Los cafés con “valor agregado” en Santiago
Un invernadero, una sala de cine y un espacio para talleres de sicología y astronomía, son los distintivos de estos tres cafés de barrio de la capital. No todo es café.
Por Loreto Gatica, La Tercera.
Por Av. Bilbao, casi al llegar a la esquina con Av. Italia, se puede ver una cafetería con huerta incipiente al interior. Se trata del café La Jardín, que mezcla ambos conceptos y espera que ahí los vecinos vayan a aprender jardinería.
La instalación fue diseñada por el artista inglés Tony Hornecker, que creó restaurantes itinerantes (The Pale Blue Door) en Berlín, Hamburgo, el Festival de Música Glastonbury (Inglaterra), Buenos Aires, Valparaíso y El Arrayán, y cuya particularidad es que no se abren por más de ocho días. “Tony tiene el mal de Diógenes y por eso nuestra idea fue llegar a un lugar abandonado, recolectar lo que había, y transformarlo en un restaurante”, cuenta Cristóbal Muhr, uno de los socios de La Jardín.
Así, a un costado de Factoría Italia, en el recinto de la ex sombrerería Girardi, mientras los clientes se toman un café pueden ver los almácigos de acelgas, lechugas y espinacas.
Hasta que no lleguen los obreros en marzo a transformar todo ese espacio en un centro cultural y de diseño, se puede disfrutar de sus especialidades: los panqueques de colores rellenos con distintas exquisiteces como plateada al horno, pastelera de choclo o con tikka masala en pesto de cilantro y menta. También de pizzas, que llevan el nombre de las personas que colaboraron en el proyecto.
Y hay otra idea detrás: “Estamos conversando con una profesora del liceo Carmela Carvajal para que pueda traer a sus alumnas y hacer sus clases de jardinería acá. Queremos que vengan los vecinos y que ofrezcan los talleres que se les ocurran”, señala Muhr.
En el segundo piso de esta casa ubicada en Hernando de Aguirre, a dos cuadras de Diego de Almagro, hay un espacio que tiene una llamativa pantalla de televisor. Por él pasan una amplia variedad de películas en blanco y negro, y para que los comensales no se pierdan si quieren sentarse a ver algo mientras comen o toman algo, a un costado hay un resumen de la película y el contexto histórico en que fue filmada. La película cambia una vez a la semana.
Rende bú es el primer café hipster de Santiago. “Es una mezcla entre el movimiento de jóvenes norteamericanos que tienen una estética y cultura propias y la palabra hip, que es como les llamaban a los blancos que adoraban el jazz en la década del 30’ en Estados Unidos”, explica Mario Alvarez -uno de los cuatro socios del café- mientras suenan los acordes del jazz de Louis Armstrong.
En el mismo lugar comenzará pronto el taller de escritura creativa de María José Viera-Gallo y ya están en conversaciones para que Erick Pohlhammer dé un taller de cine de las décadas del 30, 40 y del 50, aprovechando la colección de más de 130 películas del café.
Entre medio de los bares de Manuel Montt, antes de llegar a la calle Barros Borgoño, hay un café donde puede encontrarse repostería tradicional indígena, como la torta de piñones y avellanas preparada por el repostero mapuche Angel Joseate o el sándwich Lautaro (con pollo al merkén, palta rúcula y tomate) hecho en pan de piñones. Café del Autor es un espacio cultural, con una amplia sala que puede ser usada por los vecinos sin costo para escuchar charlas y asistir a talleres gratuitos sobre medioambiente, fauna chilena y lectura poética. Además, se hacen clases de huerta orgánica, astronomía o cursos que enseñan a reconocer las aves de la ciudad a través de la observación y del canto. La idea es abrir el espacio para que los vecinos puedan llegar no sólo a tomar café. “Hace dos semanas terminamos un ciclo de charlas sobre mascotas, era gratis los jueves. Nos fue tan bien, que queremos repetirlo y hacer uno nuevo sobre primeros auxilios para los dueños de perros y gatos”, cuenta Denisse Placencia, la dueña del café.
No todos los cursos son gratis eso sí. “El próximo, que se titula Conquistando mi Sueño, es un taller de sicología que busca entregar herramientas para elaborar un proyecto de vida”, explica la dueña.