OCDE cuestiona tarifa del transporte público chileno y propone sistema de descuentos
Entidad sugiere tarjetas con descuentos a pasajeros frecuentes para evitar que se cambien al automóvil. Ministerio de Transportes descarta aplicación de la medida.
Por Manuel Valencia y Sebastián Sottorff, El Mercurio
Los efectos de la segregación urbana que diagnosticó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su reciente análisis de la política nacional urbana -que adelantó “El Mercurio”- también impactan con claridad en los sistemas de transporte de las ciudades chilenas.
Según la entidad, “Chile ha progresado en forma importante en las últimas décadas: el transporte público está más ampliamente disponible dentro de las ciudades, y entre ellas, la calidad y extensión de la infraestructura de transporte ha mejorado. Sin embargo, hay desafíos que quedan por mejorar, como aumentar y diversificar la provisión de transporte e integrar mejor las políticas de transporte dentro de un sistema de planificación urbana integral”.
En específico, la OCDE detectó que en las ciudades chilenas hay largos tiempos de viaje, áreas con cobertura insuficiente y falta de coordinación intermodal; por ejemplo, entre buses, trenes y metros. También -puntualiza la organización- hay una necesidad de poner atención y recursos a las áreas urbanas no metropolitanas que enfrentan los mismos desafíos de extensión, congestión, contaminación y segregación social que Santiago.
Pero para la OCDE, uno de los principales problemas que hay en Chile es la falta de incentivos para captar pasajeros y mantenerlos como usuarios del transporte público.
En tal sentido, aconseja revertir esta situación mediante la aplicación de un sistema de descuentos en las tarifas para viajeros frecuentes, como pases con varios pasajes que en suma representen ahorros. “Aplicar este mecanismo podría incentivar el uso del transporte público y proveer una solución de movilidad menos costosa para los segmentos de ingresos bajos. Con el propósito de obtener un resultado social positivo, algunas medidas en Chile necesitarían adaptarse a las capacidades de poco ahorro de grupos vulnerables”, establece el análisis.
Contrastes
Como ejemplo, compara el boleto del Metro de Santiago con los de Madrid y París. Según los cálculos de la OCDE, el sistema chileno cuesta entre 0,9 y 1,1 euros, un precio menor al precio del subterráneo parisino y madrileño (entre 1,5 y 2,0 euros).
“Sin embargo, cuando un viajero compra 10 tickets en estas capitales europeas, se rebaja el costo por viaje a un valor casi igual al de Santiago en horas punta (cerca de 1,20 euros). Las comparaciones de precios deben considerar que los salarios mínimos son ampliamente más altos en Francia y España que en Chile”, indica el documento.
Frente a estas recomendaciones, el ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, disiente. A su juicio, un sistema de descuentos sólo privilegia a los usuarios con mayores ingresos.
“A la hora de focalizar los esfuerzos, hemos decidido poner el peso en los transbordos gratuitos, que se pueda viajar de un extremo de la ciudad al otro, al mismo precio que un recorrido menor. Hacer el esfuerzo de establecer descuentos por volumen no va en la dirección de aquellos que queremos favorecer mejor”, explica.
El experto en transportes de la UC Juan Carlos Muñoz concuerda con la propuesta de la OCDE: “Es un error descartarlo, porque se pueden aprovechar otros usos, como el sistema en que los empleadores entregan un subsidio a los trabajadores en los pases. Cuando los pasajeros ven la posibilidad de obtener descuentos importantes, lo usan. Esto ayuda a fidelizar pasajeros e impacta en la reducción de la evasión”.
El informe también aborda otras problemáticas del transporte: propone privilegiar el transporte público, aumentar la inversión en infraestructura vial, controlar la congestión a través de sistemas de tarificación vial, fomentar el uso de la bicicleta y establecer incentivos para la compra de vehículos sustentables, como los híbridos o eléctricos.
Campaña resalta ventajas económicas del Transantiago
“Reencantar a los capitalinos” y “borrar la imagen negativa” del transporte público son hoy dos desafíos que afirma tener el titular de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz. Sobre todo cuando solo un 50% de los santiaguinos se moviliza en micro, según cifras del mismo ministerio.
“La historia antigua de Transantiago tiene una carga negativa que es difícil de superar, pero tenemos un desafío y queremos que la gente sepa que el transporte público de la capital ya no es el mismo”, explica el secretario de Estado.
Para esto, la Agencia Chilena de Eficiencia Energética (AChEE) pretende, a través de una campaña, resaltar los beneficios económicos que tiene utilizar el Transantiago en lugar del automóvil.
La iniciativa sostiene que el costo total de andar todos los días del año en auto, versus subirse al transporte público, es el doble. De ahí que los avisos que desde hoy circulan en los mismos buses inviten a los usuarios a subirse a una micro, pues se podría ahorrar el monto equivalente al uso de la tarjeta Bip durante un año, que en promedio, ronda los $300 mil.
Otro dato utilizado en la campaña es que un solo bus de Transantiago reemplaza a noventa autos en circulación, reportando una baja considerable en la congestión de la capital.
“Esta campaña en particular busca, además, generar un cambio cultural en la ciudadanía promoviendo el uso eficiente de la energía”, explicó William Phillips, director ejecutivo de la AChEE.