Torres de Tajamar se revitalizan con galerías de arte, tiendas, bares y cafés
El antiguo comercio del lugar está siendo reemplazado por locales enfocados en el segmento juvenil.
La medianoche del lunes 29 de octubre, un grupo de nueve jóvenes llegó hasta la Plaza Italia. Caminaron hacia el monumento del general Manuel Baquedano y subieron hasta donde está el prócer montado en su caballo. Luego, con un material metálico más grueso que el papel, recubrieron la parte superior de la estatua y sacaron un molde.
Hoy, esa réplica está guardada en una bodega, lista para ser exhibida. Se trata de una intervención artística llamada Comodoro, del arquitecto Iván Bravo, y los santiaguinos podrán verla desde esta semana en una de las pérgolas en la plaza central de las Torres de Tajamar, ubicadas en Providencia. Estas junto a otros comercios de la primera planta estuvieron ocupados por servicios como peluquerías y agencias de buses, y otros que, simplemente, están abandonados.
Desde el año pasado que en el espacio central funciona la Galería Tajamar, la que se levantó ahí gracias a un Fondart que se adjudicó el artista visual Nicolás Azócar. Todos los meses se exhiben obras de distinta índole, siendo la de hoy una instalación llamada A través del vidrio, un puente de madera que pareciera atravesar uno de los cristales de las pérgolas.
Lo que le agrega aún más vitalidad al espacio es que cada vez que se inaugura una de estas obras, se realiza un evento de lanzamiento, generalmente de noche, y pueden llegar a reunirse hasta 100 personas, la mayoría jóvenes vinculados al arte y la cultura.
Tocatas indie
Así como la galería, en los últimos dos años también han sido bares, cafés, librerías y hasta una disquería de vinilos los que han llegado a renovar la oferta de este importante hito urbano de Santiago.
Levantado en 1962 por la oficina de arquitectura BVCH (formada por Fernando Castillo Velasco y Carlos Bresciani, entre otros), el conjunto habitacional de las Torres Tajamar (ver recuadros) albergó también dos plazas, un anfiteatro y más de 100 lugares destinados a comercio y servicios en las primeras plantas.
Al principio, funcionaron ahí varios locales. “Estos estaban pensados sólo para los habitantes de las cuatro torres, pero eran muchos. Con la llegada de nuevos comercios a Av. Providencia a partir de los 80, quedaron abadonados u ocupados sólo con servicios menores. En ese escenario llegó el cabaret Passapoga y la zona comenzó a deteriorarse”, cuenta el urbanista Luis Eduardo Bresciani, nieto de uno de los arquitectos del conjunto.
Pero hoy, con el auge de barrios como el de Manuel Montt y Miguel Claro, la zona comienza a revitalirzarse. “Además, su ubicación es excelente, con el Metro y los parques Balmaceda y Metropolitano al lado”, sostiene Bresciani.
Frente a la plaza central abrió hace seis meses el bar The Shamrock. Su dueño es el irlandés Darren Vaughn, quien buscando un lugar para su idea, encontró uno en el primer piso de una de las torres. “Arrendar aquí es más barato que en la calle Providencia, donde los precios no bajan de los $ 500 mil”, asegura. Al bar llegan personas para disfrutar cervezas y bocadillos irlandeses.
Otro de los nuevos sitios se inauguró la semana pasada. Se trata del sushi bar Yakuza, que se instaló donde antes funcionaba un restaurante cuya especialidad eran las ostras.
En una las torres que mira al parque Balmaceda está desde hace tres años el café Converso. Su oferta incluye tortas caseras y kuchenes. Incluso ahí se hacen tocatas acústicas a veces. Y al lado, abrió este año la peluquería Patricio Arancibia, que funciona también como tienda de antigüedades.
Frente a la Av. Providencia se inauguró el año pasado el Espacio Tajamar, que es al mismo tiempo café, librería y sala de exposiciones.
El último hit de las torres es la disquería Flashback. La abrió en mayo el artista visual Diego Hernández y ahí vende vinilos de música indie y nuevos talentos chilenos. Funciona también como pequeña sala de conciertos, donde han tocado bandas y solistas como La Big Rabia y Nicolás Carcavilla.