Metro y Renovación urbana II: claves desde el desarrollo orientado al tránsito
En la columna de la semana anterior, se hizo alusión a las posibilidades que tiene Metro de ser catalizador de desarrollo y renovación urbana en los entornos urbanos de sus estaciones. Las nuevas demandas de usuarios que traerían consigo la construcción de una nueva línea de metro, se transformarían en un factor indispensable para generar potenciales desarrollos de los entornos de estas estaciones, los que incrementarían a la vez sus rentas y plusvalías ante la llegada de este medio de transporte.
En este sentido, es interesante plantearse ante el escenario de potenciales urbanos asociados a los medios de transporte, ya que en la actualidad existe un concepto que justamente reconoce el vínculo entre desarrollo urbano y transporte público, el Transit Oriented Development (Desarrollo Orientado al Tránsito). ¿De qué manera se puede vincular los conceptos de renovación urbana y movilidad, a propósito de la construcción de nuevas líneas de metro? ¿Cómo se traducen en un nuevo escenario de desarrollo urbano?
El concepto de Transit Oriented Development (TOD) se encauza hacia la idea de la densificación de áreas residenciales, en conjunto con el desarrollo de usos públicos complementarios, trabajos, retail y servicios, los cuales deben estar concentrados en un área con usos diversos y ubicados en puntos estratégicos a lo largo del sistema de transporte regional.
En la actualidad existen varios ejemplos de conceptos que adscriben a esta propuesta, como Pedestrian Pockets, Traditional Neighborhood developments, Urban Villages y Compact Communities. Sin embargo, el TOD pone énfasis en la integración de actividades y personas al sistema de transporte metropolitano de las comunidades cercanas a estos nuevos desarrollos, a través de una mirada estratégica.
Peter Calthorpe, uno de los principales promotores de este concepto, enuncia que la red urbana se compone de corredores de tránsito y circulaciones que soportan en la misma medida a los centros urbanos y a los barrios peatonales. De esta manera, ambos sistemas son complementarios y dependientes para el funcionamiento de la red vial urbana, ya que se hace necesario tener una jerarquía de calles, diseños inteligentes para las intersecciones de estas calles y tipos de suelo programáticos que se alimenten de esta red vial.
¿De qué manera se pueden traducir estos conceptos a nuestra realidad metropolitana y cómo se traducen en un nuevo escenario de desarrollo urbano?
El desarrollo de nuevos entornos urbanos a través de la generación de actividades vinculadas a los sistemas de movilidad, se hace posible a través de la componente de la rentabilidad; las nuevas demandas de flujo, atraerían nuevos capitales de inversión a través de un desarrollo comercial, residencial y de servicios.
Dentro de este concepto es de vital importancia la consideración de la accesibilidad entre los sistemas de movimiento y las actividades que se sustentan en ellos. Las ventajas como la densidad, diversidad programática e integración de actividades se basan en el sistema de circulaciones que entrega diferentes opciones de movilidad a los usuarios.
El caso de Nueva Providencia en Santiago, es un ejemplo en Chile en que se aplican varios de los conceptos de Desarrollo Orientado al Transporte. Este plan consideraba a los espacios públicos y las actividades que se realizan a pie como un sistema independiente, respaldado de manera importante por las conexiones de metro hacia los distintos puntos de la capital, y que en menor medida se complementaba con las vías de tránsito de vehículos. La propuesta articulaba una trama de espacios públicos constituidos por tres mallas de vías diferenciadas, independientes, continuas e interconectadas, que pudieran recoger la mayor diversidad de actos posibles.
Este sistema debía considerar la estructura física de las calles, las vías de circulación de transporte público y privado, el comercio asociado y la administración de cada uno de estos aspectos en su totalidad.
En la actualidad, este ejemplo de desarrollo urbano planificado que vincula el intensivo uso de las actividades con los medios de transporte (en especial el transporte público), se ha transformado en un sistema completo digno de análisis en cuanto a los métodos de aplicación y sus resultados en el tiempo.
Ante la diversidad de factores que confluyen en la generación de desarrollos urbanos asociados al transporte, cabe preguntarse nuevamente cuál es la relación de la planificación con el desarrollo de entornos asociados al metro. Ni el diseño urbano derivado del formalismo, ni los criterios absolutos de eficiencia, lograrán por separado sentar las bases de los nuevos desarrollos que la ciudad necesita. Dentro del marco de acción de los planificadores, es necesario revisar los canales y herramientas que dan vida a estos desarrollos, considerando los distintos factores administrativos y de mercado.
Hoy las transformaciones de los medios de movilidad en la ciudad, y la integración de nuevas líneas de metro, se convierten en excusas perfectas para levantar una discusión que vincule desarrollo urbano y movilidad, enfocada en la calidad de la trama urbana a través de la dinamización del movimiento de flujos.