 3%, siendo que el pasaje es solo $80 pesos más barato. La diferencia no solo radica en el tipo de paraderos que posee (cerradas como una estación de Metro), sino la aprobación por parte de los usuarios y el respeto a un sistema que brinda un servicio de calidad a la ciudad de Bogotá.
En resumen, cuando un producto es de mala calidad, los consumidores lo castigan con su demanda. Sin embargo, como el transporte público no tiene alternativa, así que hay que bancárselo. ¿Cual es la forma en que los consumidores, en este caso los usuarios, expresan su descontento? Evadiendo el pago de la tarifa, a pesar de ser un mal que solo ayuda a empeorar la situacion del transporte capitalino. En este contexto la solución parece ir por una figura que tenga mayores atribuciones sobre las empresas operadoras para que la calidad de buses y choferes no disminuya, una posible subvención a personas con menos recursos y una campaña masiva de educación de la gente, donde se haga entender que una sociedad tiene derechos y deberes. En el caso del Transantiago, nuestro deber es pagar por un transporte que tiene que seguir mejorando.