Barrio República recupera su esplendor
Edificios neoclásicos del sector, de pasado aristocrático y presente universitario, son restaurados para recobrar su arquitectura original de principios del siglo XX.
Por Paulina Cabrera, La Tercera.
UE la primera calle asfaltada y con alumbrado eléctrico de Santiago. Por Avenida República las familias aristocráticas de principios del siglo XX paseaban en dirección al Club Hípico o la Alameda y la Iglesia de la Gratitud Nacional.
Hoy, el barrio recupera algo de ese brillo y elegancia de antaño. Dos señoriales mansiones acaban de ser recuperadas por la Universidad Diego Portales. Ubicadas en Grajales 1898 y República 112, deslumbran por sus impecables fachadas neoclásicas blancas. Ambas de tres pisos, con lucarnas y ornamentados frontis, remiten al lujo y sofisticación de otros tiempos. Emplazadas en terrenos loteados de la quinta de Enrique Meiggs en 1872, eran las residencias más elegantes de la época y en las que habitaban las familias que hicieron fortuna con la explotación minera. En ellas, las elites expresaron toda la ostentación posible.
En los años 30, sus moradores se desplazaron al sector oriente de la capital y las mansiones fueron ocupadas por embajadas y diplomáticos. Décadas después, algunas terminaron arrendadas por piezas y, la gran mayoría, como sede de centros educacionales.
La casona de Grajales, edificada en 1913, fue hasta hace un par de años sede de la Universidad Bolivariana. Hoy, alberga 28 oficinas del Decanato y Posgrado de la Facultad de Psicología de la UDP. “Nos encontramos con reparaciones mal hechas y elementos anexos que deterioraron la casa. Sabíamos que era interesante en cuanto a la nobleza de su altura y espacios, pero estaba en muy malas condiciones”, explica Renzo Alvano, quien dirigió al grupo de arquitectos encargados de la restauración de ambos inmuebles, que demoró cerca de ocho meses.
La propiedad, de 895 metros cuadrados, recuperó parte de sus materiales originales. Se restauró el 50 por ciento del parquet y el resto fue comprado en demoliciones. “Fue un verdadero trabajo de artesanía y de joyería en carpintería”, agrega el arquitecto y director de la Unidad de Servicios Externos de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la UDP.
El trabajo en la escalera que recorre los tres pisos y la cúpula que caracteriza a la casona también fueron parte del desafío. Esta última recuperó su altura y forma curva, luego que fueran sacados los arreglos que taparon las decoraciones originales.
Un proceso similar sufrió la casona de República esquina Salvador Sanfuentes, construida en 1918. La mansión de 1.966 metros cuadrados, diseñada por Alberto Cruz Montt -el mismo autor del Club de la Unión, el Palacio Ariztía y el Banco Central- también está edificada bajo la técnica de quincha, donde una estructura de madera se rellena con adobe. La superficie de sus murallas resultó agrietada con el último terremoto. “Parecía que se iba a caer, pero la estructura estaba en buenas condiciones, no así una escalera de hormigón incorporada por usuarios anteriores, que colapsó”, recuerda Renzo Alvano.
Al igual que en la casa de Grajales, se retiraron tabiquerías, cielos falsos, cerámicas y cables. Se escarbó en los muros y se encontraron tonos claros, que explican el blanco usado en las fachadas. A su vez, se mantuvieron las lámparas originales de los hall centrales y las chimeneas del primer y segundo piso.
“Con ex alumnos y la constructora Grevia buscamos las maderas más similares a los parquets. Fuimos a empresas artesanales de yeso para recrear los adornos. El equipo de trabajo trató de reconstituir, lo más fiel posible, su arquitectura original”, destaca el arquitecto y académico.
En esta mansión, de 41 ventanas, que en sus inicios estuvo dividida en dos casas con entradas independientes, actualmente funcionan las oficinas de Posgrado y de Decanato de la Escuela de Derecho. Las habitaciones más grandes fueron destinadas a salas de reuniones.
Marco Cifelli, intendente de la vecina 11ª Compañía de Bomberos -más conocida como Pompa Ita-lia-, recuerda que la mansión de Avenida República fue en algún momento sede del Arzobispado, de Cáritas Chile, de una oficina comercial y luego del Instituto Valle Central.
La recuperación de estas construcciones, ambas protegidas por el Plano Regulador de Santiago como Inmuebles de Conservación Histórica, forman parte de una política patrimonial de la UDP, cuya sede central también es una casona restaurada. “El patrimonio arquitectónico de las ciudades es un bien público que interesa a todos preservar. En las calles y edificios están las huellas de la memoria, los sueños y aspiraciones de quienes las habitaron y habitan”, remata el rector Carlos Peña.