Miradas sobre Tokyo: Estrategias para el redesarrollo urbano
Por Dr. Arq. Guillermo Tella, Doctor en Urbanismo y Martín M. Muñoz, Tesista de Urbanismo
Por su condición de capital, Tokyo es el centro de la política, la economía, la educación y la cultura de Japón. Es sede del gobierno nacional y de la residencial imperial. Actualmente el área de Tokyo-Yokohama conforma la aglomeración urbana más grande del planeta, con una población de 35 millones de habitantes. El gobierno metropolitano se constituyó jurídicamente en 1943 y administra 23 distritos especiales, más 39 municipalidades en la parte oeste de la prefectura y 2 en la serie de islas exteriores.
Dado que Tokyo se ubica en la frontera de las placas tectónicas Euroasiáticas y del Pacífico, la ciudad está sometida a recurrentes movimientos telúricos. Estas circunstancias alentaron a que, más que densificarse en altura, tienda a crecer por extensión y en forma radial. No obstante, los avances tecnológicos y la escasez de suelo urbanizable han impulsado la construcción de rascacielos, que son los que hoy dominan la escena, con una moderna arquitectura de torres residenciales de 40 y 50 pisos.
Hoy existen en la ciudad más de 3 mil edificios en altura, de los cuales el 60% corresponde a torres de gran altura y un 10% a rascacielos. El más alto es el Midtown Tower, con 54 pisos, y le sigue el propio edificio sede del gobierno metropolitano, conformado por dos torres gemelas de 48 pisos, localizado en el distrito de los rascacielos de Shinjuku. Y acaba de inaugurarse la Tokyo Sky Tree, con una estructura de 634 metros que oficia de radiodifusión y alberga a un restaurante y a un mirador.
Los programas de renovación urbana
En Tokyo existen programas de renovación que impulsan procesos de densificación a baja escala, enmarcados en el rediseño de viviendas de madera en los extensos barrios de la primera periferia. Se trata de 24 mil hectáreas con altos niveles de hacinamiento, calles muy estrechas, una red carretera débil y espacios públicos insuficientes.
El gobierno metropolitano desarrolló para ello dos tipos de aproximación a las áreas residenciales de viviendas en madera: una de gran escala, con un enfoque de “arriba hacia abajo”, surgido en los años 60; y otra de pequeña escala, con un enfoque de basado en estrategias de los 80 sobre la base comunitaria, con mejoras aplicadas de forma incremental de “abajo hacia arriba”. Este proceso es referido como uno de los ejemplos de la práctica de machizukuri, de “desarrollo comunitario”, con una fuerte acción política y social.
En tal sentido, se ha puesto en marcha un plan de renovación a 50 años, que implica el rediseño y la modernización urbana, consolidando a Tokyo como:
● La metrópolis más grande, con sostén para 35 millones de habitantes.
● La ciudad mundial líder, con una vitalidad económica de nivel nacional.
● Una ciudad viva, a la cabeza de una nueva civilización en el continente.
● Una ciudad culturalmente atractiva, que atesora una milenaria historia.
● Una ciudad amiga de su ambiente, donde coexisten montañas y océano.
● Una ciudad consciente de desastres, que se sobrepone a eventos telúricos.
Esta política ha conllevado a una modernización radical del espacio urbano, con lo que áreas enteras de barrios tradicionales de viviendas construidas en madera (en parte para renovar un parque edilicio antiguo sujeto a derrumbes e incendios, tal como ya sucediera en terremotos pasados) son remplazadas por edificios de departamentos y otros proyectos de construcción de gran escala, enfatizando su carácter de ciudad global.
Este programa de mejoramiento urbano, que cuenta con apoyo fiscal por parte de los gobiernos locales y nacional, está conformado por una asociación comunitaria integrada con población local destinada a elaborar un plan machizukuri (de mejoramiento comunitario). Con este plan, el gobierno local controla los desarrollos en el área a través de procedimientos de revisión de los emprendimientos y brinda apoyo a la reconstrucción de viviendas sociales y al mejoramiento de espacios públicos. Los objetivos de este plan entonces son los siguientes:
● Mejorar la durabilidad de las viviendas ante los terremotos y promover la reconstrucción de las antiguas viviendas para evitar incendios.
● Proveer viviendas de alquiler asequible mediante la reconstrucción de los departamentos de madera obsoletos que se encuentran en alquiler.
● Proveer calles más anchas y bien conectadas que reduzcan la vulnerabilidad a los incendios y que coadyuven a las evacuaciones posteriores.
La adaptación a entornos sostenibles
Cuando a mediados de la década de 1920 la expansión de la ciudad sobrepasó los límites de la ciudad originaria de Edo, los intereses de las industrias pesadas -que se habían instalado en las áreas periféricas- comenzaron a colisionar con las áreas residenciales. Como consecuencia de esta situación, el gobierno local adopto medidas para introducir un sistema de control y prevención de los desarrollos suburbanos no planificados y descontrolados.
De este modo se estableció un sistema de zonificación por usos para atender a los problemas de contaminación y a las molestias originadas por las industrias. Ya en 1919 se había sancionado la Ley de Planeamiento Urbano, cuyos elementos principales eran: a) un sistema simple de zonificación similar al implementado en la ciudad de New York (residencial, industrial, comercial) y b) un sistema de línea de edificación, similar al que ostenta el plan de desarrollo distrital alemán.
La denominada Ordenanza de Mejoramiento del Distrito “Ciudad de Tokyo” constituye la primera iniciativa de planeamiento que busca proveer equipamiento público a la ciudad. En consecuencia, se disparó un proceso de desarrollo suburbano de baja densidad sobre la red de pequeñas calles de tierra existente en las zonas rurales. Entre 1920 y 1950 se construyeron en los suburbios numerosas viviendas unifamiliares, vinculadas por la red suburbana de ferrocarriles con que contaba la región.
Otro intento de controlar la expansión urbana desde la normativa se produjo con la creación de un cinturón verde. En 1930 se sancionó el Plan Regional del Cinturón Verde para la Capital Nacional, por medio de la que los gobiernos locales adquirirían tierras para constituirlo. Sin embargo, en la posguerra fueron vendidas a granjeros locales para incentivar la producción agropecuaria en tiempos de la reconstrucción.
La situación de destrucción física y demográfica del Japón de posguerra llevó a rediseñar las políticas de planificación urbana con los objetivos de incrementar las facultades decisorias de los gobiernos locales. En ese marco se financiaron grandes obras de infraestructura, tal como el Plan de Nuevas Ciudades Industriales de 1955. Estas políticas rápidamente se tradujeron en un crecimiento económico sustancial pero, al mismo tiempo, generaron problemas en la calidad de vida y en el ambiente urbano.
En las últimas décadas se han impulsado políticas de descentralización, mediante incentivos de inversión para el sector privado. Estas decisiones han promovido nuevos desarrollos inmobiliarios y, también, la migración de los grupos etarios mayores de los suburbios hacia el centro de la ciudad, circunstancia que avizora una fuerte contracción demográfica y económica para los próximos años, de la mano del envejecimiento poblacional del área.
Los incentivos a la ocupación del suelo
Como incentivo a la ocupación del suelo, el instrumento destacado ha sido la disposición de premios sobre el factor planta-área (floor-area ratio, FAR), siendo una condición básica la cesión de superficie como espacio público abierto bajo la figura de plazas o retiro de fachadas de la línea municipal. Se considera que la finalidad de tal política es contribuir a la mitigación de la sobrecarga ambiental del entorno. Y esto se logra mediante el incremento de la densidad edilicia, al tiempo que se libera ese espacio abierto al uso público.
El área de planeamiento del gobierno local sigue conservando el manejo de un plano límite de altura máxima para controlar que no se desvirtúe el paisaje urbano ni la escala de calle. También existen incentivos para vitalizar el área central de la ciudad mediante la concesión de premios sobre el FAR para aquellos desarrollos de usos mixtos que provean de viviendas a los distritos céntricos de la ciudad y que no se encuentren dentro de los distritos de planeamiento designados para proyectos de renacimiento urbano (distrito central, subcentros, nuevos nodos de centralidad) ni tampoco dentro de las zonas de viviendas de baja densidad (barrios tradicionales).
Por otro lado, el gobierno local flexibiliza las regulaciones sobre el volumen edificable, las envolventes de las edificaciones y la altura de las mismas, con el fin de lograr desarrollos de gran escala con uso intensivo de espacios abiertos. Así se busca alcanzar un uso del suelo efectivo y racional a través del englobamiento de los predios, y también la mejora del entorno urbano, asegurando los espacios abiertos al uso público.
Desde esta perspectiva, se busca priorizar hacia 2016 la consolidación de aquellos sitios designados para el manejo de desastres, tal como los caminos, los ríos y los parques. Para ello, el plan gubernamental propone crear un anillo de 30 kilómetros de diámetro de espacios verdes que conecte el río Arakawa con el río Shakujiigawa, la ruta Chofu-Hoya y el río Tamagawa.
Finalmente, la ciudad de Tokyo presenta un escenario urbano heterogéneo que combina una fuerte tradición local con edificios e infraestructura moderna, organizados sobre una trama orgánica resultante de ese proceso de combinación. Fundada en el siglo XVII bajo el nombre de Edo como sede del Shogunato, se caracteriza por un proceso cultural de restructuración y crecimiento. Así, la arquitectura de Tokyo ha sido moldeada por su historia.
La metrópolis quedó en ruinas dos veces en su historia reciente: primero, con el gran terremoto de Kanto en 1923 y, más tarde, con los extensos bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Esta enorme capacidad para reconstruirse a sí misma condujo a la ciudad de Tokyo a instalar un proceso conducido de renovación urbana del tejido edilicio, incentivando la densificación y la cesión de espacio público de libre acceso y fortaleciendo una estructura urbana polinuclear mediante la densificación de las áreas central y subcentrales en torno a las estaciones ferroviarias. Desde el planeamiento, entonces, se impulsaron proyectos de redesarrollo urbano en distritos de uso intensivo del suelo, cualificando el territorio con espacio público de calidad.
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