Las Tics y su integración a la vida del hombre…¿una oportunidad para regenerar el espacio público?
Por Constanza Riveros Araya. Estudiante en título de la escuela de Arquitectura y Diseño, UVM.
Es evidente que hoy en día el “espacio público, tradicional plaza” ya no es un gran atractivo para la sociedad contemporánea, una que creció con la revolución de las telecomunicaciones, el nacimiento de Internet y conectada a las redes sociales. Ya no hace falta un entorno físico para realizar actos básicos cotidianos como informarse, comunicarse, comprar y muchos otros, generando que el espacio público se vea despojado de su necesidad funcional y por ende pierda valor dentro de la trama urbana.
¿Cuál es la acción o postura que vamos a tomar para regenerar el espacio público frente a las tecnologías que cada vez se hacen mas indispensable y tentadoras para el hombre actual?
Las ciudades se han visto marcadas por distintas etapas y éstas definen la relación del hombre con ésta y el desarrollo de sus actos cotidianos en el espacio público. En la Grecia clásica el espacio público nace a partir de la democracia como un espacio de encuentro y toma de decisiones importantes para los ciudadanos; luego lo religioso y militar tomaron protagonismo en la ciudad, por lo tanto el espacio público se ubicaba en torno a templos, palacios, iglesias, etc.
La revolución industrial (comienzos del S. XIX) marca el inicio de la relación hombre – máquina, el surgimiento del ferrocarril, telégrafo, automóvil y muchos otros avances tecnológicos que dejan en evidencia el continuo esfuerzo humano por la conquista del espacio – tiempo; y actualmente donde todas las relaciones interpersonales han pasado de persona – persona a persona – objeto – persona, marcan la definición de la tercera etapa: La ciudad Digital.
Es un hecho que vivimos bajo un estilo de vida acelerado, donde cada vez se exige más tiempo y movilidad para cumplir los deberes como ciudadanos y la integración de los espacios virtuales a través de tecnologías de información y comunicación al diario vivir, que nos facilitan la vida de una manera que ya es impensable vivir sin ellas; le otorgan al ciudadano una mayor libertad pues permiten disfrutar de espacios heterogéneos de libre acceso y además poder formar parte de su concepción y creación, esta forma de experimentar la vida potencia el concepto “cuando lo quiero, como lo quiero y donde lo quiero”, ese individualismo que tanto caracteriza al hombre de hoy en día, pero al mismo tiempo queriendo ser consciente y participativo mediante la libertad de expresión rápida y colectiva (ej. Twitter, Facebook, blogs). Al mismo tiempo Las Tics han generado un cambio de percepción del espacio – tiempo en los individuos, ya que permiten la individualización del tiempo y generalización del espacio, es decir: autonomía y multifuncionalidad.
Internet se vuelve un reflejo del mundo real, separando la información útil de la distorsión. (Soja, 2008)
Este cambio cultural y desarrollo tecnológico forjó una evolución en la forma de pensar y comportarse de las personas. Se pasó de una sociedad colectiva a una individualista, una “sociedad Hipertexto” (Ascher, 2004), ya que estamos en un lugar y varios a la vez, podemos comunicarnos con una o mas personas a la vez sin importar la geografía o tiempo y por ende con vínculos cada vez mas numerosos, variados, directos y frágiles, con dilemas y actuaciones mas complejas y reflexivas que dan como resultado una cultura hibrida y diversificada. Esta revolución hay que verla como una oportunidad para que la ciudad industrial se transforme en una ciudad que se comunica e interactúa con sus habitantes, un “neourbanismo” que admite la complejidad y diversidad de la nueva sociedad y genera espacios urbanos libres, multifuncionales, complejos e híbridos, en los que hay que estar presentes y la calidad de los lugares despiertan todos los sentidos: multi-sensoriales e interactivos.
De igual manera incorporar el concepto “hibrido físico – digital” a través de la Arquitectura es esencial para que las obras públicas conecten el espacio de flujos con el de lugares, induzca a la vida comunitaria, donde la información se intercambie de manera personal como informática y así se le saque mayor provecho a la capacidad participativa de los ciudadanos a través de los espacios virtuales. Así como en su momento, los arquitectos precursores del movimiento moderno tomaron la esencia de los buques como ideología y reflejo del pensamiento de su época, se deben tomar las cualidades de los espacios virtuales: lo multifuncional, simultaneo, la libertad de información y comunicación (tanto colectiva como personal) y plasmarlas en el espacio urbano, para que el hombre así vuelva a sentirse identificado con el espacio público físico y habitarlo sea fundamental para poder nutrirse de esa riqueza urbana que tanto se añora a veces.
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