La reconstrucción a un mes del incendio en Rodelillo
Por María Elizabeth Pérez, La Tercera.
Las primeras seis viviendas serán entregadas en los próximos días.
“Lo que más extraño es mi cama, pero estamos como de campamento”, dice riendo Eugenia Cerda (57), quien hace 40 años vive en el pasaje 17 de Rodelillo. La mujer relata que ha sido un mes difícil, tras el incendio que el pasado 14 de febrero la dejó sin hogar. “Hay incomodidades, pero no nos podemos quejar, hemos recibido harta ayuda. El 94 también nos quemamos y lo perdimos todo, pero nos volvimos a armar y así lo haremos ahora”, dicen.
Eugenia y su marido pasan cada noche acampando junto a los restos de su hogar, una cocinilla, un mini refrigerador -vital para las dosis de insulina de la mujer-, una mesa, un televisor y la foto de sus 25 años de matrimonio, rescatada del incendio. “Haremos autoconstrucción. Tenemos listo el maestro, sólo esperamos el subsidio del gobierno ($ 7,5 millones en materiales y $ 2 millones para mano de obra) y que venga el arquitecto del Serviu, que nos asesorará. Queremos tener en pie antes del invierno”, dice Eugenia.
A un mes del incendio en Valparaíso, que arrasó con los hogares de 284 familias, lo primero que asoma al llegar a Rodelillo, además de los restos de construcciones quemadas en la quebrada, son dos carteles del Minvu, donde se lee: “Zona de Riesgo de Incendio: Prohibido tomas y ocupaciones”.
En el albergue del gimnasio polideportivo, la última familia está lista para partir a la casa en arriendo que usarán con el subsidio de 100 mil pesos que entrega el gobierno. “Somos ocho, el arriendo nos cuesta $ 150 mil, pero ahí nos acomodaremos”, dice uno de ellos.
Catherine Díaz, junto a su madre y su hija, ya eligió la suya. “En dos semanas empezarían a construir”, dice, y aprovecha de agradecer el apoyo de los vecinos.
Una de las personas a quienes se refiere es el almacenero del barrio, Nelson Espinoza (65). El comerciante, junto a su mujer y su hija, por 17 días preparó dos fondos diarios de fideos, lentejas y porotos, que repartía entre los damnificados. “A mí, gracias a Dios, no me pasó nada. Pero vi a mis vecinos, su impotencia, su pena, y me conmovió hasta el fondo del corazón”, señala.
Nuevos hogares
En el albergue aún pueden verse los tres modelos de casas de 380 a 400 UF que dispuso el Serviu para construcción en sitio propio. Las casas van de 47 a 49 m2, son de materiales antiinflamables y toman 15 a 30 días en ser levantadas. La directora regional del Serviu, María Francisca Cruz, destacó que “a un mes de ocurrida la tragedia, ya se están construyendo las primeras viviendas definitivas, se instalaron todas las viviendas de emergencia (16) solicitadas por los damnificados y también se están pagando los cheques de arriendo”. A estas medidas, el Minvu sumó la nueva zonificación de las áreas de riesgo que se fijó para el Plan Regulador Comunal, que dispone la construcción en sectores que no revisten peligro de siniestros u otros accidentes, como quebradas.