Malls temáticos se abren espacio en Santiago Centro
Establecimientos de perfil más atípico, promovidos por ciudadanos peruanos y chinos o antiguos ferreteros buscan hacer frente a la arremetida de los megacentros comerciales.
Por Sebastián Sottorff, El Mercurio.
En calle Catedral, entre Puente y Bandera, el olor a comida es intenso. A un costado de la Catedral Metropolitana, dos hombres discuten sobre la superioridad del Sporting o el Alianza, dos de los equipos de fútbol más populares de Perú. Ambos beben Inca Kola en el acceso de un edificio caracol al que muchos llaman, coloquialmente, el “Mall peruano”.
Es que después de varios años, algunos de estos extranjeros lograron pasar de los puestos callejeros a tiendas establecidas y buena parte ha optado por este edificio, que se ha transformado -espontáneamente- en un epicentro de la cultura peruana.
Centros de llamados, venta de productos gastronómicos, restaurantes e incluso peluquerías forman parte de este centro comercial, un lugar invadido por los boleros, el jugo de chicha y los tamales.
Luis Bustamante llegó a Chile hace 14 años. Oriundo de Trujillo -“la ciudad de la eterna primavera”, según reza su lema-, este comerciante se hizo un espacio en la capital con su negocio “El Señor de los Milagros”.
“No fue fácil instalar esta tienda, pero después de mucho trabajo, lo logré. La mayoría de quienes vienen a comprar son mis compatriotas, pues reconocen que los productos peruanos son muy buenos”, afirma Bustamante. Vende productos peruanos para cocinar.
Algunos locales más allá está “El Tamalito”, un restaurante de comida típica creado por Vicente Alvarado, quien vive hace 12 años en la capital. “Antes vendía en plena calle y muchas veces me llevaron preso. Ahora tengo dos negocios y voy a inaugurar un tercero en un par de meses más”, afirma.
Otro colonia extranjera que se ha afianzado comercialmente en el país son los chinos. Hace algunos años inauguraron el “Mall chino”, un centro comercial repleto de productos asiáticos en San Diego con Alonso Ovalle.
Letreros en mandarín, música tradicional y la clásica comida china se mezclan con los ofertones más variados. “Tenemos de todo. Lo que usted pida, está acá”, explica Wang Li, mientras exhibe innovaciones como el “guatero eléctrico” o la “alcancía que habla”.
“Este lugar se ha transformado en un punto de encuentro para nuestra comunidad, que se ha hecho su espacio en el país”, agregó la comerciante, mientras saca una caja repleta de carteras chinas. “Estas se venden como pan caliente”, agrega en un esforzado castellano. Valen $2 mil.
En Matucana con Erasmo Escala está el “Mall de las herramientas”, un atípico centro comercial en el que se oferta desde un perno hasta una máquina industrial. Este lugar surgió hace 15 años y es “la herencia” de los antiguos ferreteros de Mapocho. Pese al carácter del lugar, muchos locatarios afirman que el fin de semana se llena de familias “paseando”, como si se tratara de un mall tradicional.
“Llevo 63 años trabajando en esto. Pese a la competencia, este lugar es perfecto para mecánicos, inventores o maestros”, afirma Eduardo Salazar, en su local especializado en chatarra y piezas metálicas descontinuadas.