Shanghai vuelve a resguardar su herencia
Ciudad más futurista en China evoca su pasado, al preservar los edificios históricos y residencias.
Por Patti Waldmier, La Tercera
China tiene cinco mil años de historia, pero los visitantes de la mayoría de sus ciudades podrían jamás saberlo. Enfrentados a un edificio antiguo, la reacción predeterminada de los planificadores urbanos del continente ha sido por mucho tiempo derrumbarlo. El resultado: cientos de idénticas ciudades grises y sin rostro, donde la historia ha sido arrasada para levantar rascacielos.
Pero ahora algunas ciudades chinas parecen listas para dejar atrás su idilio de 30 años con la modernidad. Incluso Shanghai, símbolo de lo más futurista de China, que está comenzando a evocar su pasado.
Vastas áreas de aquella vieja ciudad fueron demolidas en el retoque de US$ 45 mil millones que precedió a la Exposición Universal de Shanghai 2010. Pero ahora las autoridades están decididas a hacer un uso más sensato de lo que queda, preservando no sólo los edificios destacados por su rol dentro del Partido Comunista o la historia colonial, sino también el tejido mismo de la vida de la ciudad, desde viejos muelles hasta fábricas abandonadas o barrios cayéndose a pedazos. “En un principio, la preservación estaba subordinada a la urbanización, entonces eran vistas como lo mismo; ahora la preservación es vista como la premisa del desarrollo”, dice Tan Yufeng, segundo ingeniero de la Administración Municipal de Herencia Cultural de Shanghai.
En el “parque temático” Dream Center de US$ 3.200 millones, construido por el gobierno y DreamWorks en la ribera occidental del río Huangpu de Shanghai, una vieja fábrica será convertida en centro de investigación y desarrollo para dibujos animados y producción cinematográfica. Los tanques de petróleo abandonados serán convertidos en teatros y las grúas portuarias, vías férreas y anclas fueron incorporadas al parque.
En otros lugares a lo largo del río, muelles, puertos de transbordadores y bodegas están siendo convertidos en “centros de innovación” para arquitectos, artistas y otras empresas culturales. Y detrás del Bund, corazón del Shanghai colonial, está el símbolo de la nueva actitud: el vecindario Waitanyuan, en el que Shanghai ha elegido preservar los famosos edificios históricos y residencias locales anónimas .
Echar abajo los viejos edificios tiene un largo linaje. “China es diferente de Europa en la forma en que considera los edificios antiguos. A través de la historia, cuando una nueva dinastía reemplazaba a una antigua, todo lo que había construido la dinastía anterior era destruido y reemplazado por edificios nuevos”, dice Ruan Yisan, uno de los principales expertos en preservación histórica de China y profesor de planificación urbana en la Universidad Tongji de Shanghai. Algunas ciudades chinas aún lo hacen, pero con un giro: demuelen edificios antiguos y los reconstruyen en un estilo antiguo.
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