Recorridos rescatan el lado insólito, bohemio y paranormal de la capital
Por Sebastián Sottorff, El Mercurio.
Tours patrimoniales que se realizan en Santiago:
Teatros extintos, apariciones fantasmales o crímenes. Ahora, los turistas y capitalinos pueden recorrer a pie los acontecimientos y sitios más desconocidos de la ciudad.
Todos los días, la rutina de miles de santiaguinos se desenvuelve en sitios que ampararon hechos impensados. ¿Sabrán algunos que el edificio en el que trabajan fue un reputado y concurrido cine en los años setenta? ¿O que tal tienda ocupa el mismo sitio donde hace más de medio siglo se registró un sangriento hecho criminal? ¿O que la Plaza de Armas es para algunos el escenario de la primera aparición fantasmal documentada?
Son innumerables los episodios que no se han desarrollado frente a nuestros ojos, pero ahora hay una serie de recorridos turísticos encargados de resaltar el lado desconocido, paranormal e insólito de la capital.
Uno de estos tours está a cargo de la empresa Santiago Freak, una atípica agencia de turismo que se encarga de mostrar el lado B de la ciudad a los turistas, pero por sobre todo a los propios santiaguinos.
“Increíblemente, más que extranjeros, llegan más turistas nacionales. La gente ahora busca alternativas fuera de lo común y estos recorridos se perfilan como una actividad entretenida para conocer detalles ignorados de la ciudad. Así, muchos grupos de amigos o familias se coordinan después del trabajo y hacen un tour, porque además es un excelente panorama”, explica Víctor Román, encargado de operaciones de la agencia, que realiza recorridos temáticos que resaltan lugares tradicionales, hechos paranormales o también episodios insólitos de nuestra historia.
El lado B
Uno de los sitios incluidos es una fuente inagotable de mitos e historias en la capital: la Plaza de Armas, lugar donde, según Román, se registró la primera aparición fantasmagórica documentada en Santiago.
Fue un 11 de septiembre de 1541, cuando con el asedio que los indígenas protagonizaron contra los conquistadores, apareció la imagen de un difuso personaje. Mientras que para los españoles se trataba del apóstol Santiago, los aborígenes interpretaron la aparición como un demonio y desistieron de su embestida.
A este acontecimiento se suman las historias ligadas a Catalina de los Ríos y Lisperguer, la Quintrala, y la imagen del Cristo de Mayo que habría sido lanzada a la calle y que hoy se conserva en la iglesia de San Agustín. Este episodio se complementa en el recorrido con la presunta maldición surgida tras el incendio de la iglesia de la Compañía de Jesús en 1863, y supuestos túneles y cavernas secretas del cerro Santa Lucía.
“La ciudad guarda muchas historias y nadie se imagina que ocurrieron en lugares donde hoy todo el mundo pasa”, agrega Román, quien detalla cómo parte del camino del Inca se transformó finalmente en la avenida Independencia y cómo varios sitios célebres en su época terminaron siendo tiendas, oficinas o departamentos.
“Muy pocos lugares de la bohemia santiaguina del siglo pasado existen. Era una diversión totalmente distinta, con lugares emblemáticos que hoy ya no están, como el Humoresque, el Picaresque o las boîte “, explica Román. Por ejemplo, el teatro donde actuaba la compañía revistas Bim Bam Bum hoy es un banco.
Por la misma calle se ubica el ex teatro Royal, uno de los primeros escenarios de Carlos Gardel en Chile y que hoy alberga a un restaurante.
En este momento del recorrido, los visitantes pueden escuchar “La yegüecita” en un iPad, una tonada popularizada por el zorzal criollo que interpretó en su paso por el país.
En Agustinas con Ahumada se ubicaba el célebre Hotel Crillón, escenario de uno de los más bullados crímenes pasionales de los años cincuenta, a manos de la escritora María Carolina Geel. El destino del lugar hoy escapa del glamour de esos años y en la actualidad el hotel es una multitienda.
Destino similar es el que corrió el ex cine Lido en Huérfanos, que fue demolido hace un par de años para construir un complejo de oficinas. En su época de esplendor, las películas proyectadas en el telón de este complejo se alternaban con espectáculos y revistas.
“Como chilenos conocemos muy poco de dónde vivimos”, agrega Román y detalla que todos los recorridos se realizan a pie, en grupo y con elementos interactivos para mejorar la experiencia. Además de un iPad, con fotos y canciones ligadas a un sector, puede haber caracterizaciones históricas, intervenciones actorales o músicos en vivo.
“Hacemos todo lo posible para que las personas vuelvan a sentir y ver el Santiago de antes y que ya no está”, sentencia.