La Bolsa de Comercio abre las puertas de su sala de accionistas
Ahora el público general podrá visitar por primera vez este histórico recinto.
En la Bolsa de Comercio de Santiago, creada en 1893, ya no se compran ni venden acciones a viva voz. Desde 1996 el tradicional pregón de antaño fue reemplazado por un sistema computacional. El ajetreo en la sala de ruedas, lugar donde se transaba, desapareció y dio paso al silencio. Paradójicamente, en la calle Nueva York el barrio se reactiva con la llegada de las exclusivas tiendas La Fête Chocolat, Loake Shoemakers y Saville Row.
Ajenos a estas señas de modernidad y renovación urbana, aún es posible ver a algunos nostálgicos inversionistas que siguen visitando el edificio para revisar sus negocios, pero ahora en una pantalla LED instalada a principios de este año.
Ellos no podían acceder al salón de accionistas, espacio contiguo a la sala de ruedas, que estuvo reservado sólo para corredores y operadores. Hoy, la Bolsa abrió ese lugar al público general con motivo de la celebración de los 120 años de su fundación, que se cumplen en 2013.
“La sala de ruedas y el salón de accionistas son lo más llamativo del edificio. El interés de la comunidad por conocer la Bolsa ha hecho que esos sectores que se creían olvidados vuelvan a resurgir y generar el atractivo que tenían en tiempos pasados”, explica Juan Carlos Ponce, gerente de operaciones de la Bolsa.
Visitas guiadas
Las ex oficinas mantienen el estilo renacentista francés que caracteriza al conjunto, obra del arquitecto Emilio Jecquier, el mismo del Museo Nacional de Bellas Artes y la Estación Mapocho.
Incluso la madera utilizada para revestir sus paredes y presente en ventanas, puertas y muebles es roble americano. “Nunca pudimos conocer esta sala hasta ahora”, dice Jaime Barrios, uno de los inversionistas que aún visita la Bolsa como en los viejos tiempos. “Sabíamos que había unas cabinas telefónicas donde los corredores podían comunicarse directamente con las oficinas o los accionistas”, agrega.
Actualmente, 4.000 estudiantes han recorrido el recinto gracias al programa Conoce la Bolsa. Además, en el Día del Patrimonio se reunieron 7.000 personas. Un gran mural del pintor Fray Pedro Subercaseaux, una alegoría de la vida laboral, es el encargado de recibir a todos los visitantes del edificio, inaugurado en 1917 y declarado Monumento Nacional en 1981. De lunes a viernes, de 9 a 17 horas, cualquier transeúnte puede ingresar y conocer sus secretos.