Vecinos de Av. Pocuro se oponen a torres de siete pisos
Residentes de este barrio de Providencia piden que los edificios de departamentos tengan una altura máxima de tres pisos.
Algunos vecinos lo conocen como el “barrio de las flores”, por los nombres de sus calles: Los Alelíes, Las Pimpinelas y Amapolas. Son casi 20 manzanas, entre Pocuro, Tobalaba, Bilbao y Jorge Matte, y que juntas forman una de las zonas mejor equipadas de Providencia. En su entorno hay una ciclovía, áreas verdes, Metro, supermercados y colegios.
“Es un barrio integral y es muy atractivo para el mercado inmobiliario”, asegura Rodrigo Aravena, socio de la consultora AGS. Sin embargo, hasta ahora ahí no existen construcciones en altura, pese a que desde 2007 el plan regulador comunal permite torres de hasta siete pisos en primera línea. En las calles interiores se puede construir hasta cinco.
La mayoría de los inmuebles del sector son casas de dos pisos, algunas construidas en los años 40. “Fueron habitadas por la clase alta santiaguina, cuando la ciudad llegaba hasta Tobalaba”, precisa el arquitecto Germán Bannen. “El barrio se consolidó cuando llegó el colegio San Ignacio y el Club Providencia”, agrega Luis Eduardo Bresciani, urbanista UC.
Sin embargo, la tranquilidad del lugar ha sido interrumpida en los últimos cuatro meses. ¿La razón? Dos proyectos inmobiliarios, los primeros del barrio, que, pese a que aún no se construyen, ya inquietan a los vecinos. Uno, de 84 departamentos, será levantado por Brotec en Pocuro con José Manuel Cousiño y está en tramitación en la dirección de obras. El otro, de la inmobiliaria Delabase, estará en Pocuro con Amapolas y su anteproyecto fue aprobado. Además, varias otras casas se han vendido con el mismo fin.
Las gestiones
Los vecinos se enteraron de la llegada de estas torres en junio, cuando aparecieron carteles de una de estas empresas en el frontis de casas que se vendieron para levantar ahí departamentos. Desde entonces, se organizaron y hoy realizan gestiones para que estos proyectos no se construyan.
Ya han sostenido reuniones con el alcalde Cristián Labbé y los asesores urbanistas de la municipalidad. Lo que piden es que las alturas máximas de este sector se reduzcan de los siete pisos actuales a tres. El abogado Benito Landaeta, quien vive hace más de 20 años en el lugar, asegura que con la llegada de estos edificios “el estilo de vida de barrio se perderá. Además, las calles no dan para tener una carga de vehículos mayor”.
Paula Riveros será una de las vecinas más afectadas por los nuevos proyectos. Su casa, un chalet en la esquina de Pocuro con Jorge Matte Gormaz, y el inmueble contiguo, quedarán rodeados por la torre de siete pisos de la inmobiliaria Brotec. “Es invasivo. Al final, lo que hacen es romper la tranquilidad y la identidad del barrio. Por eso nos organizamos, para evitar que se construyan”, dice la ingeniera.
La administradora municipal, Isabel Mandiola, quien ha recibido en dos oportunidades a los representantes de los residentes, sostiene que “estos edificios de siete pisos no son un atentado al barrio. El sector que está al norte de Pocuro se ha renovado con torres de esa altura y todavía sigue siendo agradable para vivir”.
De todos modos, la autoridad asegura que están evaluando incluir la solicitud de los vecinos en la comisión municipal que está estudiando, desde hace dos años, cambios al plan regulador comunal, que fue modificado en 2007.
También pidieron a la municipalidad declarar el sector como de Conservación Histórica y congelar los permisos de edificación, pero ambas propuestas fueron rechazadas.
Hoy, más de 200 residentes organizan la junta de vecinos Pocuro Sur. Ahí, pretenden seguir la batalla contra las torres de siete pisos. “Hay sectores que están deteriorados y necesitan una renovación, pero no es el caso de éste. Estamos cansados de que nos vengan a decir cómo tenemos que vivir”, concluye Soledad Cucurella, quien reside en calle Jorge Matte Gormaz.